Viernes, Noviembre 25, 2011 | Por Luis Cino Álvarez
LA HABANA, Cuba, noviembre (www.cubanet.org) – Las medidas tomadas por
Raúl Castro, incluso las que no llegan a concretarse y se mantienen en
el limbo de los rumores, crean más revuelo entre los cubanólogos y la
prensa extranjera que entre los cubanos, siempre recelosos y en espera
de la próxima trampa de papá-Estado.
En cuanto el cubanólogo Phil Peters supo del Decreto Ley 288 que
autoriza la compra-venta de viviendas, olvidando que en Cuba
prácticamente no hay mercado ni capital, casi proclama el advenimiento
del mercadeo inmobiliario en Cuba. Poco le faltó para advertir de los
eventuales riesgos del estallido de la burbuja financiera-inmobiliaria
para el jueves de la semana entrante.
Sólo la prisa del wishful thinking puede llevar al empeño de los
cubanólogos en llamar reformas económicas a los cambios que hace el
régimen para que nada cambie. En definitiva, los más altos personeros no
se cansan de repetir el disparate de la planificación socialista y de
advertir, cual modistillas, que no se trata para nada de reformas, sino
que es una "actualización del modelo".
Con tantas personas que se quejan amargamente de su día a día, y que
no ocultan su falta de esperanza respecto al futuro, quisiera que
alguien me explicara cómo se las arregló Freedom House para conseguir
que el 41 % de sus encuestados dijera que Cuba progresa y que se siente
optimista acerca de las medidas económicas del gobierno de Raúl Castro.
¿Acaso habrán creído los consultados que la encuesta fue encargada por
el Ministerio del Interior?
Parece que últimamente se multiplican los foráneos despistados que luego
de viajar a La Habana o leer Cuba Debate y las demás páginas
oficialistas, están dispuestos a hacer el papel de tontos útiles y
repetir entusiastamente todo lo que les cuentan o se imaginan.
Cuando ciertos académicos y periodistas extranjeros hablan sobre los
cambios de la era raulista, con tantos cuentapropistas prósperos e
intelectuales contestatarios que mencionan, parece que hablan de un
país y un tiempo que no es precisamente el que uno vive.
En un artículo de Foreign Policy del pasado 21 de octubre, Joy Gordon
pretendía convencer al mundo de que en Cuba existe una cultura de
disentir que funciona activa y cotidianamente.
Para los que no aprecian esos matices, Gordon, con aires de quien se las
sabe todas, explica que "Cuba es un país complejo y sus luchas y
tensiones no encajan en categorías en blanco y negro". Correcto. Pero
lo que no dice Gordon es que la sociedad cubana es cada vez más
compleja, no gracias sino a pesar de sus ancianos y testarudos
dirigentes históricos, que si por ellos fuera, nos uniformaban a todos
de verde olivo y nos ponían a marchar, a abrir trincheras y cortar marabú.
Las crecientes complejidades de la sociedad cubana actual –incluidos sus
temores, simulaciones y dobles suelas- se les escapan a los creadores de
los clichés anticastristas de hace medio siglo, que ya no funcionan,
tanto como a los que se empeñan en justificar a ultranza al castrismo
con apologías que más bien parecen astracanadas. O a los ingenuos y
apresurados, que como Jay Gordon o Phil Peters, pretenden ver aperturas
y cambios de envergadura donde sólo hay charlatanería, trucos de circo,
feria y colorete.
http://www.cubanet.org/articulos/el-revuelo-de-los-ingenuos-y-los-apresurados/
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