Publicado el jueves, 05.29.14
¿Financiar la represión?
ANÓLAN PONCE
"Los que niegan la libertad a los demás, no se la merecen ellos mismos"
Abraham Lincoln
La frase del Gran Emancipador es un claro mensaje al crisol de
personalidades, entre ellos 15 cubanoamericanos, que este pasado 20 de
mayo enviaron una carta al Presidente Obama pidiéndole que apruebe un
cambio de política hacia Cuba lo cual, por sus provisiones, en esencia
equivaldría a una discreta apertura económica. La carta llega como
colofón a una campaña comenzada desde principios de año muy bien
financiada y organizada para socavar el embargo apelando a la autoridad
ejecutiva del Presidente evadiendo el Congreso. Una serie de eventos así
lo demuestran.
En febrero, el magnate cubano del azúcar, Alfy Fanjul, declaraba en una
entrevista al Washington Post que estaba dispuesto a invertir en Cuba
bajo las circunstancias correctas. Unos días después, el Atlantic
Council publicaba los resultados de una encuesta auspiciada por ellos
diseñada para inferir la conclusión que la mayoría de los
norteamericanos favorece un acercamiento con Cuba. En abril, un recién
creado grupo, CubaNow, inundaba las estaciones del metro de Washington
con pancartas pidiendo al presidente Obama reconsiderar las sanciones a
Cuba. Apenas tres semanas después, Tom Donohue, presidente de la Cámara
de Comercio Norteamericana, anunciaba su viaje a la Isla, y
simultáneamente el Consejo de las Américas hacía pública esta carta al
Presidente.
La carta-propuesta es incondicional, y la mayoría de los firmantes de
origen cubano son empresarios de éxito, algunos con un largo historial a
favor de un acercamiento al régimen castrista que incluye inversiones de
la diáspora en Cuba. Provenientes de diversos campos como la banca, los
bienes raíces, la construcción, el cuidado de la salud y la producción
de azúcar entre otros, hay que suponer que lucrarían enormemente con una
apertura económica. Quizás ello explica que la propuesta no haya sido
condicionada al respeto de los derechos humanos porque constituiría un
conflicto de intereses, ya que el régimen la rechazaría. También pudiera
ser que el tema de los derechos humanos del pueblo de Cuba no parece
interesarles, a decir de sus acciones en el pasado
Ninguna de estas personas alzó sus voces para protestar las injustas
detenciones de la Primera Negra del 2003; tampoco cuando, semanas
después, fusilaban a tres jóvenes por el delito de robarse una lancha en
Cojímar para escapar a la libertad. Todos permanecieron silentes
mientras Orlando Zapata Tamayo agonizaba en huelga de hambre, y callaron
también ante la misteriosa muerte de Laura Pollán y el encubrimiento del
asesinato de Oswaldo Payá y Harold Cepero. Silencio hicieron también
ante la muerte a palos del infeliz Juan Wilfredo Soto García y el deceso
de Wilman Villar Mendoza a consecuencia de una huelga de hambre.
Está claro entonces que la mayor preocupación para los signatarios de la
carta no es un estado de derecho, sino una mejoría económica que,
teorizan, eventualmente conducirá a ello. Por eso sacrifican los
derechos humanos ahora, para ir en pos de una utópica sociedad civil
fortalecida que perciben surgirá en el futuro al proporcionarle al
pueblo la oportunidad de echarse unos cuantos pesos en los bolsillos,
mientras sus amos se enriquecen y se consolidan en el poder. La
experiencia china y vietnamita nos dice que la visión de una rebelión de
cuentapropistas es ficción. Un régimen fortalecido económicamente
reprimirá más, y el ciudadano promedio no querrá arriesgar sus modestos
logros. El humanismo con que han revestido la propuesta debe ser
contrarrestado con una pregunta moral: ¿Debemos financiar ahora la
continua represión de los cubanos o debemos luchar por terminarla?
La propuesta enfoca solo un aspecto de la realidad cubana y hace graves
omisiones. Aparte de ignorar los derechos humanos, también ignora que
Cuba continúa en la lista de países terroristas; que es un enemigo
jurado de Estados Unidos y mantiene una presencia subversiva en
Venezuela; que acaba de ser sorprendido enviando secretamente armas a
Corea del Norte y mantiene en injusta prisión a Alan Gross. Pero lo que
la nulifica es que sus autores no consultaran a la disidencia, a esos
valerosos cubanos que a diario soportan el acoso en una sociedad
totalitaria, y constituyen la única voz genuina de nuestro pueblo
oprimido. Ellos más que nadie tienen el derecho a decidir su futuro, y a
sentarse en cualquier mesa de negociación.
La propuesta disminuye y subestima al pueblo cubano, el cual el
comunismo forzó a "resolver", e ingenioso sobrevivió la libreta de
racionamiento, la carne rusa, el picadillo de soya y "el período
especial". Ese mismo pueblo ahora ve a los causantes de sus desventuras
hundirse en el caudal de la miseria que crearon habiendo agotado ya
todos sus recursos. ¡Dejémoslos que se ahoguen, el pueblo ya aprendió a
nadar!
Source: ANOLAN PONCE: ¿Financiar la represión? - Opinión -
ElNuevoHerald.com -
http://www.elnuevoherald.com/2014/05/29/1759760/anolan-ponce-financiar-la-represion.html
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