miércoles, agosto 29, 2012

Sin perder la memoria

Sin perder la memoria
Martes, Agosto 28, 2012 | Por Víctor Manuel Domínguez

LA HABANA, Cuba, agosto, www.cubanet.org -La discriminación por raza,
religión, ideología y orientación sexual de los escritores y artistas
cubanos, tuvo su plasmación jurídica en la ley 1267, bajo un engendro
denominado "Parametración".

El concepto, nacido de la Declaración Final del Primer Congreso de
Educación y Cultura, celebrado en el año 1971, tenía como premisa
expulsar a los trabajadores del sector que carecieran de la
"calificación moral e ideológica" necesaria en una nueva sociedad.

La orden de ataque contra el arte y la intelectualidad –dada por el
propio Fidel Castro al resumir el congreso con la frase: "La cultura es
escudo y espada de la nación"– se aplicó no como suma de los símbolos y
tradiciones en defensa de lo cubano, sino como un medio para cercenar el
derecho a disentir de la política cultural de la revolución

Un año después, a partir del mes de agosto de 1972, cientos de artistas
y escritores fueron expulsados o reubicados en centros laborales no
afines con las funciones que ante realizaban, y sin ningún tipo de
vínculo con la creación artístico-literaria dentro de la isla.

Para dar cumplimiento a la ley de la parametración, se prohibieron los
cultos afrocubanos en el país; el ejercicio del magisterio para quienes
no respondían a la ideología oficial o practicaban alguna religión, y a
quienes no cumplían el requisito de ser macho, varón, masculino,
exigidos por los homofóbicos gobernantes de la nación.

El hoy tan homenajeado dramaturgo, poeta y escritor Virgilio Piñera, a
quien después de ser descalificado por homosexual no se le publicó un
libro, ni puso en escena una obra teatral, hasta después de muerto,
encabeza la lista de quienes sufrieron la parametración.

Dramaturgos que prestigian el acervo cultural como Antón Arrufat,
Abelardo Estorino, Tomás González, Eugenio Hernández Espinosa, Gerardo
Fulleda, José Milián, entre otros, fueron alejados por años de las
revistas, carteleras y escenarios teatrales de la isla.

Asimismo, poetisas como Nancy Morejón, Lina de Feria, Georgina Herrera y
Carilda Oliver; al igual que los poetas César López, Pablo Armando
Fernández y Delfín Prats, por sólo citar algunos, estuvieron más de una
década sin derecho a publicar o viajar fuera del país. Por otra parte,
escritores premiados en prestigiosos concursos cubanos en los primeros
años de la revolución, como Eduardo Heras León, Luís Rogelio Nogueras
(Wichy), Miguel Barnet o Reinaldo González, fueron condenados al
ostracismo cultural.

En el libro Sin perder la memoria, escrito por Alicia Elizundia Ramírez,
la autora aborda en ocho entrevistas incisivas, la vida y obra de
algunas de las figuras víctimas de la parametración, mecanismo ejecutor
de las exclusiones durante el Quinquenio gris.

En las palabras de algunos testimoniantes, quedaron recogidos estos
criterios los siguientes criterios sobre la etapa más oscura de la
política cultural de la revolución.

Para César López, que estuvo quince años sin publicar: "Fueron años
oscuros y difíciles. Nada de quinquenio, ni gris. Largo lapso y más
negro que la oscuridad".

Según Lína de Feria, publicó de nuevo más de 20 años después de ser
parametrada. En el transcurso de ese período, intentó suicidarse en
varias ocasiones, y estuvo tres años en prisión.

El testimonio de Pablo Armando Fernández, asegura que los años setenta
fueron ridículos, persecutorios contra los escritores, y más que un
quinquenio, estuvo veinte años sin publicar.

Ninguno ha sido desagraviado. Se les volvió a publicar y ya. Muchos, a
pesar de haberse convertido en voceros de sus represores, no pueden
olvidar. Otros aún sienten terror de hablar sobre el tema, como la
poetisa Nancy Morejón. Todos aceptan lo que les den.

Sin embargo, el hecho de rehabilitar sin aviso a muchos de los
parametrados tantos años atrás, no contempla el perdón, ni significa que
haya un cambio en el papel represivo de la política cultural de la
dictadura. El objetivo es sacar del medio a quienes pongan en riesgo,
con obras o aptitudes, la imagen que vende la revolución hacia el
exterior. EN esencia, todo sigue igual.

No importa si son una decena de artistas y funcionarios que aplaudieron
al padre Palma durante una homilía "subversiva" en la iglesia de San
Salvador de Bayamo: Los expulsaron del sector.

Tampoco si son los integrantes del proyecto socio cultural Omni Zona
Franca, con su Festival Poesía Sin Fin, integrado a la comunidad. Les
cierran la Casa de Cultura de Alamar.

Mucho menos si son agrupaciones con textos subversivos como Porno para
Ricardo: Son encarcelados y se les prohíbe viajar.

La cuestión sigue siendo imponer una política cultural desde la
ideología y el poder. Que nadie tenga otra opción que la de representar
la cultura oficial. El que no acepte el papel no tendrá un espacio en
las instituciones culturales del país.

Por eso es necesario andar pero "Sin perder la memoria" de la represiva
política cultural, para lograr que verdaderamente desaparezcan de una
vez y no tomen fuerzas, cuatro décadas después, los fantasmas de la
parametración, que continúan vivos y rondándonos.

vicmadomnigues55@gmail.com

http://www.cubanet.org/articulos/sin-perder-la-memoria/

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