Cooperativas de informáticos: ¿cuatro gatos en un garaje o verdadero
salto en la tecnología?
Estas pequeñas empresas privadas, recientemente autorizadas por el
gobierno cubano, corren el riesgo de quedar a medio camino.
martinoticias.com
diciembre 18, 2012
En 2006, un grupo de estudiantes y profesores de la Universidad de las
Ciencias Informáticas (UCI), en La Habana, fueron sancionados por
utilizar los equipos del centro docente para tener acceso libre a la
internet. Se convirtieron ellos en los pioneros de una actividad
económica entonces penada. Ellos crearon chats clandestinos en
servidores de la UCI, tuvieron contactos con otras personas en la
internet que no viven dentro de la Isla, evadieron los propios sistemas
de seguridad que estaban supuestos a implementar y mantener, además de
compartir contraseñas y cuentas de acceso con un sinnúmero de personas
dentro y fuera del programa cubano.
Ahora es muy posible que los mismos muchachos puedan emprender este tipo
de iniciativas sin miedo a un castigo: por primera vez, en más de 50
años, un grupo de profesionales cubanos, graduados después de 1964,
podrán ejercer sus carreras en negocios privados.
El Decreto-Ley número 305, del 15 de noviembre de 2012, publicado en la
Gaceta Oficial el pasado 11 de diciembre, permite la creación de estas
empresas privadas denominadas "cooperativas no agropecuarias" con un
carácter experimental, por período de un año, en las que pueden
asociarse traductores, informáticos y contadores.
Las mencionadas cooperativas estarán presentes en todo el país con al
menos tres asociaciones en cada territorio, mientras la mayoría lo
estarán en Centro Habana, Mayabeque y Artemisa.
Según el decreto, las empresas arrancarían inicialmente con el dinero
que aporte cada uno de sus socios, o mediante créditos bancarios. En el
caso de que el negocio sea de interés para el Estado, obtendrían capital
del fondo de fideicomiso del presupuesto estatal.
En estas firmas sólo pueden estar cubanos mayores de 18 años que vivan
en la isla, aptos para realizar labores productivas o de servicios en su
actividad. Los extranjeros no tienen cabida en este tipo de empresas,
pues según explica la abogada independiente Laritza Diversent "este
Decreto-Ley impide que los extranjeros inviertan en las cooperativas no
agropecuarias, (porque) realmente en Cuba existe una ley para la
inversión extranjera, y hay un procedimiento que es bastante gravoso
para los inversionistas extranjeros".
Como cualquier entidad comercial, las cooperativas podrán exportar e
importar, siempre que sigan las regulaciones impuestas por el Ministerio
de Comercio Exterior y la Inversión Extranjera que sería, en definitiva,
el gestionador de la operaciones.
Para el informático cubano Eliécer Ávila, la medida es positiva; sin
embargo, advierte que "es imposible que ninguna cooperativa en el campo
de la tecnología pueda ser competitiva, realmente innovar, crear,
aportar al mundo de las tecnologías y al mercado de las tecnologías
actuales sin tener inversiones de mediana o gran escala".
Ávila, egresado de la UCI, explicó que no se trata "de cuatro individuos
en un garaje reparando un disco duro, sino de invertir decenas o cientos
de miles de dólares en tecnología, en investigación, en infraestructura,
en personal, para poder realmente, construir, idear, crear productos que
puedan competir con las soluciones que en otros países, contextos del
mundo, se están creando constantemente".
"No se puede aplicar ni mucho menos este concepto, de que las
cooperativas en Cuba siempre tenemos que hacer negocios
subdesarrollados, negocios de inversiones risibles. Eso no va a traer un
resultado ni en el desarrollo del país ni en el desarrollo económico de
las personas que lo van a elaborar. Hay que comenzar a eliminar barreras
conceptuales con respecto a los negocios que se están creando", enfatizó.
Laritza Diversent, en cambio, opina que esta iniciativa constituye el
punto de inicio para que Cuba se desarrolle en este sentido: "Tenemos 50
años de atraso tecnológico; aquí no hay generación tecnológica. Creo que
a partir de ahí, es que ellos (Gobierno) podrán pensar en desarrollar
algo, porque muchos de los servicios que tiene el Estado son insuficientes".
La economía planificada en Cuba durante décadas no aupó la actividad
económica privada. Hasta 1989, se permitían ciertas profesiones como
peluqueros, sastres, jardineros, taxistas, fotógrafos, electricistas,
carpinteros y mecánicos, junto a trabajos profesionales como dentistas,
médicos, arquitectos e ingenieros graduados antes de 1964.
En 1995, en medio del período especial, se permitieron 117 actividades
privadas. Los pioneros del cuentapropismo fueron entonces los amoladores
de tijeras, payasos, arregladores de colchones, desmochador de palmas, y
otros. En 2004 no se renovaron varias licencias de actividades privadas,
pero con la legada al poder de Raúl Castro se aumentó en 2010 a 178 las
actividades permitidas, y de ellas, 83 no tenían que tener vínculos
familiares para ejercerlas.
http://www.martinoticias.com/content/decreto-ley-305-cooperativas-privadas-cuba-elieser-avila-laritza-diversent/17655.html
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