Fidel Castro, el stripper en jefe
Nicolás Pérez
Iba a escribir sobre el viaje de Jimmy Carter a La Habana, pero creo que
Rolandito Behar lo va a hacer con más precisión y conocimiento. Entonces
hablemos de Fidel Castro, que es algo, y fíjense que no digo alguien
sino algo, muy raro. Hay innumerables hipótesis de que su personalidad
actual se debe a traumas de su infancia. No opino así.
Está de moda sospechar que los traumas de los niños explican sus
perversiones cuando se convierten en hombres. ¿La realidad? El padre de
Fidel fue un español rústico, que llegó a Cuba a luchar contra los
mambises y se hizo de un capital comprando una pequeña finquita, que
luego corriendo cercas de madrugada robadas a la United Fruit Company la
convirtió en una fincota llamada Birán. Nada extraño. ¿Su madre Lina?
Una sirvienta inteligente que terminó finalmente casándose con el
patrón, pero este tipo de historia también se dio a tutiplén en nuestro
país.
Y así, de un entorno común y corriente, quizás por mutación genética,
nació un monstruo con características especiales que son las que han
marcado la existencia del pueblo de Cuba en el último medio siglo.
La primera es que Fidel es como Jalisco, siempre gana, y si pierde,
arrebata. Nunca ha entendido que la vida es una ruleta donde a veces la
bolita cae en el rojo y otras en el negro. Le es imposible aceptar que
en cada apuesta, y la vida es una perpetua apuesta, existe un por ciento
razonable de posibilidades de ganar o perder. También cualquier ser
humano normal sabe, y esto no debe alterarlo, que cuando juega ajedrez,
damas chinas, o quimbumbia puede salir con el rasero ardiendo. Para
Fidel no, para él cualquier tipo de pérdida es una tragedia, una
hecatombe personal.
Su segunda característica sobresaliente es que es un exhibicionista de
tomo y lomo. Si no aparece en las primeras páginas de los diarios sufre
intensamente. Hay quienes dicen que quiso ser pelotero de Grandes Ligas.
El mismo ha confesado que le hubiera gustado ser escritor. Mentiras.
Puros cuentos. Si en su juventud hubiese fracasado como político, habría
optado por ser stripper, y bailado desnudo, quitándose la ropa con
lentitud, en un bar de mala muerte de Miami Beach. Si entro en
comparaciones históricas, a quien más se me parece Fidel Castro es a
Eróstrato, que el día del nacimiento de Alejandro Magno, en el 356 A.C.,
le dio candela al Templo de Artemisa en Éfeso para llamar la atención.
También tiene un severo parecido a Lady Godiva, una anglosajona casada
con el Conde de Chester, que en la Inglaterra de principios del siglo
XI, por un motivo supuestamente político, protestar contra los altos
impuestos, se paseó desnuda por su pueblo montada sobre un caballo.
Dicen las crónicas de la época que Lady Godiva estaba muy buena, supongo
que tenía un cuerpo parecido al de Shakira. Por eso se exhibió sin una
gota de pudor, como Fidel exhibe hoy su imbécil y obsoleto
antiimperialismo, pero que no es lindo como era el cuerpo de Lady Godiva.
Ahora el tipo está en baja. Ya no hay discursos maratónicos. Se dedica a
escribir aburridas Reflexiones que nadie lee, en las cuales, como un
Walter Mercado sin capa y de capa caída, profetiza tragedias mundiales
donde el yanqui es el totí, ese infeliz pajarito negro que siempre carga
con la culpa de todo.
También no perdona. No sabe lo que es el perdón, ni la indulgencia ni la
compasión. Tiene una memoria de elefante para vengarse de sus enemigos,
no le bastó con encarcelar sino que estuvo torturando al mejor amigo de
su juventud, Rafael del Pino, hasta que se suicidó en la cárcel.
Últimamente Castro ha tenido dos tipos de movidas raras pero que tienen
una clara explicación.
La primera, cuando confirmó recientemente que hace 5 años había
renunciado a la Secretaría General del Partido Comunista de Cuba. Y
luego pidió disculpas porque no se percató de cómo sus comentarios iban
a ser interpretados. Otra guayaba verde. Lo que dijo lo dijo y no se le
fue. Simplemente, no quiere cargar con la responsabilidad del próximo
Congreso Comunista Cubano, que por mucho que digan allá y aquí, van a
aprobar medidas encaminadas a propiciar el capitalismo en la isla. Que
se quedan cortísimas, de acuerdo, pero para el librito por el cual Fidel
se rige, muchas son contrarrevolucionarias.
La segunda movida es la ciberguerra, y que nadie dude ni por un segundo
que tras ella está Fidel Castro. ¿Por qué?... porque hoy siente más odio
por Yoani Sánchez que por Luis Posada Carriles. Y lo siente porque es
mujer e indefensa. Porque frente a ella está impotente; si la deja
suelta lo parte un rayo, y si la encarcela, crea un casi seguro Nobel de
la Paz. Porque mientras él pertenece al pasado, ella es el futuro, la
civilización y el progreso. Porque sin bombas ni fósforo vivo, con una
computadora, Yoani ha puesto a temblar al castrismo y ha convertido en
palabra viva la frase de José Martí, cuando dijo: "Un principio justo
desde el fondo de una cueva, puede más que un ejército".
http://www.elnuevoherald.com/2011/03/29/v-fullstory/912836/nicolas-perez-fidel-castro-el.html
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