René Gómez Manzano
LA HABANA, Cuba, marzo (www.cubanet.org) - Muerto heroicamente Orlando
Zapata, los medios de prensa han reaccionado intensamente, incluso en
Cuba. Confieso que este escenario me complace muchísimo. Las campañas
mediáticas que me aturden son las que hacen los totalitarios para lavar
los cerebros de sus súbditos. Lo único que deploro es que la gran
cobertura se logrado sólo con la inmolación.
En realidad, no cabía esperar otra cosa. A quienes nunca han estado
presos en Cuba hay que informarles que —por desgracia— suelen pasar
inadvertidos para el gran público los sacrificios que hacen los
cautivos. Éstos, a diferencia de los Cinco, no tienen acceso a internet,
ni pueden ser fotografiados o llamar por teléfono a su antojo; y sólo
reciben visitas de familiares.
Por eso el ex preso político Guillermo Fariñas, prodigando abnegación y
actuando en nombre de los que no son escuchados, ha logrado llamar la
atención del mundo hacia la justa causa de los prisioneros de conciencia
de Cuba. Me siento representado por él; por eso me complace sobremanera
que periodistas que tienen vergüenza viajen a Santa Clara a entrevistarlo.
Visité a Coco tras el inicio de su huelga. Lo vi mucho más delgado que
de costumbre; noté su decaimiento y sus manos heladas. Desde entonces
han pasado muchos días; él se ha mantenido inconmovible, y comprendo que
ahora esté peor.
Su acto de protesta es algo real, y no una mera comedia; por eso su
salud se resiente cada vez más. Hace días tuvo un dolor tan intenso que
los médicos pensaron en un infarto; este lunes hubo que retirarle la
canalización; ha tenido fiebres de hasta 39,5 grados; su presión
arterial está muy baja. Confieso que toda esa situación no me parece
nada graciosa, como ha sugerido alguien.
Ahora, cuando ya han terminado exitosamente los siete días consecutivos
de marchas que las valerosas Damas de Blanco realizaron para conmemorar
igual número de años que sus esposos, hijos y otros seres queridos
llevan guardando injusta prisión, el foco de la atención internacional
se centra nuevamente en el admirable esfuerzo de Fariñas.
Comprendo que, aunque el planteamiento sea ridículo, los alabarderos del
régimen lo llamen "mercenario". Para eso les pagan. También entiendo que
algún otro, con títulos de independiente, utilice argumentos más
retorcidos al tratar de empequeñecer el inmenso sacrificio.
Pero sé que ahora, cuando hay en el mundo tantas personas decentes
dispuestas a escuchar, gracias a Zapata y a Fariñas, el mensaje de los
demócratas cubanos se difunde, y llega así a más oídos receptivos.
Podría ponerme a hacer comparaciones; contrastar —por ejemplo— las
cárceles cubanas con las de los países civilizados, pero no vale la pena
hacer parangones estériles. ¿Tendría sentido perder el tiempo comparando
a un león con una rata de alcantarilla?
También yo amo las citas martianas. Por eso termino así: "Como la llaga
con hierro ardiente, ha de ser quemado en su cueva el talento que no
sirva a la virtud".
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