Graduados de la UCI son subutilizados
Después de quemarse las pestañas por cinco años, hornadas de ingenieros
informáticos trabajan cuidando a los niños de los Joven Club de
Computación o procesando estadísticas. Y sin acceso a Internet.
Rolando Cartaya
marzo 27, 2013
Después de su famoso debate con Ricardo Alarcón en la Universidad de
Ciencias Informáticas UCI, en el que defendió el derecho de los cubanos
a viajar libremente, el joven ingeniero en informática cubano Eliécer
Ávila sufrió un rosario de represalias.
A Avila se le impidió dentro de la universidad escribir en la página web
y dirigir la Unión de Jóvenes Comunistas; lo trataron de expulsar,
aunque según su relato, "la iniciativa de los estudiantes" lo impidió y
se pudo graduar; le denegaron dos veces obtener una residencia en La
Habana; y se le dio un trabajo -- según él "ridículo" -- en un su pueblo
natal de Puerto Padre, provincia de la Tunas, que consistía en cuidar a
los niños en el Joven Club de Computación y Electrónica. Allí cumplió su
servicio social. Luego, quedó desempleado, y tuvo que vender helados
para sobrevivir.
Sin embargo, por más ridícula que parezca, puede que la ubicación
laboral asignada al joven graduado universitario no clasifique después
de todo como una represalia, sino como la regla para la mayoría de sus
condiscípulos de la UCI.
DESPERDICIO DE INTELIGENCIAS
En el blog Supercuba, el estudiante de periodismo de la Universidad de
Camagüey Alberto Manuel León Pacheco escribe sobre la UCI, sus
estudiantes y sus destinos.
El bloguero cita un debate que sostuvo con un profesor universitario y
un ex compañero de estudios. Este amigo le planteaba que dejó su carrera
en la UCI no sólo por falta de vocación, sino porque "no quería terminar
en un Joven Club de Computación" como les pasó a algunos colegas de su
municipio. El trabajo de ellos --contaba-- se reduce a encender y apagar
las máquinas.
Mientras, el profesor exaltaba la utilidad de la UCI para la
informatización acelerada de Cuba. León Pacheco concluyó que los dos
tenían razón, pues si bien es cierto que la UCI es necesaria para el
país, también lo es que "los ingenieros que salen de ella son en su
mayoría subutilizados".
Dice el autor: "En la actualidad, la UCI se ha convertido en una gran
empresa donde se produce software de alta calidad para Cuba y que se
exporta a varios países. Sin embargo, muchos de sus graduados, luego de
pasar 5 años estudiando y trabajando en proyectos de gran nivel
científico, su inteligencia se desperdicia cuando concluyen los estudios
en la institución, al ser ubicados en centros de trabajo que no
requieren de sus servicios".
CAPITAL HUMANO
En su blog La Economía Cubana, el catedrático de la Universidad de
Carleton en Ottawa Archibald Ritter, un estudioso de los asuntos de la
isla mayor de las Antillas, intentó a fines del 2010 identificar diez
logros y diez fracasos de los casi 47 años de gobierno de Fidel Castro,
hasta que una enfermedad lo incapacitó a fines de julio del 2006.
En la columna positiva, Ritter inscribe varias iniciativas de Castro
que vienen al caso en relación con la subutilización de los graduados de
la UCI: la universalización de la enseñanza a partir de los años 60, que
conllevó a un "incremento de la inversión en su población (capital
humano)", y luego, cuando hacia fines de los años 90 Cuba confrontó un
exceso de personal médico, y se inició la exportación de servicios
médicos a América Latina y otros países.
El economista señala que las ganancias en divisas provenientes de los
servicios exportados de salud (y educación) representaron en 2008 casi
la mitad de las divisas de Cuba en 2008.
Arch Ritter menciona asimismo las enormes inversiones de Cuba en el Polo
Científico y el sector biotecnológico, que han tenido entre sus frutos
mayores exportaciones de productos farmacéuticos hasta alcanzar 296,8
millones de pesos en 2008.
Parece evidente que la idea de Castro de invertir en el recurso más
importante de Cuba, su gente, ha rendido frutos, sobre todo considerando
que el gobierno ejerce fuertes controles sobre sus profesionales y se
reserva la tajada del león (en el caso de los cooperantes en Venezuela,
un 98 % de lo que recibe por sus servicios).
DANDOSE CABEZAZOS
Pero las graduaciones masivas de médicos en Cuba comenzaron desde que en
los años 60 casi la mitad de la comunidad médica cubana emigró: el
número de médicos --Cuba ocupaba el tercer lugar en América Latina en
ese indicador—se redujo a la mitad.
Como la política castrista priorizaba la educación como vitrina de la
revolución, se graduaron durante décadas en las universidades más
médicos y otros profesionales de los que necesitaba el país. En la
medicina, se sobrepasaron en 2000 los 66.000 galenos. Según cifras de la
Organización Mundial de la Salud, un doctor por cada 170 residentes en Cuba.
Una política similar se aplicó al fundarse en septiembre del 2002,
también por iniciativa de Castro, la Universidad de Ciencias
Informáticas, con el fin de informatizar aceleradamente el país y
desarrollar la industria del software, otro posible filón de
exportaciones de servicios de alto valor.
Cuatro años después de iniciarse las clases, la UCI llegó en septiembre
del 2006 a una matrícula de más de 10 000 estudiantes. En la primera
graduación, en julio de 2007, recibieron sus títulos más de 1500.
EN ESPERA DE OPORTUNIDADES
Sin embargo, a diferencia de la medicina cubana, que goza de renombre en
muchos países, principalmente gracias al humanismo y el espíritu de
sacrificio demostrado por sus profesionales durante décadas de
diplomacia castrista de batas blancas en lugares a menudo inhóspitos,
"la industria cubana del software es joven aún" –como señala León
Pacheco en Supercuba—"y aunque su calidad es reconocida, todavía no
despunta como un renglón económico".
Precisa el joven estudiante que "la empresa líder en Cuba es DESOFT pero
(…) sus nóminas son reducidas por lo que no pueden acoger a los cientos
de egresados que anualmente se titulan en la UCI y sus filiales (…) La
mayoría de la empresas del mundo tienen miles de desarrolladores. La
nuestra solo acoge a algunas decenas por provincias".
El autor lamenta que "muchas veces, esos centros a donde llega el
graduado no le ofrecen la posibilidad de emplearse en aquello que
estudió durante 5 años. A veces por desconocimiento de lo que puede
hacer, o simplemente para dejar las cosas como están y no complicarse
con las nuevas tecnologías, los responsables no aprovechan el caudal de
conocimientos que tienen en sus manos. Sin saber que lo mismo un
programa para llevar estadísticas, para analizar comportamiento de
ciertos medidores o automatizar procesos y equipos, podrían hacer más
fácil el trabajo en su institución".
La agencia Inter Press Service (IPS) acaba de dedicar un reportaje sobre
la subutilización de tan valioso capital humano (recordemos que la UCI
es una universidad sumamente selectiva, que exige de los candidatos
tanto confiabilidad política como un elevado coeficiente de inteligencia)
Según IPS "miles de jóvenes de Cuba se gradúan en ingeniería
informática, desde que hace una década las autoridades apostaron por
fortalecer ese sector. Pero su destino profesional es incierto, por
carencias de organización y conectividad".
"No he ejercido de ingeniera", contó a la agencia, bajo reserva de su
nombre, una joven de 24 años graduada en 2011 como parte de una
promoción de 1.600 ingenieros informáticos. Mientras era estudiante de
la UCI, imaginaba un futuro seguro en el área digital. Pero la ubicaron
para adiestrarse en una entidad estatal de análisis estadístico, donde
el trabajo no es 'ni para un ingeniero ni un técnico en informática'",
señala la autora, Ivet González.
"No estoy aprendiendo nada de mi perfil, y en mi trabajo hago cosas de
estadística", lamentó la muchacha. Solo unos pocos compañeros de aula
lograron empleos vinculados al software, mientras otros muchos imparten
clases en escuelas secundarias o institutos.
Precisa González que hasta julio de 2012, solamente la sede habanera de
la UCI había graduado 10.021 ingenieras e ingenieros. El centro tiene
además facultades en otras tres ciudades. Citando a observadores que no
identifica, IPS señala que "el impulso académico condujo a que los
informáticos sobrepasen los empleos generados por la industria".
El reportaje cita a Juan Triana, especialista del estatal Centro de
Estudios de la Economía Cubana, quien alertó que la isla caribeña
debería aprovechar más el capital humano formado durante décadas en las
universidades.
Para Reiner Agüero, ex estudiante de la UCI, la masividad de la
matrícula ayuda al gobierno cubano a obtener mano de obra barata en la
industria del software. Agüero conversó conlos colegas Tomás Cardoso y
Omar López Montenegro, conductores del programa Cuba al Día de Radio
Martí.
INFORMATICOS SIN INTERNET
Sin embargo, las perspectivas de vender en gran escala soluciones
integrales y servicios informáticos en el exterior, como se hizo con los
servicios médicos, tropiezan con el estigma, y el escollo real para el
desarrollo de esta rama, de que Cuba tiene una de las tasas más bajas de
conexión a internet del hemisferio, sólo el 16 por ciento de la
población, una cifra incluso menor que la de Haití.
En una entrevista que le hicimos para martinoticias.com, Eliécer Avila
contaba cómo después que salió de la UCI se sentía desorientado y
descompensado por la falta de acceso a la Web. Pero aún dentro de la
universidad el acceso a la red es bastante restringido.
A cada estudiante de la UCI se le otorga una cuenta de 100 MB por mes,
los cuales deben dosificar para aprovecharlos al máximo. El tiempo lo
distribuyen entre estudiar, a proyectos del centro, y lo que les queda,
a revisar y enviar correos electrónicos. Como la conexión es además
lenta, es muy común que el software que utilizan se desactualice, ya que
descargar una versión nueva consumiría buena parte de su cuota.
BUSCARSE SU FUTURO
Para León Pacheco, los subutilizados graduadosde la UCI no deben esperar
que Papá Estado les resuelva el problema que creó al graduar más
ingenieros informáticos de los que requería el país. El concluye así su
post:
"Mi amigo tenía su razón cuando dice que estaba desmotivado por lo que
le esperaba si hubiera terminado su carrera, al igual que muchos otros
universitarios. Pero si su amor a su profesión hubiera sido fuerte se
hubiera quedado hasta el final y tratado de buscarse su futuro. Es lo
mismo para todo el que está en la educación superior. Aunque las cosas
no sean como uno soñó, cada cual debe luchar por alcanzar su desarrollo
profesional y personal. Nadie dijo que la vida es fácil".
Mucho menos en Cuba.
http://www.martinoticias.com/content/article/20902.html
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