Derechos Humanos, Represión, Embargo
Elogio y refutación de la cordura
Antonio Rodiles saca provecho de que Cuba firmó los pactos
internacionales de derecho humanos y pide al Gobierno ratificarlos
Arnaldo M. Fernández, Broward | 27/05/2014 1:21 pm
El lunes 19 de mayo, Antonio Rodiles presentó, en las oficinas del Jefe
de Estado y Gobierno y en la Cancillería, una queja por la demora en
ratificar los pactos internacionales de derechos humanos junto con la
petición de correr ya ese trámite pendiente desde 2008.
Rodiles acaba de librarse así de la impedimenta fútil que viene
arrastrando la oposición pacífica con recogidas de firmas para presentar
proyectos a la Asamblea Nacional, donde no hay un solo diputado opositor.
Para la gente sin poder político, no tiene sentido solicitar al poder
constituido que haga cosas en su propia contra. Frente al poder
gobernante, la gente de abajo se queja por la violación de sus derechos
legalmente establecidos o se rebela con balas o con votos para cambiarlo.
Es vergonzoso que el propio dictador haya enseñado cuál es el camino del
pueblo cubano para la oposición pacífica: "Les queda un cláusula
teórica: que vayan a la Asamblea [Nacional] y que sean mayoría; si
postulan a los delegados de circunscripción, si tuvieran mayoría, votan
por ellos y sencillamente, mediante la vía electoral, pudieran tomar el
poder [y] hacer una contrarrevolución por vías legales" (Biografía a dos
voces, Debate, 2006, p. 556).
La contradicción práctica
Esta vía legal electoral se despacha fácil con que la dictadura ejerce
tal represión que ningún disidente será jamás delegado de
circunscripción ni mucho menos diputado. Sólo que la única alternativa
para cambiar el régimen político sería entonces una revuelta popular y
lo que viene haciéndose es que las víctimas de la represión reclaman
derechos, pero al mismo tiempo instan el cambio de gobierno sin tener
apenas gente que se bote a la calle.
Giovanni Sartori dejó claro que en política no se puede sacar igual
provecho de acciones contrarias. Se puede lograr más de una cosa solo a
condición de pedir menos de la otra (La politica: logica e metodo in
scienze sociali, Milán: SugarCo, 1979, pp. 140 ss).
Rodiles saca provecho de que Cuba firmó los pactos internacionales de
derecho humanos y pide al Gobierno ratificarlos. Así allana el camino
para la discusión venidera de qué reservas e interpretaciones serían
inadmisibles al momento de la ratificación. Quedó atrás la tradición de
caer en trances de liderazgo por presentar tal o cual proyecto y
exigirle al poder que preste atención, porque hay revuelo en Internet y
en el exterior. Como si esto importara a un Estado totalitario que no ha
tenido que recurrir al estado de emergencia para controlar a los revoltosos.
Los pactos y el embargo
Al firmar los pactos internacionales de derechos humanos, Cuba puso la
piedrecita de siempre en el camino de la ratificación: "El embargo
económico, comercial y financiero impuesto por los Estados Unidos de
América y su política de hostilidad y agresión contra Cuba constituye el
obstáculo más serio para que el pueblo cubano disfrute los derechos
establecidos [en aquellos]".
Y como la clave para mantener el embargo es que levantarlo no
contribuiría en nada a mejorar la situación de derechos humanos,
volvemos a toparnos con Sartori, porque arreciar el embargo tampoco ha
contribuido a ninguna mejoría y ninguna administración estadounidense se
atreve a aplicarlo a rajatabla.
Esta contradicción práctica solo puede resolverse… con un pacto.
Washington abroga el embargo y La Habana ratifica los pactos
internacionales de derechos humanos para incorporarlos sin reservas en
su sistema jurídico. Si esto es misión imposible, pues seguirá la rima
de los espectáculos opositores hasta que La Habana y Washington pacten
algo distinto para consumar en la paz aquella maldición que Kennedy le
echó a Miró Cardona en la guerra: Your destiny is to suffer.
17 instantes de una primavera plattista
Ya se advierten pasos precisos, como la carta abierta con 40 firmantes
al Presidente Obama para que respalde la sociedad civil en Cuba. El
plattismo es acaso la única forma que tienen los cubanos residentes en
EEUU para hacer política a favor de Cuba, como acaba de advertir el
filósofo Emilio Ichikawa. Puede venir desde la izquierda —mejorar las
relaciones— o desde la derecha, en la tradición advertida por Enrique
José Varona: las relaciones Cuba-USA no son problema de "alta política",
sino de "alta presión".
Como el obligado pleito en el Congreso para levantar el embargo sería
más duro, este ademán del plattismo de izquierda cifra la esperanza en
el menú ejecutivo. Algunas medidas gubernamentales de alivio del embargo
podrían ser:
1. Incrementar los viajes de ciudadanos y residentes que no son de
origen cubano mediante interpretación extensiva de las 12 categorías
legales de autorización, en particular investigaciones, actividades
educacionales, presentaciones públicas, proyectos humanitarios,
exportación de productos agrícolas y negocios de exportación e importación.
2. Eliminar el límite de gastos (ca. $180 diarios).
3. Dejar sin efecto la prohibición de usar tarjetas de crédito y débito,
cheques personales y de viajeros.
4. Autorizar a todos los aeropuertos para vuelos fletados.
5. Restablecer el servicio de ferry.
6. Autorizar a todas las agencias de viajes para operar con Cuba.
7. Autorizar a los viajeros para que, sin límite de valor, compren
productos cubanos de uso personal o como regalos y puedan llevarlos de
vuelta.
8. Levantar la prohibición de que empresas cubanas participen en la
transportación.
9. Autorizar bancos corresponsales y apertura de cuentas por entidades
cubanas en bancos americanos para facilitar las exportaciones agrícolas.
10. Derogar la prohibición de que los barcos con productos agrícolas a
Cuba no puedan cargar mercancías allí para llevarlas a un tercer país.
11. Incrementar la lista de productos exportables a Cuba.
12. Autorizar sin trabas en los pagos tanto la importación de medicinas
y productos biomédicos cubanos como la exportación de insumos para las
industrias cubanas de biotecnología y productos médicos.
13. Instruir a las instituciones financieras internacionales que no
entorpezcan el otorgamiento de créditos a Cuba.
14. Dejar que Cuba use el dólar en sus transacciones internacionales.
15. Permitir que las subsidiarias extranjeras de compañías
norteamericanas hagan transacciones de servicios con Cuba, ya que la Ley
Torricelli (1992) prohíbe tan sólo el comercio de mercancías.
16. Levantar las prohibiciones de que los barcos que hayan transportado
mercancías a Cuba no puedan entrar durante 6 meses a puertos de los EEUU
y de que estos puertos no puedan usarse para el transporte de mercancías
o pasajeros hacia o desde Cuba.
17. Sacar a Cuba de la lista de Estados patrocinadores del terrorismo.
Si el poder ejecutivo adoptara todas o una parte sustancial de estas
medidas, el embargo se desfondaría sin remedio en medio de la actual
sinergia entre el ajuste cubano y la industria de viajes y envíos a la
Isla. ¿Y los derechos humanos? Pues ahí. Tampoco China ha ratificado los
pactos y es dueña del Tesoro americano.
Source: "Elogio y refutación de la cordura - Artículos - Opinión - Cuba
Encuentro" -
http://www.cubaencuentro.com/opinion/articulos/elogio-y-refutacion-de-la-cordura-318015
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