A pesar de…
HILDEBRANDO CHAVIANO MONTES | La Habana | 30 Jul 2015 - 9:11 am.
Desde antes del triunfo de su revolución, Fidel Castro había declarado
que la razón principal de su vida iba a ser la guerra contra EEUU.
Desde antes del triunfo de la revolución liderada por Fidel Castro, ya
este había declarado que la razón principal de su vida iba a ser la
guerra que libraría contra los Estados Unidos de América (carta a Celia
Sánchez). El odio visceral a Norteamérica lo ha movido en su peregrinar
político; desde fingirse amigo con un discurso demagógico, hasta
pretender lanzarle un ataque preventivo con armas nucleares. Quizás la
culpa de todo este desastre la tenga un desconocido scout de las Grandes
Ligas de Béisbol que no lo aprobó; quizás se perdió un pitcher mediocre,
pero en cambio nos dejó un dictador de clase mundial.
Ahora se aparece el canciller cubano, señor Bruno Rodríguez, con la
frasecita de "hemos llegado aquí gracias a la conducción firme y sabia
del líder histórico de la revolución cubana, Fidel Castro Ruz, a cuyas
ideas siempre guardaremos lealtad suprema". El objetivo único del
dictador fue y seguirá siendo la derrota de los Estados Unidos de
Norteamérica, y todo parece indicar que ese momento no ha llegado aún
sino más bien es Cuba quien se encuentra en la posición de fruta
apolismada, cuya salvación está en las manos de los congresistas
norteamericanos.
Fidel Castro no logró el objetivo de su vida, la derrota del Goliat
norteño, y dejó además un país endeudado, arruinado, improductivo, con
trescientos trece lineamientos por cumplir derivados de trescientos
trece caprichos, errores y horrores acumulados en medio siglo de
gobierno absoluto. Llegado el momento se descubrirán otros, también
considerados errores solo achacables a su firme y sabia conducción como
líder histórico de la revolución, ¿a qué viene entonces atribuirle
méritos y victorias inexistentes por la reanudación de relaciones entre
las dos naciones?
Por el contrario, nada ha estado más lejos de los deseos del frustrado
aspirante a pitcher de Grandes Ligas que la normalización de relaciones
con Estados Unidos. Toda su ejecutoria como político se basó en el
enfrentamiento a los distintos gobiernos norteamericanos que
coincidieron con su medio siglo de poder absoluto sobre los cubanos.
Entre los diversos rechazos de Fidel Castro a la normalización de
relaciones con los Estados Unidos se encuentran los sucesos de la
Embajada del Perú con el subsiguiente éxodo de más de cien mil cubanos
hacia los Estados Unidos (Carter), y el derribo de dos avionetas civiles
sobre aguas internacionales (Clinton). Todavía más, cuando Raúl Castro
se pronunció hace unos años en Isla Margarita, Venezuela, a favor del
diálogo con Obama, el firme y sabio líder, desde su retiro, descalificó
a su sucesor y desmintió cualquier intención de acercamiento por parte
de Cuba, encargándose de advertir sobre los supuestos peligros que se
avecinaban sobre la Isla si esto sucedía.
Para no dejar de ser, el castrismo continúa ejecutando la misma política
en el plano interno, reprimiendo con saña cualquier manifestación
libertaria y obstaculizando el crecimiento de la economía privada,
cuestiones estas que a fin de cuentas constituyen el verdadero
impedimento para el desarrollo del país.
Ya el restablecimiento de las relaciones es un hecho consumado, como lo
será en su momento el levantamiento del embargo; no obstante, poco o
nada cambiará para el pueblo cubano mientras el país siga dirigido por
el Partido Comunista, la economía sea estatal planificada y no se
reconozcan los derechos civiles y políticos refrendados por las Naciones
Unidas.
Por ahora, consideremos la reapertura de embajadas solo como una derrota
más en el récord personal de Fidel Castro. Quedan demostradas la
ineptitud y mala fe que siempre lo caracterizaron y su temporalidad, aun
cuando esto no conlleve beneficios inmediatos para los cubanos.
Source: A pesar de… | Diario de Cuba -
http://www.diariodecuba.com/cuba/1438033758_15978.html
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