"¡No hay novedad, señora baronesa!"
Jueves, Agosto 30, 2012 | Por René Gómez Manzano
LA HABANA, Cuba, agosto, www.cubanet.org -Tras un silencio de semanas,
el pasado martes 28 los medios oficialistas cubanos se dignaron volver a
referirse al brote de cólera que estuvo centrado en la ciudad de
Manzanillo. Como recordaron órganos de prensa radicados en el extranjero
—no los del patio—, se trató de la primera vez que Cuba confrontaba una
situación similar desde la década de los ochenta del Siglo XIX.
El día arriba mencionado, en el órgano oficial del Comité Central del
partido único apareció un titular digno de ser reproducido: "El
Ministerio de Salud Pública da por concluido el brote epidémico de
infección gastrointestinal por transmisión hídrica en la provincia de
Granma".
Los redactores del régimen, con el obvio propósito de evitar utilizar el
nombre de la grave enfermedad, recurrieron a la larga frase eufemística
que figura en lo arriba reproducido. Esto lo desaconsejan los manuales
más elementales de la ciencia periodística, los cuales recomiendan el
empleo de oraciones cortas en los titulares.
También se las arreglaron para, en el texto de la nota informativa,
eludir el uso de la "mala palabra". La única excepción se produjo al
citar la variedad del vibrión que se detectó. Claro, el nombre de esta
última aparece en latín, idioma en que la enfermedad comienza por una
"ch" y termina con las vocales "ae", algo que para los cubanos normales
constituye un enmascaramiento eficaz, a pesar de ser, según Fidel
Castro, "el pueblo más culto del mundo".
Al igual que sucedió con el exterminio, en una noche de invierno
tropical, de veintenas de pacientes en el Hospital Psiquiátrico
Nacional, la investigación de los hechos y la determinación de las
posibles responsabilidades correspondió a los más comprometidos: los
burócratas del mismo Ministerio de Salud Pública, que es el cuerpo que
se supone que vele por que no haya situaciones de este tipo. Algo así
como si un ladrón fuese el encargado de establecer si ha habido o no un
robo.
Como era de esperar, los redactores de la nota informativa,
pertenecientes a la mencionada entidad, consideraron un deber de
elemental justicia "reconocer el papel desempeñado por los trabajadores
de los diferentes organismos implicados, en especial"… ¿A que no
adivinan cuál? Pues sí: "¡Salud Pública!". Como reza la frase campesina
alusiva al techado de los bohíos, la cual aprendí de mi mujer
espirituana: Ellos mismos se cobijan y se alcanzan el guano.
Aclaro que no pongo en duda la abnegación y el eficiente trabajo que
hayan podido realizar los médicos y otros especialistas que asistieron a
los pacientes y participaron en el control del brote epidémico, ¡pero no
pertenecen a ese mismo ministerio quienes en primer lugar debieron haber
evitado la introducción de la enfermedad en Cuba?
La nota informativa dedica un párrafo al surgimiento de lo que denomina
"casos aislados" del mal en otros municipios de la misma Granma, así
como en las provincias de Santiago de Cuba, Guantánamo y La Habana. Al
respecto se afirma que "todos esos eventos posteriores… ocurrieron a
través de personas que viajaron procedentes de Manzanillo".
Pero, como es lógico, surge la pregunta inicial: ¡Y de dónde provino la
infección que afectó a esta última ciudad? Fuentes independientes
afirman que la enfermedad fue introducida en nuestro país por los
médicos cubanos que prestaron asistencia a los aquejados por la epidemia
de cólera en la vecina Haití.
La explicación tiene lógica, pues el hecho cierto es que el último caso
de una persona aquejada por esa dolencia en nuestra Isla se produjo hace
más de medio siglo. En ese contexto, se señala que las autoridades
sanitarias nacionales, con increíble desidia, omitieron someter al
personal facultativo procedente de ese insalubre país a la elemental
cuarentena, a fin de evitar hechos como el que estamos analizando.
Pero insisto en que, de todo eso, no se dice ni una sola palabra en los
once párrafos que componen la nota informativa. Los atrasados haitianos
pudieron precisar que la cepa que los atacó provenía del Asia y fue
introducida por soldados nepaleses que formaban parte del contingente de
la ONU en ese país. ¡Y la "potencia médica" cubana no puede hacer
análoga determinación?
Si nos atenemos al texto del suelto, todo marcha bien en la Isla. Cabría
repetir aquí la letra sarcástica del estribillo de una graciosa canción
en la que se narran calamidades de todo género: "¡No hay novedad, señora
baronesa!"
http://www.cubanet.org/articulos/%e2%80%9c%c2%a1no-hay-novedad-senora-baronesa%e2%80%9d/
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