lunes, marzo 31, 2014

La última cruzada

La última cruzada
[31-03-2014 11:26:52]
Victor Ariel González
Cuba Independiente y Democrática

(www.miscelaneasdecuba.net).- No son tiempos de cometer errores para los
que gobiernan Cuba. Los fracasos de su sistema político-social y el
descontento popular se han ido acumulando durante años al punto de
desbordar los depósitos de la credibilidad y contaminar todos los
ámbitos de la vida diaria, impregnándolos de derrota e indiferencia.
Tales sentimientos en la población son el caldo de cultivo propicio para
el estallido social, que no encontraría resistencia en el vasto grupo de
los descreídos.
Si bien la mayoría de los cubanos es incapaz en estos momentos de
rebelarse contra el poder establecido no existe fuerza más allá de los
órganos represivos, pagados por el Estado, dispuesta a combatir actos
antigubernamentales. Quien no esté seguro de esta realidad que compruebe
los hechos de los últimos años: en vez de golpear a activistas de la
oposición durante sus manifestaciones por las calles, en contra del
régimen, es muy común que la gente saque sus teléfonos móviles para
grabar lo que está sucediendo.

Antes había una pronta respuesta por parte de algún que otro "cederista"
convencido; ahora nadie hace nada. Lo ideal sería que los ciudadanos se
sumaran a los reclamos de la oposición de manera espontánea y masiva,
pero al menos ya no hay represión por iniciativa propia. Los actos de
repudio a disidentes son organizados por el gobierno… o no son.

Los altos dirigentes saben que, de perder el actual subsidio venezolano
se generaría una crisis de desabastecimiento semejante a la de los años
90' del siglo pasado. El Estado podría desestabilizarse, así como el
combustible arde gracias a una pequeña chispa inicial. El orden social y
la obediencia, que se sustenta en el miedo, podrían perderse.

Además, han pasado décadas desde el fin de la Guerra Fría y el país ha
tenido que abrirse al mundo. Esto, aunque ha ocurrido de forma lenta y
controlada por el régimen, ha ido socavando el modelo castrista como
paradigma, penetrando en la mentalidad de los cubanos. La generación
histórica está desvaneciéndose, sus hijos están decepcionados y sus
nietos integran las filas de la apatía política, en algunos puntos
cercana a la disidencia, o al menos más cerca de ella que de la
ideología del totalitarismo.

Por eso, mientras más pasa el tiempo, más peligroso se vuelve el juego
del régimen para mantenerse. Tiene que arriesgarse más, realizar más
aperturas, y llegará un punto en que los hechos se precipitarán hacia un
cambio bastante repentino.

Mientras tanto, sus últimas cartas sobre la mesa parecen ser el puerto
de Mariel combinado con la nueva Ley de Inversión Extranjera. Si
Venezuela se hunde (algo que hasta los del Comité Central ven venir
desde hace tiempo), Cuba quedará a la deriva económica. Casi tan
abandonada como cuando acabó la Guerra Fría y la Isla pasó a ser un
museo gigante del comunismo, una feria de antigüedades donde el comercio
más rentable era el de las imágenes del Che en los pulóveres vendidos a
extranjeros.

Por eso no importan ni la eclosión de los cuentapropistas, ni la
posibilidad de tener un pasaporte o de comprar una casa o un automóvil.
Ni siquiera el servicio de Internet que llegará a las casas, según se ha
anunciado, este mismo año. La última cruzada de Raúl Castro y sus
subalternos es el proyecto de Mariel y la apuesta por alquilarle Cuba a
foráneos. Los que mandan en Cuba tienen que hilar bien, bien fino. Al
actual presidente le va en ello su apacible retiro programado para 2018
o tal vez, quien sabe, la supervivencia misma del régimen que él ayudó a
crear y heredó de su hermano mayor.

Source: La última cruzada - Misceláneas de Cuba -
http://www.miscelaneasdecuba.net/web/Article/Index/533934dc3a682e127020be5a#.UzlcefmSwx4

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