Raúl Castro debate en Parlamento cubano su reforma económica
En la apertura de la sesión no se permitió el acceso de la prensa
internacional
Agencias, La Habana | 16/12/2010
El presidente de Cuba, Raúl Castro, encabezó el miércoles el debate en
el Parlamento de las reformas económicas que propone para sacar a la
Isla de una grave crisis y dejar atrás el modelo centralizado soviético.
Los 611 diputados de la Asamblea Nacional sesionan en pleno en la
segunda y última reunión anual, esta vez de mayor relevancia por figurar
en la agenda el proyecto de 291 lineamientos de la política económica
que deberá aprobar el VI Congreso del gobernante Partido Comunista (PCC)
en abril.
En la apertura de la sesión, a la que no tuvo acceso la prensa
internacional, el ministro de Economía, Marino Murillo, según el
telenoticiero estatal, rindió el informe del desempeño económico en
2010, marcado por un fuerte ajuste, ahorro, falta de liquidez,
ineficiencia y baja producción.
Raúl Castro, al mando desde que en 2006 enfermó su hermano Fidel, máximo
líder de la revolución, impulsa un plan que incluye la reducción del
aparato estatal, ampliación del sector privado y apertura a la inversión
extranjera, descentralización de la agricultura, eliminación de
subsidios y aumento de impuestos.
Su programa contempla el recorte, en marcha desde octubre, de más de un
millón de empleos que sobran en el Estado —los primeros 500.000 hasta
marzo— y la apertura de licencias para 178 oficios, a fin de que
absorban a buena parte de los desempleados.
El Gobierno de Raúl Castro sostiene que los cambios van mucho más allá
de la tímida reforma de apertura con la que Cuba encaró en los años 90
la crisis en que cayó por la desintegración de su sostén, la Unión
Soviética.
De esa reforma sobreviven apenas 143.000 pequeños negocios. Ahora, más
de 100.000 cubanos acudieron en los últimos dos meses a las oficinas que
dan las licencias, pese a que muchos temen que los controles oficiales y
burocráticos, la falta de un mercado mayorista de insumos y los
impuestos frenen su ilusión empresarial.
"Es hora que haya un cambio en Cuba, porque la situación es dura.
Magnífico que todo el mundo tenga oportunidad de tener su propio
negocito, alquilar su casa, pero es absurdo que si no hay materia prima
y a precio accesible, o los impuestos, así no te da la cuenta", dijo
Yury Barrios, un vendedor de 30 años productos agrícolas.
Raúl Castro defiende sus medidas como necesarias para evitar que la
revolución "caiga al precipicio", arrastrada por un sistema en el que el
Estado controla 95% de la economía, y está agobiado por la gigantesca
burocracia, por el paternalismo y la corrupción.
Un debate popular sobre las medidas se abrió en diciembre. Sin reparar
en lo macroeconómico, los cubanos centran sus inquietudes en su
subsistencia diaria, sobre todo en una progresiva eliminación de la
"libreta" que garantiza desde hace medio siglo mínimas raciones de
algunos alimentos a precios bajos y los salarios que rondan los 20
dólares frente un costo de vida elevado.
"Me preocupa que se esté hablando de eliminar la libreta, y, si lo
hacen, dónde vamos a comprar los alimentos", declaró Gladys González,
una jubilada de 71 años, quien tiene un retiro de 242 pesos (10 dólares).
El Gobierno pide a los cubanos paciencia y trabajo duro, y asegura que
la apertura a la iniciativa privada y la eliminación de subsidios no
implica un giro al capitalismo, sino que se busca "actualizar" el modelo
socialista para hacerlo más eficiente.
"La ideología comienza por la economía", recordó el comentarista
económico Ariel Terrero. El economista opositor Oscar Espinosa criticó
por su parte que los "cambios son para que no cambie nada".
La Comisión Económica para América Latina (CEPAL) precisó esta semana
que la economía cubana creció este año 1,9%, resultado muy discreto en
comparación al promedio latinoamericano de 6%.
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