miércoles, marzo 06, 2013

Entre la cólera y el cólera

Cólera, Censura

Entre la cólera y el cólera

El silencio y el ocultamiento sistemático de la información da una
sensación de seguridad que es falsa. El secretismo es inmoral

Esther Beltrán, La Habana | 15/01/2013 7:35 am

El 9 de enero de 2013, por solo poner un ejemplo, fue noticia de primera
plana en el periódico Granma una "Fiesta de la ciencia en Expocuba".
Otra sobre cómo el Parlamento venezolano respalda el derecho legítimo
del presidente Chávez a su plena recuperación y la tercera habla sobre
el nuevo récord de desempleo en la eurozona.

Esas y otras posteriores ocultan un fuerte rumor que se abate ahora
mismo sobre La Habana y que reveló, en parte, este domingo la BBC Mundo.

En la capital cubana se dice que han fallecido dos escolares en una
secundaria básica del municipio Cerro víctimas de cólera, una enfermedad
que hace cien años no se reportaba en el país hasta que llegó por la
parte oriental del territorio, presumiblemente desde Haití, donde
personal cubano de la salud enfrentó la epidemia que allí se desató.
Todos son rumores difíciles de confirmar.

Aunque en el mes de agosto el Gobierno cubano afirmó públicamente que la
enfermedad había sido controlada y que la gente había dejado de
enfermarse y se había eliminado la propagación del flagelo, se sabe que
la insalubridad creciente a partir del paso del devastador Sandy por
Santiago de Cuba y Holguín fueron el caldo de cultivo perfecto para que
renaciera la amenaza. Y aunque no se publicaron las cifras de personas
atendidas por esta enfermedad, todavía en el mes de diciembre en la
ciudad de Santiago de Cuba para entrar a una escuela, teatro o cualquier
lugar de afluencia de público era necesario desinfectar las suelas de
los zapatos y las manos de las personas. Y aunque se llevaba a cabo esta
maniobra, se permitió y también se fomentó el movimiento de mucha gente
hacia aquella zona para presentar obras de teatro y ofrecer conciertos,
en una especie de cruzada de sanación espiritual. Todo ello unido a los
que deciden marcharse de un sitio devastado hacia la capital en búsqueda
de la más rala subsistencia. Así han construido la fórmula perfecta del
desastre.

Se comenta que los fallecidos por causa del cólera no tienen derecho a
velorio, tampoco a ser incinerados donde los demás. Dicen que les toca
un sarcófago de metal para evitar la expansión de los fluidos morbosos.

Como el control sanitario es fundamental (la única forma de contagio es
a través del agua y de alimentos contaminados por heces fecales en las
que se encuentre la bacteria) la semana pasada convocaron a una reunión
al menos en un policlínico del municipio capitalino de Playa donde han
sido citados los cuentapropistas para informarles que existen casos
positivos de cólera en la zona y que por tanto, deberán extremarse las
medidas higiénico sanitarias. También se activarán y extremarán los
controles por parte del MINSAP a todos los paladares, cafeterías y demás
actividades de la cuentapropia. Si las inspecciones encuentran
irregularidades, pueden retirar las licencias de ejercicio de la
actividad de que se trate indefinidamente. Queda prohibido reciclar los
pomos plásticos de refrescos o de agua. No se pueden vender platos que
contengan pescados o mariscos crudos o poco cocidos. Los deshechos deben
guardarse en recipientes limpios y convenientemente tapados. Los
cocineros deben manipular los alimentos provistos de guantes. Deben
tenerse a mano líquidos antibacteriales y ofrecerlos al cliente que así
lo solicite.

Sin embargo, aunque los cuentapropistas cumplan al pie de la letra las
disposiciones anteriores, se advirtió que si existiera un caso positivo
en la misma cuadra donde se encuentre el negocio privado se procederá a
cerrarlo hasta tanto se considere pertinente por las autoridades sanitarias.

Sin pretender cuestionar la necesidad de aplicar reglas de estricto
control, resulta sorprendente que sí se pretenda accionar rápidamente
contra el sector privado cuando es proverbial la ineficacia sanitaria
que impera a niveles comunitarios: basura amontonada durante días,
derrames de aguas albañales, existencia de roedores y otros vectores
transmisores de enfermedades.

¿Dónde venden guantes para que los cocineros manipulen los alimentos?
Los estomatólogos en las clínicas dentales trabajan con un único par de
guantes el día entero: primero en una boca, después en la otra y así
sucesivamente. Me consta que se lavan no las manos, sino los guantes. Y
siguen haciendo su trabajo lo mejor que pueden.

Espero que no haya nadie que crea que disfruto escribiendo sobre estos
asuntos. Existe una amenaza real para la salud de las personas ahora
mismo en Cuba. Asúmanla e informen a la población que mañana, de no
tomar medidas apropiadas, puede enfermarse. No toda la responsabilidad
del contagio está en las paladares y cafeterías privadas. Visiten las
escuelas, los hospitales; exijan en los establecimientos estatales donde
la gente se roba el detergente y todo lo que encuentre porque el salario
no les da para vivir. El silencio y el ocultamiento sistemático de la
información da una sensación de seguridad que es falsa. El secretismo es
inmoral.

http://www.cubaencuentro.com/cuba/articulos/entre-la-colera-y-el-colera-282720

No hay comentarios.: