Cuba: trabajadores autónomos aportarán millones al presupuesto
El grueso del monto aportado llegará como pago de licencias e impuestos
sobre los ingresos personales en el arrendamiento de viviendas y la
venta de productos y servicios
Los trabajadores autónomos cubanos aportarán este año al presupuesto del
estado alrededor de US$15 millones por concepto de impuestos, según
informó el periodista Francisco Rodríguez en el periódico Trabajadores.
La información fue entregada por funcionarios del Ministerio de Finanzas
durante los debates de las Comisiones de la Asamblea Nacional del Poder
Popular, nombre con el que se conoce al parlamento cubano, compuesto por
600 diputados.
Esperan, además, un ingreso de US$45 millones por la venta de 47
millones de kilogramos de harina, 30 millones de kilogramos de arroz, 20
millones de kilogramos de azúcar, 160 millones de huevos y 1,8 millones
de kilogramos de frijoles, gran parte de los cuales se venderán a
trabajadores independientes.
Según Rodríguez, el grueso del monto aportado llegará como pago de
licencias e impuestos sobre los ingresos personales en el "arrendamiento
de viviendas y la venta de productos y servicios" que realizan los
autónomos.
Crece el número de autónomos
Desde que el gobierno autorizó el trabajo por cuenta propia, en octubre
del pasado año, esta actividad se triplicó, con la entrega de licencias
a 200.000 cubanos, un 30% de los cuales fueron personas despedidas de
las empresas estatales.
El resto de las licencias fueron otorgadas a ciudadanos que
aparentemente no tenían vínculo laboral. En realidad, ocurrió que se
legalizaron muchos trabajadores autónomos que desplegaban su actividad
clandestinamente.
El desarrollo de esta modalidad laboral ha resultado vital para
compensar el despido de 500.000 trabajadores de las empresas estatales,
medida anunciada por el gobierno de Raúl Castro en 2010 pero que avanza
con lentitud.
El trabajo autónomo no sólo es una opción para los despedidos sino que
en ocasiones les mejora el ingreso. Según la Oficina Nacional de
Estadísticas, los cuentapropistas ganan dos o tres veces más que los
empleados del estado.
Para el gobierno cubano, el trabajo por cuenta propia también se ha
convertido en un buen negocio, no sólo por lo que se ahorra en salarios
sino porque percibe millones de dólares por concepto de impuestos y
licencias.
Por otra parte se desprende de una serie de pequeñas actividades
productivas y de servicios para cuyo control necesitaban un gigantesco
aparato burocrático y que, por lo general, se convertían en una fuente
de corrupción.
El modelo soviético
El problema empezó en 1968 cuando el gobierno lanzó la llamada Ofensiva
Revolucionaria, una campaña que terminó nacionalizando todas las
pequeños empresas y los comercios, incluyendo los de los vendedores
callejeros.
Seguían las indicaciones de los manuales soviéticos, en los cuales se
identificaba estatización con socialismo.
Igual que en la ex Unión Soviética, destruyeron al pequeño empresariado
e impulsaron el nacimiento de un monstruo mayor, la burocracia.
Los planes del gobierno de Raúl Castro incluyen desandar ese camino,
reducir drásticamente el número de empleados estatales, entregar amplios
sectores económicos a los trabajadores autónomos y restarle poder a los
burócratas.
En la actualidad las autoridades utilizan diferentes vías para revertir
la estatalización del empleo: otorgan licencias para autónomos, forman
cooperativas urbanas, alquilan medios a trabajadores individuales y dan
en usufructo tierras de labranza.
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