Por Diego Urdaneta (AFP)
WASHINGTON — Un eventual cambio de la política de Estados Unidos hacia
Cuba, vigente por medio siglo, se desvanece ante la posibilidad de una
victoria republicana en el Congreso, donde de todas formas ya existe
gran reticencia tanto demócrata como republicana a relajar el embargo.
Los republicanos se encaminan a obtener la mayoría en la Cámara de
Representantes, según múltiples sondeos, en las elecciones legislativas
del 2 de noviembre, lo que augura un fracaso a un proyecto de ley que
buscaba levantar las restricciones de viajes a la isla comunista.
Esa iniciativa, que también facilita la venta de productos agrícolas,
había centrado las esperanzas de varios legisladores y grupos
empresariales y agricultores estadounidenses, que la consideraban como
un primer paso para levantar el embargo, vigente desde 1962.
"No creo que después de las elecciones el ambiente cambie. Ese proyecto
de ley tiene mínimas posibilidades. Creo que estamos atascados" en
cuanto a Cuba, afirmó el experto en relaciones entre Estados Unidos y
América Latina del Instituto Brookings, Ted Piccone.
"Hay voces firmes en ambos partidos, más en los republicanos, pero
también en los demócratas, que están a favor del status quo y no quieren
un cambio hasta que no haya un cambio de gobierno en Cuba", señaló
Piccone, durante un evento en Washington.
El proyecto de ley, respaldado por 140 organizaciones, fue aprobado en
junio en la Comisión de Agricultura de la Cámara, pero todavía debe
pasar por la Comisión de Relaciones Exteriores y el pleno, y luego ir al
Senado.
En la Cámara Alta, varios senadores demócratas han admitido que no
tienen los votos para aprobarlo, mientras que otros, como el hispano
Robert Menendez -cuyo escaño no está en juego en estas elecciones-, ha
prometido evitar a toda costa su concreción.
La iniciativa para relajar el embargo contra Cuba "está absolutamente
acabada" en el futuro inmediato, dijo recientemente a periodistas el ex
senador republicano por Florida Mel Martinez.
Los grupos que luchan contra el embargo "se han visto tremendamente
debilitados en el actual ciclo" electoral, dijo el anticastrista Martinez.
Dos senadores que mantuvieron una posición firme contra el embargo, los
demócratas Christopher Dodd y Byron Dorgan, no se están presentando para
la reelección en estas elecciones, en las que por lo demás el tema de
Cuba ha estado ausente de la campaña.
Pero un impulso firme desde la Casa Blanca todavía podría conseguir
cambiar el rumbo de la política estadounidense hacia Cuba, según Sarah
Stephens, directora del Centro para la Democracia en las Américas, una
de las organizaciones detrás del proyecto de ley para permitir los
viajes a Cuba.
"En años recientes, la mayor modificación del embargo ocurrió en 2000
con un presidente demócrata y un congreso republicano, cuando se abrió
la venta de comida producida en Estados Unidos en Cuba", dijo Stephens a
AFP.
El presidente estadounidense, Barack Obama, liberó los viajes y el envío
de remesas de cubanoestadounidenses a la isla, permitió acuerdos en el
sector de telecomunicaciones y retomó el diálogo migratorio con La Habana.
Pero Obama afirmó la semana pasada ante corresponsales hispanos que su
gobierno aún no ha visto "los resultados de las promesas" de mayor
apertura de la administración de Raúl Castro.
"Antes de tomar pasos adicionales queremos ver si el régimen de los
(hermanos) Castro es serio acerca de una política diferente", dijo
Obama, quien según versiones de prensa estudiaría ampliar las licencias
para viajes académicos, culturales o deportivos a la isla.
El presidente puede tomar unilateralmente esa medida y algunas otras
para ampliar los contactos con La Habana, pero no puede levantar el
embargo sin que lo apruebe el Congreso.
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