30-10-2010.
Jorge Marín Matos
Ex Oficial de la Seguridad del Estado
(www.miscelaneasdecuba.net).- Tras la repentina enfermedad de Fidel
Castro, el tradicional poder cubano se vio permeado de medidas
emergentes. Asumía por sustitución o designación familiar el no menos
conocido Raúl Castro, hermano menor del líder histórico.
El anecdotario histórico recoge al actual Presidente del gobierno cubano
como un hombre de radicales decisiones y hay quien lo caracteriza de
histérico y profundamente inseguro. Pero no acentuemos estos criterios
por una simple opinión personal. Seamos un poco más atentos a la historia.
A mediados de la década del 90, un joven galeno que prefirió el
anonimato dijo que en una ocasión el Comandante en Jefe sufrió un ataque
cardiaco muy peligroso y que pudo haber sido el momento final de su
vida. Raúl Castro, quien había abandonado el hábito de fumar, volvía por
aquellas horas a llevarse un cigarrillo a la boca. La ausencia posible
de Fidel se había convertido en un tema de notables temores.
Sin embargo la figura de Raúl Castro, vista como radical y enérgico
gobernante, demostró serenidad aparente. Tras su arribo al poder y con
Fidel completamente dedicado a reflexiones y escritos desde su cama, el
nuevo jefe del Comité Central del Partido Comunista en Cuba, iniciaba
sus movimientos sobre el tablero de ajedrez en que ha quedado convertida
la situación política interna de la isla. Pero la incertidumbre que se
observa en torno al actual mandatario va más allá del presente roll al
frente del Estado.
Recordemos a un Raúl Castro obstinado y volcado en el descabezamiento
del Ministerio del Interior durante el verano de l989. Lo que la
dirección del país ocultó tras el juicio público a los militares entre
los que significaban el General de División Arnaldo Ochoa Sánchez y
otros oficiales del Ministerio del Interior, fue que la imaginación y la
incertidumbre echaron a correr rumores sobre planes de golpe de Estado.
Quienes fueron la mano derecha de Fidel Castro para las operaciones
encubiertas en América latina y Europa, eran maliciosamente revestidos
por un comentario disociador donde se quería traslucir un supuesto plan
para atacar al líder de la revolución y derrocarlo del poder. Fueron
meses demoledores para las fuerzas que sustentaban el poder político en
Cuba y Raúl Castro, quien desde un inicio sufrió sinceramente la pena de
muerte contra el conocido jefe militar, arremetió con su ira y dolor,
encargándose de purificar el aire que se respiraba en las altas esferas
de ambas instituciones militares.
Ordenó entonces cambios muy radicales y dio indicaciones precisas al
Teniente Coronel Ibañez, cuadro de las Fuerzas Especiales recién
consolidadas y bajo subordinación directa a Raúl Castro, para
desmantelar la base de la Dirección de Operaciones Especiales, DOE,
perteneciente al Ministerio del Interior y ubicada en las cercanías al
rio Jaimanitas, al Centro Oeste de la Capital.
Sumido en la duda y cuestionada la confianza de los dirigentes,
profundizó aún más en su decisión y tomó medidas radicales.
Al desarticular sin muchas explicaciones la estructura de la Dirección
General de Operaciones Especiales, DOE, quedaron miles de combatientes
prácticamente al desamparo, tal y como se tratase de la última legión
romana. Eran aguerridos soldados que habían participado en, al menos,
tres aventuras militares e incalculables misiones encubiertas en África,
América Latina y Europa, sin dejar de señalar la incursión de fogueo
realizada en Vietnam durante la guerra. Habían quedado en la misma
historia, la lista de muertos que tales misiones arrojaron al fenómeno
familiar cubano derivado del internacionalismo militar.
El desacierto del actual mandatario, fue más allá de sus límites y
desmanteló igualmente la estructura de Inteligencia Operativa,
sustituyendo cada jefe existente a varios niveles y convirtiéndolos en
policías a algunos y jubilando a otros. Años de lucha y trabajo lanzados
por la borda tras la imaginación y las dudas de un Raúl que en aquel
entonces ni siquiera imaginaba llegar a dirigir la isla.
El Ministerio del Interior, fue apuntalado con la elite confiable que
exportó el actual mandatario desde sus filas en las Fuerzas Armadas y
desde ese entonces cada paso de la institución fue y es profundamente
analizado por el actual Presidente. Tras la relevante manifestación de
las Damas de blanco en el escenario político, Raúl Castro puntualizó
indicaciones a los mayores niveles de Dirección Operativa: Cada decisión
a tomar sería consultada a su nivel y valorada su aprobación.
La situación actual de la política interna en Cuba revela que la actitud
del Presidente no sea la misma que años antes. No obstante sus temores
pueden generar reacciones y estas pudieran ser enérgicas y dolorosas,
aunque detrás de la figura tradicionalmente conocida de dura y rígida,
pudiera ocultarse un hombre de otro corte.
Las actitudes se han revelado ahora tras colocar a su nieto como un
pilar importante dentro de su escolta. El joven se encarga de priorizar
la custodia de su abuelo para cada paso, cada movimiento, cada maniobra
física en el territorio, hasta el paso que físicamente debe dar al
caminar. Por si fuera poco, bajo la observancia del actual Presidente,
se estructuró un andamiaje de Descubrimiento de Contrainteligencia con
sede en los bloques de la propia Plaza de la Revolución, bastión de las
fuerzas operativas y dicha estructura investigativa fue mejorada con una
selección exquisita de oficiales de diferentes líneas operativas y
conocida bajo el nombre de Departamento 50 del Ministerio del Interior.
Esta joven estructura militar goza de los más cuantiosos recursos para
satisfacer las necesidades operativas por requerimientos de primer
nivel, y entiéndase el nivel máximo: Raúl Castro. Con la joven
estructura se dio al traste con investigaciones especiales como fueron
las seguidas contra los dirigentes del Partido Comunista y en especial
la persona de Carlos Lage y Felipe Pérez Roque. Así los restantes casos
de sustituciones a niveles considerables del Estado han sido
protagonizados por las eficientes investigaciones de los hombres que
integran estas estructuras. En fin una verdadera maquinaria contra las
dudas y los miedos del primer hombre de la nación y quien sin descansar
en ello, colocó a su hijo, el Coronel Alejandro Castro, al frente de
todo ese aparato selecto para el descubrimiento control y purificación
del aire a respirar en los pisos altos del gobierno cubano.
El poder en Cuba ha ido tomando una característica familiar donde
igualmente se observan las castas de hombres de confianza vinculados a
lazos históricamente amigables. En otras palabras el presidente de la
isla ha condicionado la estructura de poder con personas muy
comprometidas políticamente y quienes conforman la apreciable Mafia
Revolucionaria que maneja el poder político. Pero llama la atención cómo
ese aparato de poder, incluyendo las jóvenes estructuras operativas, con
abundantes recursos y medios técnicos, van a detener la reacción de
una juventud que no se identifica con el proceso político, que no se
siente comprometida con ello y que pese a los riesgos y avatares decide
por si misma lo que quiere y qué camino tomar en un futuro mediato.
http://www.miscelaneasdecuba.net/web/article.asp?artID=30407
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