Publicado el sábado, 06.30.12
el informe Oppenheimer
Paraguay: La defensa selectiva de la democracia
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Andrés Oppenheimer aoppenheimer@elnuevoherald.com
Disculpen el atrevimiento, pero Brasil, Argentina, Colombia y otros
varios países latinoamericanos tienen mucha de la culpa por la reciente
salida forzada del ex presidente paraguayo Fernando Lugo: han
permanecido en silencio ante tantas violaciones a la democracia en
Nicaragua, Bolivia, Venezuela y Cuba que han contribuido a crear un
clima de "vale todo"' en la región.
La defensa selectiva de la democracia de muchos países latinoamericanos
— que ponen el grito en el cielo cuando presidentes de derecha
atropellan las libertades democráticas, pero no dicen una palabra cuando
presidentes de izquierda hacen lo mismo— ha dado como resulto una
constante erosión de la democracia.
El nuevo gobierno paraguayo del presidente Federico Franco, que fue
suspendido del Mercosur, argumenta que el Congreso paraguayo actuó
estrictamente dentro de los límites de la Constitución cuando depuso a
Lugo el 22 de junio.
El artículo 225 de la Constitución de Paraguay permite que el congreso
paraguayo enjuicie al presidente "si desempeña mal sus funciones" y si
—tal como ocurre en los sistemas parlamentarios— dos tercios de ambas
cámaras del congreso votan su destitución. La votación contra Lugo fue
de 39 a 4 en el Senado y de 73 a 1 en la Cámara de Diputados.
Pero los críticos señalan— acertadamente— que el procedimiento no
cumplió el proceso debido, porque no se le dió a Lugo el tiempo
necesario para preparar su defensa. Aunque el artículo de la
Constitución no especifica cuánto tiempo se debe dar al presidente,
otros artículos dicen que todo individuo tiene derecho "al tiempo
indispensable para preparar su defensa". Lugo había pedido 18 días, pero
sólo se le concedieron dos horas.
En cualquier caso, los legisladores que orquestaron la destitución
forzosa de Lugo deben haber sentido que su "juicio político express" era
un pecadillo menor comparado con las violaciones de los derechos
democráticos que estan teniendo lugar en otros países de la region, sin
ninguna consecuencia diplomática.
En las elecciones de 2011 en Nicaragua, no hubo ninguna queja oficial
latinoamericana cuando el presidente Daniel Ortega se hizo reelegir para
un tercer período presidencial pese a todo tipo de irregularidades. La
misión de observación electoral de la Unión Europea afirmó que el
resultado electoral fue ''opaco", y que el proceso "fue conducido por un
sistema electoral que no era independiente".
Casi todos los observadores internacionales coincidieron que la
candidatura de Ortega para la reelección estaba prohibida por el
artículo 147 de la Constitución nicaragüense, que prohibe la reelección
consecutiva, o por más de dos períodos. Pero Ortega consiguió que los
jueces sandinistas dictaminaran — en un procedimiento ilegitimo - que la
cláusula constitucional no se aplacaba en este caso.
De manera semejante, tampoco hubo quejas latinoamericanas cuando el
presidente venezolano Hugo Chávez inhabilitó sin debido proceso a mas de
270 lideres opositores en las elecciones para gobernadores estatales de
2008.
Tampoco hubo reclamos regionales cuando Chávez decidió no renovar la
licencia de la cadena televisiva independiente RCTV, ni cuando
desconoció la voluntad de los votantes venezolanos, que en 2008
eligieron al candidato opositor Antonio Ledesma como alcalde de Caracas.
Tras la victoria electoral de Ledesma, Chávez creo un nuevo cargo por
encima del alcalde de Caracas, y le quito a Ledesma casi todos sus
poderes, y virtualmente todo su presupuesto oficial.
En Bolivia, durante los últimos cuatro años el presidente Evo Morales ha
encarcelado o enviado al exilio a casi todos los gobernadores estatales
opositores, sin someterlos a los procedimientos señalados por la ley. Al
menos cinco gobernadores opositores, incluyendo a algunos ex candidatos
presidenciales de la oposición, han sido encarcelados u obligados a
salir del país sin debido proceso.
Y el dictador militar de Cuba, Gen. Raúl Castro, en lugar de ser
presionado para que permita elecciones libres, ha sido recibido con
creciente calidez por los muchos de los presidentes que hoy denuncian la
destitución de Lugo. En la reciente Cumbre de las Américas en Cartagena,
Colombia, casi todos los países de la región amenazaron con no asistir a
futuras cumbres entre Estados Unidos y Latinoamérica si Cuba no es invitada.
Por absurdo que parezca, Cuba —que no ha permitido elecciones libres en
más de cinco décadas— retiró su embajador de Paraguay la semana pasada,
senalando en un comunicado que la isla "no reconocerá autoridad alguna
que no emane del sufragio legítimo y el ejercicio de la soberanía por
parte del pueblo paraguayo", informó la agencia EFE.
Mi opinión: La destitución del ex presidente paraguayo Lugo estuvo mal y
—aunque no es tan claramente violatoria de la ley como el golpe de
Honduras en 2009— merece la condena de la región.
Pero la indignación selectiva de Brasil, Argentina, Colombia y otros
países por la violación de los principios democráticos en la región ha
promovido este tipo de conductas. Es hora de que los países alcen la voz
contra todas las violaciones de los principios democráticos, ya sea en
Paraguay, Honduras, Nicaragua, Venezuela o Cuba.
http://www.elnuevoherald.com/2012/06/30/v-fullstory/1241503/paraguay-la-defensa-selectiva.html
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