Miércoles, Noviembre 30, 2011 | Por Osmar Laffita Rojas
LA HABANA, Cuba, noviembre (www.cubanet.org) – Desde marzo, proliferan
en portales y parques de ciudades y pueblos de Cuba tarimas, kioscos y
mesas en que los vendedores con licencia para trabajar por cuenta propia
venden ropa, zapatos y artículos de ferretería y el hogar. La ropa que
venden resulta atractiva, sobre todo para los jóvenes, por ser prendas
que están de moda.
A diferencia de muchas otras iniciativas privadas, este mercado paralelo
no es abastecido con mercancías robadas de los almacenes de las Tiendas
de Recuperación de Divisas (TRD). Los productos que venden estos
vendedores proceden principalmente de Ecuador, Panamá y Miami y el
surgimiento de este mercado paralelo ha sido posible por las facilidades
aduanales que permiten la entrada de esos artículos en Cuba. Los que
reciben esta mercadería, apoyándose en una eficiente red de
distribución, se la hacen llegar a los dueños de tarimas y kioscos.
La mayoría de la población, compra los alimentos, productos de aseo y
equipos electrodomésticos en las tiendas del gobierno, pero acude a los
cuentapropistas para comprar textiles, calzado, efectos de ferretería y
enseres del hogar. Esto se debe a que la calidad de lo que venden los
cuentapropistas es superior a la de lo que vende el Estado, y los
precios más bajos.
Como resultado de la competencia privada, en el último trimestre, las
ventas de estos artículos en el grupo estatal CIMEX, que controla las
tiendas que venden en divisa, han caído un 37%. De continuar esa
tendencia, el plan anual de venta de la empresa no se cumplirá. Por eso,
se disparó la alarma.
Pero la solución del gobierno no fue rebajar los precios para enfrentar
la competencia de los vendedores privados, ni diseñar una novedosa
estrategia de mercadeo para atraer clientes, ni ofrecer productos
mejores y más modernos, como es normal cuando una empresa tiene sus
almacenes llenos de productos obsoletos, feos, o pasados de moda, que no
tienen salida. La solución que halló el estado fue parecida a la del
hombre del chiste, que descubrió a su esposa siéndole infiel con otro en
el sofá de la sala: botar el sofá.
El gobierno –tan poco acostumbrado a la competencia- decidió sacar sus
rojas uñas socialistas nuevamente. Para que las TRD cumplan su plan de
venta del año sin contratiempos, las autoridades les han comunicado a
los vendedores por cuenta propia que a partir de mañana, primero de
diciembre, se les prohíbe vender ropa, lencería, zapatos, efectos de
ferretería y útiles del hogar, procedentes del exterior. Sólo podrán
vender artículos de estos tipos si son de producción nacional o
artesanal. Como si alguien los fuera a comprar.
Desde hace tiempo, estos artículos importados, introducidos en el país
como equipaje personal por viajeros procedentes principalmente de
Ecuador, Miami o Panamá, se comercializaban ilegalmente en el
floreciente mercado negro; pero muchos de estos vendedores, al ver la
nueva flexibilización del trabajo por cuenta propia, se arriesgaron a
solicitar sus licencias para legalizar su actividad y trabajar
tranquilos, dentro de la ley. Ilusos.
Los recién legalizados comerciantes privados dedicados a este negocio
decidieron congelar su eficiente red de trasiego ilegal de mercancías;
pero con esta nueva medida que comenzará a regir a partir de mañana, no
les quedará otra salida que regresar a la ilegalidad, de la que muchos
lamentan haber salido.
Estos pequeños comerciantes se niegan a que el estado monopolista los
lleve a la bancarrota; no van a renunciar a su modo de ganarse la vida y
han decidido, luego de un corto receso, reactivar el lucrativo mercado
negro, donde ni siquiera tienen que pagar las leoninas licencias e
impuestos que el gobierno, a cambio de nada, les cobra por simplemente
dejarlos trabajar. A pesar del riesgo que implica el retorno a la
ilegalidad, la mayoría de estos vendedores piensa que vale la pena
arriesgarse a pagar una elevada multa o pasar una temporada en la
cárcel. El gobierno nuevamente los ha dejado sin opciones.
http://www.cubanet.org/articulos/la-antigua-logica-de-botar-el-sofa/
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