Miércoles, Marzo 28, 2012 | Por Ernesto García Díaz
LA HABANA, Cuba, marzo, www.cubanet.org -Inspirado en el artículo
¿Quiénes son los verdaderos anticubanos?, del profesor Antonio Rodiles,
ejecutivo del proyecto Estado de SATS, centro mi indagatoria en el
castrismo instituido en Cuba como manifestación ideológica nacionalista
del poder unipersonal de un hombre y su familia, a la que bien llamó
nuestro colega "Fidel Castro y compañía".
En tal sentido, la Historia reconoce que en las décadas de los años 40 y
50, Fidel Castro Ruz apenas contaba con liderazgo público; sin embargo,
este hombre aprovechó el ascenso de las fuerzas democráticas de
izquierdas y del Partido Ortodoxo para introducirse en ellas y escalar
algunas posiciones para finalmente ascender al poder mediante la lucha
armada.
Mientras tanto, en Latinoamérica por esas épocas se sucedía un ciclo
generacional de ideologías denominadas del "socialismo espiritual",
incentivado por el conjunto de fuerzas políticas de la izquierda
latinoamericana y la influencia de la antigua URSS.
De esta manera, para consolidar su farsa populista de nuevo ideólogo y
líder revolucionario, Fidel aglutinó a un grupo de jóvenes que le eran
simpatizantes, arrastrándolos al ataque al cuartel Moncada en 1953.
Posteriormente llamó a ese grupo "Generación del Centenario del Apóstol
José Martí". En recordación a dicho ataque y a los jóvenes cubanos
caídos fundó el movimiento clandestino 26 de Julio.
Esta organización no se insertó en la vida democrática de la Nación,
pues fue dirigida a la formación de células de acción y sabotaje en las
ciudades y devino más tarde en ejército rebelde que se enfrentó y
derrocó a la dictadura de Fulgencio Batista.
La caracterización de este personaje y su régimen en la historia cubana
puede compulsarse cuando en el año 1958, en una conversación con su ex
profesor, el padre jesuita Amado Llorente, del Colegio de Belén de la
ciudad de Santiago de Cuba, le exclamó: "Padre, ¿de dónde voy a sacar el
comunismo, si mi padre es más franquista que usted!"
La anécdota fue recordada por el sacerdote en cuanto el ex discípulo
arribó a la capital del país en enero de 1959, con su ejército de
barbudos cargados de collares y crucifijos, con aval de falso cristiano.
Esa declaración hecha al eminente religioso violó uno de los
mandamientos de la Ley de Dios: "No levantar falsos testimonios ni
mentir". Momento histórico en el que Fidel mintió a su pueblo, a sus
seguidores y al mundo, que lo observaba con expectación, pues
supuestamente abriría una nueva página democrática en el país. Algo que
nunca sucedió, al instituirse su gobierno en forma de dictadura unipersonal.
Es interesante poder constatar cuántas contradicciones y mentiras
engañosas profería el Máximo Líder: El 22 de junio de 1972, en la
Universidad Carolina de Praga, de la antigua República Socialista de
Checoslovaquia, ante su auditorio cambió de casaca, cuando expresó: "El
programa del Moncada no era socialista. Pero su grupo sí era socialista;
habían estudiado obras de Marx y Lenin… El proceso revolucionario de
Cuba es la confirmación de las fuerzas extraordinarias de las ideas de
Marx, Engels y Lenin". Es evidente la contradicción y el engaño público
de su falsa ideología comunista.
El régimen castrista, iniciador de la revolución llamada "tan verde como
las palmas", manipuló los sentimientos populares para consolidar su
poder, y puso en práctica su fundamentalismo con la Segunda Declaración
de la Habana, que sentó las bases de su sistema nacionalista totalitario
de corte ideológico antidemocrático, conocido popularmente como
fidelismo o castrismo. Este sistema político fue llamado después
"democracia socialista", institucionalizada en 1976 con la aprobación de
una nueva constitución que cerró el paso a la libertad en Cuba.
La ascendencia nacionalista y antidemocrática del castrismo como
corriente ideológica le sirvió al ex dictador para formar alianzas
políticas y militares. Él mantuvo el poder absoluto de su dictadura,
sobre la cual exclamó: "El poder del pueblo, ¡ese sí es poder!" Yo le
matizaría: El castrismo nacionalista, ¡ese sí es poder!
El régimen comunista no ha podido abrazar un proyecto ideológico que
conduzca al bienestar de los cubanos, develando, a 53 años del triunfo
revolucionario, su actual debilidad y su propia autodestrucción.
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