por Sandro Mairata, Univision.com | Fecha: 11/28/2011
La corrupción y la incertidumbre abundan ante nueva ley para vender
viviendas.
Si Osmín se casara, las opciones de vivienda para este habanero de 30
años y su eventual esposa serían solo dos: 1) mudarse ambos a la casa de
sus padres o 2) mudarse ambos a la casa de sus nuevos suegros. Cualquier
cubano residente en la isla puede confirmarlo. Buscar una vivienda es
una de las pesadillas de diario con las que se aprende a vivir pero a
las que uno no se resigna.
"Lo único que queda es ver cuál de las casas puede acomodar a las nuevas
parejas", explica Osmín, cuyo nombre real ha sido cambiado para proteger
su identidad. A toda nueva pareja cubana no solo le espera arrimarse en
los ya sobrepoblados espacios paternos, sino que entre todos verán de
habilitar una entrada independiente para la nueva familia, o acaso
construir una pared dentro de la casa "para dar al menos una sensación
de privacidad".
¿Apertura del régimen?
El pasado 10 de noviembre, el gobierno cubano legalizó la compra y venta
de viviendas prometiendo –entre varias otras cosas– "eliminar las causas
y condiciones que propician ilegalidades en torno a los trámites de la
vivienda", según dijo la presidenta del Instituto Nacional de la
Vivienda (INV), Oris Silvia Fernández Hernández.
Desde el anuncio de las reformas inmobiliarias se produjo el repunte de
un mercado que hasta el momento había existido en las sombras. Según El
Nuevo Herald, en sitios web como Cubanísima se ofrecen "unas 500
propiedades sólo en la zona de La Habana, con precios que van desde
$14,000 a $280,000". La expectativa creada mereció el comentario de la
famosa bloggera y crítica del régimen castrista Yoani Sánchez, quien
puntualizó el daño estructural que esta nueva apertura significa para el
socialismo cubano.
"El establecimiento de marcadas diferencias económicas podría hacer
colapsar uno de los más perdurables bastiones de la simbología
revolucionaria –la imagen de cubanos de clase obrera viviendo en las
residencias palaciegas de la élite desterrada", escribió Sánchez en un
artículo de la revista Foreign Policy.
La venta de viviendas fue declarada ilegal en Cuba en 1959. Antes de las
recientes reformas, las cuales recién aguardan implementarse del todo,
el sistema de vivienda operaba principalmente bajo el sistema de
permuta, que en esencia permitía el intercambio de viviendas de similar
valor.
Pero los dólares siempre han estado presente en estas transacciones, y
en un país donde los médicos ganan unos 30 dólares al mes y los maestros
de escuela menos de 20, invertir siquiera unos mil dólares en una
vivienda representa una inversión de escala mayor. En general, los
cubanos que pueden afrontarla con soltura son aquellos que tienen FE,
como se dice en Cuba: Familiares en el Extranjero.
Maldita corrupción
La persistente corrupción en distintos niveles del proceso de
adquisición inmobiliaria afecta a los cubanos sin privilegios. Y una vez
que estos obstáculos se superan, siempre está el peligro que el Estado
Cubano quiera expropiar las viviendas por distintos, inesperados motivos.
Como ejemplo están las construcciones ilegales al interior de las
viviendas. Estas crean una distorsión en los planos originales y
dificultan la venta posterior debido a que el propietario tendrá
problemas legales una vez que las modificaciones no autorizadas en el
predio queden al descubierto.
El mercado negro también mantiene impunes los numerosos casos de estafa.
Mara, 56, cubana de Camagüey, –cuyo nombre real Univision News mantiene
en reserva–, vendió en 2005 una casa en Guáimaro, una zona al sur de su
tierra. Para hacerlo, empleó a abogados y funcionarios del Mercado
negro, y obtuvo 5 mil dólares que luego quiso invertir para comprar una
casa en el mismo Camagüey para estar más cerca de su madre, ya anciana.
Mara encontró una casa, y con el dueño firmaron los papeles de la
transacción ante abogados y otros funcionarios. Luego Mara le entregó
los 5 mil dólares al hombre y se instaló para hacer la limpieza del
lugar. Fue entonces que aparecieron los verdaderos dueños del inmueble.
El hombre se había hecho humo.
Los abogados de Camagüey no supieron dar razón del estafador, y en su
desesperada búsqueda, Mara conoció a gentes que le informaron que el
tipo ya había estafado a otras 10 personas con la misma modalidad
Mara perdió los ahorros de toda su vida.
"Fue muy raro, porque cuando mi madre encontró la casa, vio que tenía un
letrero de 'Se Vende' afuera, y nadie en Cuba hace eso", explicó a
Univision News la hija de Mara, que también prefirió la reserva.
El Decreto-Ley 288
La nueva ley, conocida de manera oficial como Decreto-Ley 288, restringe
la venta de casas a los cubanos residentes o a los extranjeros
residentes en Cuba, de modo que los cubanos en el exterior no puedan
adquirir propiedades en la isla. La mejora, sin embargo, estriba en que
aquellos cubanos que dejaron el país ahora pueden vender o ceder sus
propiedades a sus parientes. En el pasado estas propiedades eran
reclamadas por el gobierno.
"Si uno no estaba inscrito en la libreta de comida (talonario oficial
para la distribución de alimentos), aunque yo fuera la hija, la ley no
me reconocía como tal", aseguró la hija de Mara, que ahora vive en los
Estados Unidos.
La abuela de Mara, Estela, vive aún en Camagüey, pero padece de
problemas mentales. Su casa fue comprada hace una década en 10 mil
dólares y dicen los tasadores que actualmente vale unos 60 mil.
Pero con sus hijos exiliados, una de las grandes preocupaciones es si
después del día en que Estela fallezca, la casa también se perdería a
manos del gobierno. Según las nuevas disposiciones, esto podría evitarse.
Al menos, eso dice el papel.
"Lo que pasa es que hasta los abogados son corruptos", dice la hija de
Mara. "Por eso no confío en el gobierno cubano cuando dicen que el
problema de vivienda va a mejorar. Ellos siempre ven la manera que los
únicos beneficiados con lo que hacen sean ellos mismos".
@smairata es editor de América Latina para Univision News.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario