¿Papas por la libreta?
[31-03-2014 11:02:32]
René Gómez Manzano
Abogado y periodista independiente
(www.miscelaneasdecuba.net).- La papa continúa siendo un producto
problemático en la Cuba castrista.
Son ya varios los trabajos críticos publicados sobre el tema de la
actual cosecha de papas en Cuba. Ese solo hecho demuestra el estado
ruinoso en que se encuentra la economía; en particular, la producción de
alimentos. En un país normal, la cosecha de ese popular tubérculo no
constituye noticia.
El pasado miércoles 19, CubaNet publicó un trabajo de Gladys Linares, de
título acertado: "La papa de la discordia". Al día siguiente tocó el
turno al colega Jorge Olivera. El poeta y periodista describe con vigor
el cuadro que se vive en los agromercados al llegar la codiciada raíz.
Es desolador el panorama que se observa en esos comercios en tales
ocasiones. Los potenciales compradores, sudorosos, se arremolinan ante
el portón de entrada desde el momento mismo en que se acercan al lugar
los camiones cargados de patatas. No importa que el proceso de descarga
y el papeleo burocrático demoren un par de horas. Los famélicos
marchantes se mantienen haciendo cola todo ese tiempo.
Como regla, en la fila se ven las mismas caras. Es lógico, pues los
menesterosos que deambulan por las inmediaciones de esos centros y los
vecinos cercanos son los que acuden primero. En el tumulto se respira un
ambiente carcelario. La violencia verbal y aun física constituye un
factor siempre presente. La exasperación es generalizada. No cabe
esperar otra cosa cuando hay que dedicar varias horas para poder comprar
cinco kilogramos de papas.
Ante ese cuadro de miseria, la bolsa negra hace su agosto. Esto pese a
la persecución de la policía, que recibió esa tarea como prioritaria.
Los trabajadores de los agromercados trafican con el ansiado producto.
Los camioneros no se quedan atrás. En los accesos a esos comercios, el
saco del tubérculo se cotiza a 200 pesos cubanos o su equivalente
aproximado: 10 dólares. El sueldo promedio de una quincena en Cuba.
Repito que todas estas calamidades han sido descritas ya —y con mayor
elocuencia— por otros colegas. Pero lo que despierta mi atención es
tratar de determinar por qué se mantiene esta situación. ¿Qué razones
hay para que no se haya procurado buscarle una fácil solución? ¿Acaso se
trata de la voluntad deliberada de hacerles la vida aún más amarga a los
ciudadanos de esta tierra que Chávez llamaba "océano de felicidad"?
Esta última idea parece tan loca que opto por rechazarla. Aunque los
jerarcas comunistas son personas que si por algo se caracterizan no es
por la bondad hacia sus súbditos, el mero concepto de que aspiren a
atormentarlos de modo gratuito resulta absurdo. Ellos son autoritarios y
capaces de actuar con crueldad, pero no son aberrados. Entonces, ¿a qué
obedecen esas colas kilométricas?
A mi modo de ver, las opciones para eliminarlas son dos. La primera
sería aumentar el precio de esa mercancía. Es posible que esta solución
no agrade a los jerarcas castristas, por el regusto que tiene a terapia
de choque neoliberal. Pero es un hecho cierto que otros productos de
primera necesidad —como el aceite— sólo se pueden conseguir a los
precios de monopolio que fija el mismo Estado. En el caso citado, en
divisas.
La segunda posibilidad sería recurrir a la cartilla de racionamiento.
Justamente para eliminar situaciones como la de ahora con la papa es que
se creó ese documento tan denostado y socorrido al que las autoridades
le dieron una denominación eufemística: "libreta de abastecimientos". El
sistema es primitivo y hasta humillante, pero por esa vía puede
repartirse lo poco de manera igualitaria y ordenada.
En circunstancias normales, esta última solución sería la escogida. Pero
hay un antecedente que por lo visto impide obrar de ese modo: Hace
varios años, el actual jefe supremo planteó en una de sus alocuciones
que ese rubro iba a desaparecer de "la libreta" para ser vendido por la
libre.
Ese planteamiento (igual que otro tampoco cumplido: el de que cada
ciudadano debía poder tomarse un vaso de leche) partía de un supuesto
que ha dejado de ser realidad: el planificado aumento de la producción
del tubérculo. Esto no se ha materializado, pero todo indica que al
General-Presidente no le agrada dar su brazo a torcer. Si dijo que la
papa iba a venderse por la libre, pues seguirá comercializándose así.
Mientras tanto, los que puedan pagarán el codiciado producto a
sobreprecio; los que no, harán las abominables colas de varias horas al
sol. Y la prensa oficialista, cuando publique un trabajo que quiera ser
crítico sobre ese tema, se abstendrá de apuntar hacia esa obvia
solución. Cuba seguirá teniendo una política papera de principios.
Source: ¿Papas por la libreta? - Misceláneas de Cuba -
http://www.miscelaneasdecuba.net/web/Article/Index/53392f283a682e127020be58#.Uzlca_mSwx4
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