29-03-2011.
Elías Amor Bravo
Economista ULC
(www.miscelaneasdecuba.net).- Ante el próximo Congreso del PCC a
celebrar a mediados de abril me propongo realizar una serie de misivas
en abierto, para tratar de ofrecer argumentos críticos y constructivos
hacia el documento denominado "Lineamientos", con el que se pretende
sentar las bases de una eventual transformación de la economía castrista
hacia una mayor eficiencia y productividad.
Esta es la primera. Quiero que el tono sea pedagógico. Me propongo
tratar de explicar, con detalle, por qué el diseño planteado por el
régimen no puede conseguir sus objetivos. Propondré soluciones
alternativas. No quiero que esta labor se convierta en un ejercicio de
dirigir pelotas contra una pared. Me gustaría recibir opiniones críticas
para contrastar puntos de vista. Trataré de formular mis aportaciones
dentro del marco específico de los "Lineamientos", para que resulte más
fácil realizar el análisis.
Vaya por delante, que creo que el documento en sí, como ya he señalado
en repetidas ocasiones, no es un programa de política económica al uso
porque en él no es fácil identificar la necesaria coincidencia de
objetivos e instrumentos. Tampoco está claro que se trate de un programa
para actuar a nivel macroeconómico, o microeconómico, porque las medidas
apuntadas tienden a mezclarse unas con otras, sin el debido ordenamiento
instrumental.
Tampoco creo que la transformación de una economía de base estatal,
burocrática y planificada, sin propiedad privada, ni mercado como
instrumento de asignación de los recursos, con un elevado nivel de
actividades en régimen de monopolio estatal, se pueda realizar
practicando ajustes en determinadas actividades y dejando todo
prácticamente como está.
En mi opinión, se debería prestar más atención a las reformas
institucionales y jurídicas de la economía que, como algunos analistas
dentro de Cuba advierten, son fundamentales para restaurar tanto la
confianza interna como externa y la credibilidad de la economía.
Por desgracia, en los "Lineamientos" no ocurre nada de esto, y la
apuesta por una economía socialista, estatal y sin mercado ni propiedad
privada, se refuerza ideológicamente, al tiempo que se apunta, de forma
contradictoria, a una progresiva reducción de los gastos públicos para
minorar el tamaño del presupuesto estatal.
Contradicciones como ésta, unidas a la desaparición de empleos estatales
o gratuidades, sin su correspondiente canal efectivo hacia la economía
de los gestores privados, así como el manejo deficiente de la política
monetaria o cambiaria, recientemente, apuntan a que el debate sobre los
"Lineamientos" que puedan realizar los comunistas cubanos, puede llegar
a ser parcial, restrictivo, ideológico y, por ello, dejar fuera de
contexto aportaciones procedentes de distintos sectores de la sociedad
cubana que, sin ser comunistas, aspiren a un modelo de economía similar,
eficiente, competitiva y productiva.
Es cierto que sustraer el debate sobre los asuntos económicos del plano
político ideológico no es fácil, pero en el caso de la economía cubana,
y de su actual situación, difícil de comprender con los modelos y
esquemas analíticos que poseen los economistas para otros países,
entiendo que sería posible realizar esta abstracción, y a ello me
emplazo en las próximas colaboraciones que van a ir viendo la luz en
estas páginas.
Sería conveniente que los "Lineamientos" fueran evolucionando en medio
de estos debates comunistas hacia dos escenarios convergentes.
De un lado, que fueran capaces de integrar propuestas económicas de una
ideología lo más amplia posible del espectro, habida cuenta de que el
modelo estatal y comunista ha quedado sin referencias a nivel
internacional y que la etiqueta "socialista" permite al sector privado
un amplio marco de ejecución económica que en la economía cubana es
impensable.
De otro, que se avance hacia un programa real de política económica
dotado de sus correspondientes objetivos, intermedios y finales, así
como instrumentos para alcanzarlos. Programa que debería tener el máximo
consenso social porque sólo así es posible avanzar en cualquier
sociedad, y que deje a un lado las prohibiciones y las restricciones que
durante décadas han impedido una plena normalización de la economía cubana.
A partir de estas dos acciones, los "Lineamientos" deberían evolucionar
hacia un modelo de economía mixta, en la que servicios, como educación,
sanidad, servicios sociales, queden garantizados en términos de su
prestación pública, al tiempo que se establece un marco equiparable al
de otros países occidentales para el ejercicio de los derechos de
propiedad, la libertad de empresa y la acumulación, como elementos
fundamentales del arraigo microeconómico de la economía cubana.
Me atrevo a afirmar que no será posible lo primero en el futuro si lo
segundo no queda definitivamente garantizado esta vez. Ya no hay margen
para dilatar más en el tiempo lo que supone la vuelta de la economía
cubana a la ortodoxia, sin perder los logros alcanzados, pero sentando
las bases para que la financiación de esa estructura se realice por
medio de la actividad económica privada. El siguiente paso debe
consistir en aprobar la participación prevista en el PIB de la economía
cubana de los gastos públicos y, sólo entonces, iniciar los ajustes, sin
improvisaciones ni gestos que crean más incertidumbre e inestabilidad.
Esta sería la forma de comenzar. En próximas colaboraciones, vamos a
tratar de proponer cómo llegar a esa economía privada competitiva,
eficiente y dinámica que ayude a la consolidación de la estructura
pública, y sobre todo qué estructura pública."
http://www.miscelaneasdecuba.net/web/article.asp?artID=31756
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