Jueves, 28 de Julio de 2011 11:09
Manuel Aguirre Lavarrere (Mackandal)
altGuanajay, Artemisa, 28 de julio de 2011, (PD) Realmente no llego a
explicarme por qué tantos negros y mulatos en Cuba siguen empeñados en
apoyar a la llamada revolución cubana. Un régimen que ha traído, a la
par de beneficios como la salud pública y la educación, no menos
contratiempos para la ejecución de esas actividades y el gardeo
constante contra tantos afrocubanos que forman batallones en las
cárceles cubanas.
No llego a explicarme el por qué de tanta aberración ciudadana. Quizás
sea el miedo a un cambio en la Isla, en que el afrocubano siga
desplazado, o más desplazado aun. Algo que no creo posible después de
vivir tantos años bajo el garrote del totalitarismo, tras una cortina de
mentiras y promesas.
Puede que este temor al cambio conlleve a seguir en el desasosiego de
perder lo que nunca se ha tenido, pero que muchos creen tener: la libertad.
Por supuesto, esta creencia en negros y mulato es cada vez es menor. Se
han convencido que a los dirigentes cubanos no les interesa el destino y
mejoramiento de la población negra de Cuba, a no ser para utilizarlos
como carne de cañón para el ejército.
Para ello, inculcaron el terror psicológico del Ku Klux Klan y los
perros negreros en los Estados Unidos, país que el gobierno de Cuba
considera su principal enemigo por caprichos de un Fidel Castro, que
encontró resonancia y seguimiento en otros dirigentes.
Mientras que países como Argentina, Perú y Brasil, por ser los más
representativos en el avance de la equidad ciudadana, dan muestra de
voluntad política transparente, Cuba retrocede de modo vergonzoso, tanto
económica como políticamente, aferrada a un sistema que ya dijo que no
es compatible con las ansias de democracia y libertades ciudadanas.
En Cuba, el negro y el mestizo, llevan el peso del descrédito patrio
como ejemplos de seres marginales. Así, son fustigados como seres
humanos y obligados a la obediencia incondicional.
Estas son algunas de las razones que me inquietan, tanto por el
decadente estado demográfico del país como por la vida de servidumbre y
la anulación de la soberanía. Seguimos sin más remedio que esperar un
milagro, del cielo, o de militares que tomen conciencia de la situación
de su país y que se decidan a arriesgar su bienestar personal por la
dignidad y el decoro patrio. Entonces, los que hoy comulgan con el
régimen y los que rechazamos un sistema de engaños y atropellos, diremos
regocijados: ¡Viva Cuba Libre!
http://www.primaveradigital.org/primavera/sociedad/sociedad/1922-incertidumbre-de-futuro
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