Sospechan que asalto a casa de misioneras fue obra de las autoridades
Martes, Agosto 28, 2012 | Por Frank Correa
LA HABANA, Cuba, 28 de agosto (Frank Correa, www.cubanet.org) – Un
hombre acompañado de una anciana y una joven con un niño de tres años,
violentó el candado del portal de la vivienda situada en la calle 238 y
Tercera, en Jaimanitas, que desde hace 15 años ocupan cinco religiosas
del Movimiento de los Focolares, de la Iglesia Católica.
Las misionera -dos mexicanas, una argentina y dos italianas que trabajan
en la Nunciatura Apostólica evangelizando en Cuba- no se encontraban en
el momento de la violación de la morada, ocurrida el pasado miércoles en
horas de la tarde.
Jorge, empleado de mantenimiento de la vivienda, llegó en el momento en
que el infractor, nombrado "Ariel", se disponía a violentar un segundo
candado para entrar al patio, y corrió a llamar a la policía.
La antigua propietaria de la vivienda de 238 y Tercera, que ocupan
desde hace 15 años las religiosas, se llamaba María Panda, fallecida
en el año 2010. Panda había entregado en testamento su propiedad al
Arzobispado de La Habana en el año 1997, y se retiró a vivir a una casa
de Miramar. "Ariel" alegó que antes de morir ella había cambiado el
testamento a su favor, colocó un nuevo candado que traía y se sentó con
sus acompañantes en los sillones del portal, como si viviese allí.
Dos automóviles marca Lada, con chapas HFE 593 y HDV 287, estuvieron
estacionados frente al vivienda desde la irrupción violenta de los
supuestos nuevos propietarios, como si conocieran de antemano la
situación, lo que ha aumentado las sospechas entre los vecinos de que el
incidente es una artimaña de la Seguridad del Estado para crear un
conflicto que obligue a las religiosas a abandonar la casa.
Los residentes de la zona que se curioseaban desde la calle para ver el
desenlace del suceso, alegaron que a María Panda no se le conocía ningún
pariente, pero "Ariel" ripostó que la cuidó durante los últimos años de
su vida, y que por eso la anciana había cambiado el testamento antes de
morir.
Cuando al fin llegó la policía a las 7 de la noche, dialogaron
amigablemente con "Ariel" y le dijeron al jardinero que no existía
delito, a pesar haberse roto un candado e intentado violentar otro.
Los agentes añadieron que aquel era un asunto civil, que debía
ventilarse en los tribunales.
"Ariel" dejó claro que la vivienda era suya y que las misioneras
debían recoger sus pertenencias y marcharse a otra parte. Luego se
retiró con sus acompañantes, y tras él lo hicieron los policías y los
dos autos Ladas.
Cuando regresaron a las nueve de la noche, las predicadoras dijeron que
no querían denunciar el incidente a la prensa internacional acreditada
en la isla. Sin embargo, dijeron que estaban dispuestas a marcharse si
la Nunciatura se lo pedía, aunque ocupan la mansión desde 1997, cuando
el Arzobispado de La Habana se las entregó como lugar de residencia.
http://www.cubanet.org/noticias/sospechan-que-asalto-a-casa-de-misioneras-fue-obra-de-la-seguridad-del-estado/
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