Eric Toussaint (especial para ARGENPRESS.info)
Existen varios factores, externos e internos, que están creando una
situación difícil y de tensión en Cuba. La crisis financiera y económica
mundial afecta directamente a la economía cubana en cinco niveles.
1.- El precio de la tonelada de níquel que exporta Cuba bajó, en el
mercado mundial, de 50.000 dólares a 10.000 dólares entre 2008 y 2009.
2.- Aunque la cantidad de turistas haya aumentado un poco en 2009, éstos
redujeron notablemente lo que gastan, y por ello los ingresos por
turismo disminuyeron un 10 %.
3.- La caída del precio del petróleo, que afectó directamente a
Venezuela, retrasó el pago de los servicios que Cuba ofrece a los
venezolanos, en especial, los relativos a la salud.
4.- Los efectos, que todavía permanecen, de los daños producidos por los
grandes huracanes que arrasaron la isla en 2008.
5.- El mantenimiento del embargo por el gobierno de Barack Obama. El
nuevo presidente ni siquiera levantó las medidas que prohíben a los
ciudadanos estadounidenses hacer turismo o curarse en Cuba. Dada la
proximidad entre Estados Unidos y Cuba, el turismo proveniente del
vecino del Norte podría aumentar en forma notable los ingresos por
turismo en la isla.
La consecuencia de todo esto es un desequilibrio (un déficit) en la
balanza comercial de Cuba, puesto que el país debe importar en gran
proporción alimentos para el consumo en el país. El gobierno reaccionó
con una fuerte reducción de las importaciones, lo que afectó la vida
cotidiana de la población cubana. Las dificultades de aprovisionamiento
en alimentos han creado un malestar perceptible por aquellos que hablan
con los cubanos y cubanas en la calle. Se debe precisar que, al
contrario de una aplastante mayoría de los países en desarrollo,
incluidos los países emergentes, nadie muere de hambre en Cuba y no se
constata una insuficiencia alimentaria ponderable en la población. Los
cubanos y cubanas no están subalimentados. En un país donde las
desigualdades siguen siendo mucho menores que las de los países vecinos,
la población tiene acceso a una alimentación suficiente y a servicios
sanitarios y educativos de calidad. En 2009, un habitante medio ingirió
3.200 calorías por día, mientras que la norma nacional mínima es de
2.600 calorías.
De todas maneras, gran parte de la población se siente frustrada en su
vida cotidiana, ya que debe dedicar un tiempo anormalmente largo en las
colas frente a las tiendas de alimentación. Además, el precio de algunos
productos aumentó, como por ejemplo las patatas, cuyo precio, liberado,
se duplicó.
Cuba tiene un acceso restringido a la financiación externa
Se debe recordar que Cuba no es miembro ni del FMI ni del Banco Mundial,
de manera que no sufre sus directivas. Por lo tanto, Cuba no les pide
créditos. Por otro lado, los países miembros del Club de París desde
hace años rechazan otorgarle préstamos. Aunque cuando se conoce las
condicionalidades que acompañan a esos créditos, la verdad es que no hay
necesidad de lamentarse por ello. (1)
Los bancos privados internacionales, cuando están dispuestos a
concederle créditos, cobran primas de riesgo país muy elevadas para
protegerse del embargo decretado por Estados Unidos. Concretamente, la
mayor parte de los préstamos otorgados a Cuba provienen de China, Brasil
y Venezuela. Esta situación es muy decepcionante ya que los países de la
región que constituyeron en Cancún, en febrero de este año, la Comunidad
Latina y del Caribe (que comprende todos los Estados de América, excepto
Estados Unidos y Canadá) disponen de cerca de 500.000 millones de
dólares en forma de reservas de cambio. En lugar de utilizar estas
reservas para realizar inversiones productivas en la región o para
ayudar a algunos países del Sur con balanzas comerciales
desequilibradas, una parte considerable de estos fondos se prestan al
gobierno de Estados Unidos mediante la compra de bonos del Tesoro
estadounidense. (2) La situación es muy frustrante, ya que, en el ámbito
político, la creación de esta nueva organización pone fin a una anomalía
existente desde hace cerca de medio siglo, o sea, la existencia de una
Organización de Estados Americanos (OEA) cuya sede está en Washington y
de donde Cuba fue excluida por la presión de las autoridades
estadounidenses.
Los retrasos que persisten en el despegue del Banco del Sur, creado por
siete países (3) (cuyas operaciones, de todas maneras, están limitadas a
Sudamérica), no permiten tampoco entrever una posibilidad de préstamo
solidario a corto plazo para Cuba. Finalmente, el banco del ALBA, (4)
que apenas está en la fase de su puesta en marcha, tampoco dispone de
socios suficientemente ricos, excepto Venezuela, para constituir una
sólida fuente de financiación para Cuba.
Unas reformas necesarias en el ámbito agrícola
Después de abordar los factores externos, abordemos ahora los factores
internos.
El balance de los 50 años de política agrícola cubana es negativo
porque, como ya se ha mencionado, más de la mitad de las calorías
ingeridas en la isla provienen de alimentos importados. Por lo tanto, se
está muy lejos de la soberanía alimentaria. Para responder a esta
situación, las autoridades acaban de adjudicar en usufructo casi un
millón de hectáreas en barbecho a 100.000 familias. No nos podemos
imaginar que esta decisión positiva sea suficiente para aportar
realmente una solución que esté a la altura de los problemas. Cuando se
interroga a las autoridades sobre sus políticas en materia de derechos
de propiedad, responden que no se contempla la modificación legislativa
actual que permitiría la extensión de la propiedad privada en la
agricultura y en los servicios (ver recuadro). Las autoridades quieren,
con toda razón, evitar la reconstitución de los latifundios.
Efectivamente se deben tomar medidas que imposibiliten la reconstrucción
de las relaciones de producción y de propiedad capitalistas tanto en el
sector agrícola como en el resto de la sociedad cubana, no existe
ninguna duda sobre eso. Pero el observador se da cuenta que el sector de
la pequeña propiedad familiar privada es donde la producción de
alimentos es más eficaz. Ahora bien, este sector representa sólo un
pequeño porcentaje de todas las tierras cultivables de Cuba. El estado
podría aumentar la cantidad de familias con acceso a la propiedad
privada, bajo la condición de producir alimentos. A estas familias
campesinas se les debería prohibir la venta de sus tierras a terceros
para evitar la concentración de tierras y por ende la reconstitución de
latifundios. El Estado podría estimular la extensión y estabilización de
un campesinado productivo constituido por explotaciones familiares que
podrían utilizar métodos orgánicos para producir una cantidad suficiente
de alimentos de calidad. La familia que trabajase una tierra que le
pertenece debería participar directamente en la producción y podría
contratar algunos asalariados para ayudarles, con la condición de que se
respetase estrictamente el código de trabajo, garantizando unas
condiciones de trabajo y un salario digno, y la contribución a la
financiación de la seguridad social del trabajador. Se circunscribiría
de esta forma el sector privado a la pequeña producción familiar de
mercado, que podría coexistir con los sectores cooperativos y estatales.
Se podría también, junto a estos sectores, desarrollar una producción
agrícola municipal, urbana o semiurbana, bajo la autoridad de los
municipios. De hecho, durante los últimos veinte años, los cubanos y
cubanas desarrollaron la producción en huertos urbanos o semiurbanos y
alcanzaron un elevado nivel de eficacia. Esta experiencia podría ser
reforzada.
El control obrero, la autogestión, el control ciudadano, la organización
de los espacios de debate
Pero la condición sine qua non para encontrar soluciones a los problemas
de Cuba consiste en dar un salto cualitativo en la participación popular
bajo diferentes formas: control obrero, autogestión, control ciudadano,
organización de espacios de debates contradictorios, etc.
Efectivamente, el problema fundamental de Cuba reside en que los
trabajadores y trabajadoras y la ciudadanía en general no se sienten
directamente implicados en las decisiones que afectan a su trabajo
(condiciones de trabajo, destino del producto de su trabajo,
mantenimiento de las herramientas, etc.). Esto produce un nivel de
productividad muy bajo, un importante despilfarro, así como una gran
cantidad de robos en los lugares de trabajo. Es el factor interno
esencial que explica las debilidades intrínsecas del régimen cubano. Es
cierto que la historia del siglo XX y comienzos del siglo XXI ofrece
pocos ejemplos duraderos y exitosos de experiencias de control obrero y
de autogestión. Los países que intentaron experiencias socialistas
rápidamente vieron como éstas se deformaban en burocráticas y
autoritarias, seguidas, sin matices, de su degradación. A pesar de las
dificultades objetivas y subjetivas, si no se hace un progreso radical
en este aspecto, todas las tentativas de mejora y de reforma corren el
riesgo de estar destinadas al fracaso y, por consiguiente, las
frustraciones y desilusiones tendrán el terreno abonado. Cuando se
interroga a las autoridades sobre la cuestión de la participación
popular, se obtienen respuestas evasivas.
El retrasado fin de la «libreta»
El gobierno cubano decidió hace más de un año, en su afán de hacer
frente a la reducción de los ingresos del Estado, poner fin, en forma
progresiva, a la existencia de la «libreta». ¿Qué es la libreta? Es el
carné del que dispone cada cubano/a que le da acceso a una serie de
productos de base a un precio muy bajo, prácticamente simbólico. Estos
productos cubren aproximadamente el 30 % de las necesidades
alimentarias. Esto representa, según los cálculos oficiales, un coste
para el Estado de 1.000 millones de dólares por año. Para suministrar a
toda la población los productos de la libreta fuertemente
subvencionados, el Estado debe gastar esa suma, ya sea comprando
productos importados con divisas, o remunerando a los productores
locales. La gran mayoría de los cubanos y cubanas consideran la libreta
como una de sus grandes conquistas. En las actuales circunstancias,
parece que el gobierno es consciente de que la supresión de la libreta
produciría un enorme descontento popular. Es probable que renuncie a su
supresión durante este año o en los próximos dos años. Pero la amenaza
de esa decisión no está definitivamente abandonada.
Desde hace 20 años se escuchan infinitos comentarios vaticinando el
inminente fin del régimen castrista y/o la restauración del capitalismo.
Ninguna de esas dos cosas ha pasado y Cuba sigue siendo el país donde el
capitalismo fue suprimido hace 50 años como consecuencia de una
revolución. Sometido al bloqueo de Estados Unidos, condenado todos los
años por más del 98 % de los miembros de la Asamblea General de las
Naciones Unidas, el país está de nuevo frente a una serie de desafíos
que sólo una renovación de la autoactividad de las masas podrá superar.
Propiedad de la Tierra Agrícola en Cuba
Por Daniel Munevar Sastre
En el momento del triunfo de la Revolución Cubana en 1959, la propiedad
de la tierra mostraba un alto índice de concentración: el 9% de las
fincas concentraba el 73% de las tierras (5). La reforma agraria
implementada entre 1959 y 1963 progresivamente redujo la concentración
de la tierra en manos privadas a través de la reducción del tamaño
permitido de las propiedades. A partir de 1963, el tamaño máximo de una
hacienda fue reducido a 67ha, mientras que las propiedades de mayor
extensión fueron nacionalizadas. Hacia 1989, el 82% de la superficie
total y el 73% de la superficie agrícola pertenecían a 385 empresas
estatales. (6)
La crisis económica causada por la caída del bloque soviético puso de
relieve los problemas de productividad del sector agrícola en la isla.
Ante esta situación el gobierno procedió a buscar alternativas para
reducir la dependencia de importaciones de alimentos. En 1993 se
proceden a crear las UBPC (Unidades Básicas de Producción Cooperativa),
para incentivar la producción. Para el año 2000, las cooperativas
agrícolas ocupaban el 43% de la superficie total y el 61.3% de la
agrícola (7). Sin embargo la reciente crisis alimentaría ha puesto de
relieve los problemas con esta iniciativa. Tras 2 décadas desde su
creación, cerca de la tercera parte de las UBPC no generan ganancias.
Esta situación, aunada a acusaciones de corrupción y falta de control
democrático dentro de las cooperativas, llevo a que en 2009 se
eliminaran 139 UBPC y se fusionaran otras 76 (8). A pesar de esta
situación las cooperativas aun ocupan el 42% de las tierras en Cuba en
el 2010, mientras el gobierno sigue explorando alternativas para
incrementar la producción agrícola.
Traducción: Griselda Pinero y Raúl Quiroz
Notas:
1) Cuba suspendió el pago de su deuda con el Club de París a mediados de
los años ochenta (véase Damien Millet y Eric Toussaint, 60 preguntas/60
respuestas sobre la deuda, el FMI y el Banco Mundial, Icaria
Editorial/Intermón, Barcelona 2010).
2) Véase Eric Toussaint, El Banco del Sur y la nueva crisis
internacional, El Viejo Topo, Mataró, 2008, capitulo 1.
3) Ibid.
4) ALBA (Alianza Bolivariana para los Pueblos de América) es un proyecto
de integración alternativa propuesto en 2003 por el presidente de
Venezuela en respuesta al ALCA (Área de Libre Comercio de las Américas),
iniciativa estadounidense. En funcionamiento desde 2004, comprende
actualmente a Venezuela, Cuba, Bolivia, Nicaragua, Dominica, San Vicente
y las Granadinas, Ecuador y Antigua y Barbuda. La propuesta de
integración incluye proyectos en los sectores de finanzas, educación,
infraestructuras, ciencia y tecnología, energía, medio ambiente, etc. La
iniciativa más importante hasta ahora es la de Petrocaribe, que provee
petróleo venezolano en condiciones ventajosas al resto de países
miembros. En el momento de su apogeo, en 2008, el valor total de las
exportaciones de petróleo venezolano a sus socios de Petrocaribe alcanzó
los 10.000 millones de dólares.
5) Ver, Jiménez, R. (2007), "Aspectos fundamentales del desarrollo
cooperativo cubano", FLACSO. Disponible en:
http://www.flacso.uh.cu/sitio_revista/num3/articulos/art_RJimenez2.pdf
6) Ver, Díaz, B. (2005), "Migraciones Este-Oeste en Cuba. Las
cooperativas agrícolas como vía de inclusión social". Ponencia al IX
Seminario Internacional UniRcoop, Río de Janeiro.
7) Op. Cit. 2
8) Ver, "Aciertos y Desaciertos de las UBPC". Disponible en:
http://www.granma.cubaweb.cu/2009/12/04/nacional/artic01.html
Eric Toussaint es presidente del CADTM Bélgica (Comité por la Anulación
de la Deuda del Tercer Mundo, www.cadtm.org ), es doctor en Ciencias
Políticas. Es autor de La Crisis Global, Editorial de las Madres de la
Plaza de Mayo, Buenos Aires, 2010; autor de Banco del Sur y Nueva Crisis
internacional (editorial Viejo Topo, Barcelona, Enero 2008; editorial
Abya-Yala, Quito, Junio 2008; Observatorio DESC, La Paz, Octubre 2008),
autor de Banco mundial, el golpe de estado permanente (El Viejo Topo,
Barcelona, Enero 2007; Editorial Abya-Yala, Quito, Julio 2007; CIM,
Caracas, Agosto 2007; Observatorio DESC, La Paz, Noviembre 2007); autor
de La Bolsa o la Vida (CLACSO, Buenos Aires, 2004; Editorial Ciencias
Sociales, La Habana, 2004; editorial Abya-Yala, Quito, 2002). Eric
Toussaint es coautor junto a Yannick Bovy del libro Le Pas suspendu de
la révolution. Approche critique de la réalité cubaine, Editions Le
Cérisier, Mons, 2001.
http://www.argenpress.info/2010/06/los-desafios-de-cuba.html
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