2010-03-30.
Héctor Julio Cedeño Negrín, Periodista Independiente
(www.miscelaneasdecuba.net).- Probablemente el empecinamiento de la
dictadura castrista, hará irreversible la existencia de las Damas de
Blanco. La incapacidad de los dictadores cubanos de comprender que es
mucho más lógico e inteligente poner en libertad a todos los presos
políticos y hacer así determinadas concesiones para intentar prolongar
el tiempo de su agonía y tratar de morirse, sin entregar el poder,
demuestra que el alzaimer, se extiende impetuoso por el cerebro de la
tiranía.
Cuando por fin comprendan esto, ya será demasiado tarde. Habrán abierto
un frente que les será imposible cerrar. Ellos mismos están arraigando
esta protesta, que posteriormente se ampliará a toda la población.
Las mujeres son para cualquier régimen imperante, muy difíciles de
combatir. Y su represión sensibiliza a todos, porque ellas son el núcleo
central de la familia y por ende de toda la sociedad, al menos para la
cultura occidental.
Todos nacimos de una madre, pero muchos tenemos esposas, hijas o
hermanas, por lo que saber golpeada una mujer, concita el rechazo unánime.
Lo ocurrido en Párraga, donde fueron utilizadas hasta carceleras de
prisiones de mujeres, de por si deshumanizadas, en la tremenda violencia
contra señoras absolutamente pacíficas, causo total indignación a través
de Cuba. Más aún, cuando entre las reprimidas se encontraban varias
abuelas de avanzada edad. Incluso, personas simpatizantes con la
dictadura de los Castrados, reaccionaron indignadas ante la operación,
despiadada.
Todo este estado de cosas y dada la rápida difusión de la noticia en la
Ciudad de la Habana y a lo largo de la nación, otorgaron notoriedad
inimaginable a las valerosas mujeres cubanas.
Tan así es, que el jueves en la tarde en las esquinas de las calles
Zanja y Belascoain había gran aglomeración de personas y policías,
inmediatamente en el ómnibus en que viajaba alguien sugirió, ¡Esas son
las Damas de Blanco! Pero en realidad era un mortífero accidente de
tránsito, lo que provocó la multitud.
Este jueves veinticinco salieron. En esta ocasión las aguerridas
féminas, respondían a una multitudinaria marcha efectuada en Miami, en
solidaridad con ellas y con su lucha, que es la de toda Cuba. Esto,
después de siete días de protestas, por los siete años de la Primavera
Negra, donde fueron sentenciados más de setenta y cinco Presos de
Conciencia, cuya excarcelación es aún reclamada.
Varias de ellas habían salido ya hacia sus respectivas provincias
(algunas fueron golpeadas, nuevamente, en marchas por el interior del
país), y ni el cansancio de todos estos días, ni las pasadas golpizas
recibidas, mermaron su resistencia y su fe. Esta vez caminaron y
liberaron palomas blancas, como el más elocuente símbolo de libertad, su
petición permanente.
En esta ocasión eligieron a un grupo de jóvenes de la universidad,
transportados en modernos ómnibus Yutong, de fabricación China, para
establecer la gritería acompañante de las Damas, que las hacen más
notables aún. Y más parecían los tiernos muchachos parte de la
manifestación que contra manifestantes, como tratan de aparentar.
Claro, la diferencia radica en las consignas envejecidas, las mismas que
usaban en los años sesentas, cuando yo era un niño, aquellas de,
¡Fidel…pan, AUNQUE sea!, ¡Fidel seguro,… que te DIERON duro!, ¡Esta
calle es de Fidel!, pero ni las arregla el muy abandonado y otras tan
viejas como los decrépitos dictadores, ya escleróticos. Las Damas
gritaban ¡LIBERTAD! Eterno reclamo, de los cubanos.
Para algunos estudiantes esto es como el recreo en su hastiada
existencia, sin esparcimientos, diversiones, ni lugares donde ir.
Utilizaron además estudiantes extranjeros mucho más apasionados a la
cacareada revolución cubana, por las gratuidades y prebendas que les
ofrece la dictadura nacional. Y en la que no creen los nativos. Parece
ser que muchos escolares cubanos se niegan a gritar contra las Damas.
Conocedores además de la situación de la patria, muchos de estos jóvenes
sueñan con emigrar.
Entre los participantes, algunos bailaban y hasta se agachaban
divertidos, los esbirros de la Seguridad del Estado, a veces hasta los
empujaban. Para otros como una joven trabajadora de la ETECSA, este es
un ejercicio obligatorio, por su decir '…si no venimos y gritamos,
perdemos la divisa'.
Para los vecinos es algo digno de la curiosidad, y se paran en calles y
balcones a verlas pasar, muchos con notable simpatía, unos pocos
gritando contra ellas, los menos, casi siempre personas muy viejas,
aquellas que tal vez en su juventud apoyaron a la invocada revolución
ahora envejecida y decadente.
Un viejo loco lanzó un huevo, pero casi golpea a los segurosos, estos se
asustaron y le gritaron -¡...Oye no, eso no! Alguien le grito
-¡Guárdalos para la comida!
Poco a poco los cubanos vamos recuperando las calles y nuestro derecho
de protestar y manifestarnos, gracias al servicio de esas valientes mujeres.
Un par de segurosos hablaban como para que los oyera, decían,…-es
imperdonable que un negro se preste para esto.
Como si no respondiera comenté con un amigo,…-las cárceles están llenas
de negros y en las esquinas casi solo a los negros, le pide carnet, el
policía. La revolución se dedica a reprimirlos, cosa completamente
cierta, y los dirigentes aburguesados, los gerentes y sus socios son
casi todos blancos. En los hoteles y en el turismo en general, trabajan,
casi solo blancos y en los barrios marginales e insalubres, viven
mayoritariamente negros, en barrios como Miramar, Siboney, Atabey, La
Coronela, Bilmore, Cubanacán, etc, etc, casi todos los que viven, son
blancos, un negro allí, es un suceso. Un Lazo, por ejemplo, una pésima
representación de los negros.
En fin, han sido días gloriosos, la dictadura está acorralada en su
propio corral, fabricado por ella para otros y hace sopa de su propio
chocolate para beber en las mañanas. Se consume a si misma y ahorita,
ella misma se acaba. La corrupción inconmensurable, es cada día más y
todos los días del Señor.
http://www.miscelaneasdecuba.net/web/article.asp?artID=26831
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