Cambios para el bien de pocos
Jueves, 29 de Noviembre de 2012 14:01
Escrito por Rogelio Fabio Hurtado
sCuba actualidad; Marianao, La Habana, (PD) La burocracia dominante por
fin se ha resignado a entregar algunas parcelas de su estéril monopolio:
a partir del año que viene, los establecimientos de servicios de
gastronomía, hasta hoy estatales, pasarán a ser administrados por sus
empleados en calidad de arrendatarios.
A primera vista, parece la rectificación de aquel descomunal error
celebrado como la ofensiva revolucionaria de 1968. Sin embargo, bien
mirado, ese juicio peca de superficial, pues según lo anunciado, la
medida no significará un vuelco total, pues preserva a las respectivas
empresas burocráticas, para que puedan controlar provechosamente las
gestiones comerciales.
El Estado comienza por ahorrarse los salarios del personal, pues en lo
adelante será este quien deberá tributarle dinero contante y sonante, a
cambio prácticamente de nada. También borra de su contabilidad los
costos de agua, electricidad y mantenimiento de los locales. Además, la
magnitud del desfalco habitualmente practicado, recaerá ahora sobre los
flamantes dueños.
Vale subrayar que estos servicios serán cobrados según la tarifa vigente
para las residencias particulares, aunque quede bien aclarado que los
locales seguirán siendo propiedad estatal.
Por si fuera poco, los almacenes mayoristas le venderán a estos
establecimientos su mercancía "a precios minoristas, con un ligero
descuento" de modo que el financiamiento de la imprescindible ganancia
correrá por los consumidores, hasta ahora maltratados por las
insuficiencias socialistas, relativamente baratas. Ahora, podrán
disfrutar de lo peor de cada sistema: persistirá el trato torpe y la
limitada oferta, solo que ahora tendrá que pagarla a precios de mercado.
El escueto texto publicado no da respuesta a casi nada, excepto a la
prohibición de subarrendar. Tampoco aclara respecto a la competencia de
estos centros con los de los cuentapropistas ya establecidos. Las
relaciones entre los colectivos de trabajadores tampoco se delimitan.
Simplemente, las unidades comerciales que antes pertenecían a
determinada empresa, ahora no podrán esperar ninguna ayuda, aunque deban
seguir atados a ellas.
Dudo mucho que esta modalidad de la propiedad obrera haya sido prevista
por ninguno de los autores clásicos del marxismo. Al modelo aplicado por
el mariscal Tito en Yugoslavia, los estalinistas lo tildaron de
revisionista, alentador del surgimiento de una aristocracia dentro de la
clase obrera. El actual modelo chino depende de las más amplias
conexiones con el capital extranjero y no de exprimirle los kilos al
mini-negocio.
Esta forma de proceder, donde el Estado se asegura de entrada todas las
ventajas y le impone al ciudadano deseoso de escapar a la miseria
gabelas de garrotero, francamente recuerda los sistemas de protección
ideados por las mafias de antaño.arrenda
¿Quiénes serán los escasos beneficiados? Supongo que quienes resulten
premiados por la piñata para hacerse con los títulos de administradores,
personas con impecables historiales de conducta marxista-leninista, a
quienes ahora se les impondrá la desagradable tarea de enriquecerse
mediante el lucro capitalista, a condición de que no dejen de aplaudir.
Tan pronto empiece a funcionar se evidenciarán los síntomas de
empantanamiento. Entonces, los generales al mando tendrán que morderse
las lenguas y darle luz verde al inevitable capitalismo contemporáneo,
por mucho que eso disguste a los fracasados estalinistas. Ya lo veremos.
Para Cuba actualidad: rhur46@yahoo.com"
http://primaveradigital.org/primavera/component/content/article/117-politica/5894-cambios-para-el-bien-de-pocos.html
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