monopolio informativo de Cuba
"Raúl no quiere dejar huella legal; ha paramilitarizado la represión",
señala Reinaldo Escobar
Internacional | 30/03/2012 - 00:00h
Eusebio Val | La Habana
Cuba
No puede faltar la ironía. Cuando nos traen las hamburguesas, en una
cafetería de La Habana Vieja, Yoani Sánchez bromea: "Estas no son
McDonald's; son McCastro". La bloguera cubana y su compañero, el
periodista Reinaldo Escobar, nos explican su esfuerzo de muchos años por
quebrar el monopolio informativo del régimen y contribuir así a su
superación. A ese momento incierto lo llaman "el día X", un objetivo que
se atisba pero nunca se alcanza. "Es como el horizonte", aclara Reinaldo.
Yoani, de 36 años, nació en 1975, en el punto "de máxima sovietización"
de Cuba. "Yo soy un producto genuino de este periodo; era una
pionerita", señala. Sin embargo, asegura que nunca creyó en el sistema.
De ahí que tampoco se autodefina como disidente, si bien no le importa
que otros la consideren como tal.
La futura bloguera se licenció en Filología Románica, especializándose
en literatura iberoamericana. Su tesina, titulada "Palabras bajo
presión", versó sobre la literatura bajo las dictaduras del continente.
Casi todo el trabajo fue sobre dictaduras de derechas. Sobre la cubana
pasó de puntillas, y aun así tuvo problemas. Luego trabajó en una
editorial de libros infantiles y completó el sueldo -durante 14 años-
dando clases de español a turistas alemanes.
El punto de inflexión de Yoani llegó el 13 de agosto del 2001, día del
cumpleaños de Fidel Castro. Lo recuerda así: "Me levanté, conecté las
noticias de la radio y el locutor dijo: 'Hoy es el cumpleaños de la
patria'". Aquella frase actuó como un resorte. Decidió que tenía que
hacer algo para cambiar Cuba. Con el dinero que ganaba con las clases,
empezó a pagarse horas de internet en los hoteles. No era fácil. Se
hacía pasar por extranjera, hablando en inglés o en alemán. Pedía por
favor que le dejaran conectarse durante una hora a la red (pagando, por
supuesto). Fue así que empezó a desarrollar su pasión por las nuevas
tecnologías y las posibilidades que abrían en Cuba. Con Reinaldo crearon
una revista digital, Consenso. Él era el director. Ella, la diseñadora
de la web.
El blog de Yoani llegó en abril del 2007. "Al principio el régimen me
ignoró, porque era tecnológicamente muy primitivo, pero cuando se hizo
más sofisticado y permitió los comentarios de los lectores, entonces
empecé a tener problemas", afirma. Por el camino hay dos detenciones,
con malos tratos, en el 2009 y el 2010. En la segunda ocasión, Yoani
dejó su móvil abierto. Quedó grabado todo lo ocurrido, incluidas las
conversaciones entre los policías. Tras ser liberada, la bloguera tuvo
el atrevimiento de presentar una denuncia a la Fiscalía de la República.
Presentó como prueba un disco con la grabación del móvil. La Fiscalía
nunca le contestó, pero no ha habido desde entonces más detenciones. "He
llegado a un nivel de visibilidad que me protege", asegura.
Según Reinaldo, "la represión raulista no deja ninguna huella legal". Es
un método algo distinto al de Fidel, que prefería el show, el juicio.
"Con Raúl se ha paramilitarizado la represión", constata Reinaldo.
Yoani confiesa que su trabajo sigue siendo muy difícil, con muchos
obstáculos. Debe aguzar el ingenio para hacer llegar su mensaje. Ella no
tiene internet en casa. Continúa usando hoteles y su red de amigos. Ha
conseguido que, mediante un SMS enviado a un número exterior, se envíe
un tuit. El sistema funciona, pero es complicado y caro. Los lectores le
ayudan financiando la recarga de su móvil.
La bloguera tiene su pasaporte lleno de visados de países de donde ha
recibido invitación, pero no la dejan salir al extranjero. Según ella,
el régimen sabe que volverá a Cuba y eso sería un acicate para que otros
la imiten y crezca la rebeldía interna.
Sobre el escenario del día X, Reinaldo dibuja cuatro posibilidades:
revuelta popular, invasión extranjera, golpe de Estado y profundo cambio
desde dentro, según el modelo español. Advierte, empero, que los tres
primeros escenarios podrían producirse de manera simultánea. Es obvio
que él y Yoani favorecen la cuarta alternativa. Pero al término del
encuentro nos aconsejan que sigamos el ascenso político de Alejandro
Castro Espín, hijo de Raúl, militar y héroe de la guerra de Angola,
donde perdió un ojo. Creen que este hombre, apodado el tuerto o el Moshe
Dayan cubano, podría encarnar la solución norcoreana que teme la disidencia.
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