Viernes, Noviembre 25, 2011 | Por Oscar Espinosa Chepe
LA HABANA, Cuba, noviembre (www.cubanet.org) – El gobierno cubano
anunció la disolución del Ministerio del Azúcar y en sustitución creó
"una organización superior de dirección empresarial (OSDE)", denominada
simplemente Grupo Azucarero. La eliminación del MINAZ se esperaba hacía
tiempo. No tenía sentido mantener una inmensa estructura burocrática
para atender una actividad económica que hace tiempo perdió la
importancia disfrutada durante siglos en la sociedad cubana.
Aunque no se conocen los resultados de las zafras 2009-2010 ni
2010-2011, los estimados realizados por varias fuentes con experiencia
en la materia reflejan que sólo fueron superiores al millón de toneladas
de azúcar, o sea, magnitudes no muy alejadas de los niveles productivos
logrados a finales del siglo XIX, antes de que comenzara la Guerra de
Independencia en 1895. Cuba, que fue la gran exportadora del mundo en
muchos momentos, con una industria azucarera que constituía la columna
vertebral de su economía, ha tenido que importar azúcar en los últimos
años de Brasil y Colombia, fundamentalmente, para poder abastecer su
racionado mercado interno.
La industria está prácticamente destruida, con una capacidad de molida
de algo más de un tercio de la existente en 1990, cuando existían 156
ingenios y la superficie cosechada se redujo de 1,4 millón de hectáreas
en la Zafra 1989-1990 a 431,4 miles de hectáreas en las correspondiente
a 2009-2010. En cuanto a los rendimientos por área, la caída ha sido
sustancial, llegándose a 26,7 toneladas por hectáreas en la campaña
2009-2010, con cierta recuperación en la última realizada que la sitúan
en 32,5 ton/ha según datos preliminares. Ambas cifras son muy distantes
de los niveles mundiales de 71 ton/ha obtenidos en 2007-2009, según la
FAO. Una situación igualmente desastrosa tiene el rendimiento
industrial, que desde hace muchos años no supera las 11 toneladas de
azúcar obtenida por 100 toneladas de caña procesada; muy distante de los
niveles logrados antes de 1959, cuando en algunos de los diez años
anteriores superó las 13 toneladas.
Según las informaciones, el Grupo Azucarero estará constituido por 22
empresas. De ellas 13 azucareras, distribuidas en todas las provincias
del país, con excepción de Pinar del Río y La Habana, las cuales
administrarán los 56 centrales que se mantendrán activos. Las restantes
9 empresas tendrán como objetivo labores de apoyo y servicios.
Adicionalmente existirán 3 unidades presupuestadas, de las cuales dos
dedicadas a la investigación: el Instituto Nacional de la Caña de Azúcar
(INICA) y el Instituto Cubano de los Derivados de la Caña de Azúcar
(ICIDCA), a lo que se agrega el Centro Nacional de Capacitación
Azucarera (CENECA). De acuerdo con el Decreto-Ley No 287, que dispone
la extinción del MINAZ, se traspasa esencialmente al Ministerio de la
Agricultura (MINAG) lo concerniente al control, protección y desarrollo
del fondo de tierra destinado fundamentalmente a la producción cañera,
así como la aplicación de lo normado en cuanto a sanidad vegetal en el
cultivo de la caña de azúcar.
Asimismo, el Ministerio de Economía y Planificación (MEP) quedó
responsabilizado con las asignaciones de los recursos para las
producciones de caña, azúcares y derivados. El Ministerio de Comercio
Exterior e Inversión Extranjera mantiene la política y estrategia de
comercialización de los productos de la industria azucarera en mercados
externos, así como el control de las inversiones de capital extranjero.
El ferrocarril cañero se integra al sistema empresarial del Ministerio
de Transporte (MITRANS), y la producción de materiales y brigadas
constructoras que antes laboraban en el MINAZ se transfirieron a los
gobiernos locales y al Ministerio de la Construcción. Otras funciones
que ejecutaba el MINAZ, no relacionadas directamente con la producción
agro-azucarera, se trasladaron a los organismos correspondientes.
Con esas decisiones, el Grupo Azucarero nace con muchas restricciones y
sin poder asegurar directamente los recursos necesarios para realizar su
gestión. Incluso, como es el caso del ferrocarril cañero, al
trasladarse al MITRANS pierde un medio tradicionalmente manejado por la
industria, sin requerir coordinaciones con otros organismos o entidades.
Así continuará la falta de control directo sobre los insumos y la
intervención de organizaciones intermediarias en las negociaciones para
las inversiones urgentemente requeridas para reconstruir la actividad
azucarera.
Aunque la decisión de disolver el Ministerio del Azúcar y acercar los
niveles de decisión a la base es correcta, obteniéndose ahorros por la
reducción en un 45,0% de trabajadores innecesarios -fundamentalmente
administrativos-, resulta preocupante la cantidad de organismos de los
cuales el Grupo Azucarera dependerá.
Para rehabilitarse, la industria necesita autonomía y la toma de
decisiones ágiles. No se puede perder más tiempo en reconstruir la
industria azucarera cubana, en momentos cuando el precio del azúcar se
mantiene a niveles altos. Cada día perdido en restaurar la absurdamente
destruida industria azucarera representa inmensas pérdidas de ingresos
para el país. El asunto no sólo es reestructurar, sino reconstruir con
celeridad la agroindustria, permitir la toma de decisiones efectivas
con agilidad y motivar nuevamente a los agricultores y trabajadores
azucareros a producir en condiciones rentables.
http://www.cubanet.org/articulos/nuevo-redimensionamiento-de-la-agroindustria-azucarera-cubana/
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