Mis ansias no son de protagonismo, sino de agonía
Miércoles, Mayo 30, 2012 | Por Ernesto Santana Zaldívar
Entrevista con Orlando Luis Pardo Lazo
LA HABANA, Cuba, mayo, www.cubanet.org -OLPL es escritor, fotógrafo,
bloguero, pero sobre todo un personaje que provoca la controversia en
los últimos años. Mucho antes, fue un asombroso estudiante, licenciado
en Bioquímica por la Facultad de Biología (1994), trabajador de la
División de Vacunas humanas del Centro de Ingeniería Genética y
Biotecnología ("Fungí y un poco fingí como biólogo molecular en un
proyecto de vacuna de ADN recombinante contra el Virus Dengue, que aún
continúa y me temo continuará hasta el fin de los tiempos", dice él).
Pero en 1999 lo expulsaron por presuntos planes de salida legal del
país. Además de que fue como si le anularan el título, "fue mi bautizo
con la Seguridad del Estado", cuenta OLPL, que entonces anduvo dos años
en la calle, desquiciado.
Pero hacía tiempo que escribía. Pasó el Taller de Técnicas Narrativas
"Salvador Redonet" impartido por el narrador y poeta Jorge Alberto
Aguiar Díaz (JAAD) y el Taller de Formación Literaria "Onelio Jorge
Cardoso" dirigido por el escritor Eduardo Heras León, gracias a quien
comenzó a trabajar como promotor literario en el Centro Provincial del
Libro y la Literatura, donde también fue editor y fotógrafo de la
revista cultural ExtramuroS. A partir de 2001 ganó diferentes concursos
con sus libros de narrativa Collage Karaoke, Empezar de Cero, Ipatrías y
Mi nombre es William Saroyan, que fueron publicados, y además recibió el
Premio de Cuento de "La Gaceta de Cuba" con "Cuban-American Beauty". Y
entonces empezó a dedicarse a ser foto-fija en rodajes del ICAIC y el
ICRT (como el largometraje El viajero inmóvil, de Tomás Piard, dedicado
a Lezama Lima). Boring home estaba listo para ser publicado en 2009 por
Letras Cubanas. Hasta ahí llega el antes de OLPL.
Resulta que desde 2008 comenzó a bloguear en Fogonero Emergente (blog de
JAAD), Penúltimos Días (Ernesto Hernández Busto), el portal
Cubaencuentro y en su propio espacio Lunes de Post-Revolución, y de
pronto se le prohibió volver a publicar en Cuba. "Dolorosamente",
confiesa; "y en eso estuvieron de acuerdo Iroel Sánchez (entonces
Presidente del Instituto Cubano del Libro), Miguel Barnet (Presidente de
la UNEAC) y Abel Prieto (entonces Ministro de Cultura). Sobrevino una
campaña de difamación en su contra donde se alegaron hechos nunca
ocurridos y se manipularon sus columnas. "Muchos escritores dejaron de
hablarme, aterrados", recuerda OLPL; "fue una época triste pero luminosa".
Entonces decidió presentar de todas formas Boring Home en la Feria
Internacional del Libro de La Habana 2009: quemó varios CDs, imprimió
copias en casa y el 16 de febrero se fue a la Fortaleza de la Cabaña con
un grupo de amigos (bloggers, pintores, músicos, performers) y se hizo
el lanzamiento en medio de grupos de las Brigadas de Respuesta Rápida y
la Seguridad del Estado (que luego lo interrogó durante cinco horas en
una estación de policía), pero ante la presencia de la prensa
internacional. Fue un escándalo mediático que provocó mayores ataques
contra el "payaso OLPL" por parte de escritores como Ernesto Pérez
Chang, Jorge Ángel Hernández Pérez y Bladimir Zamora. "De ahí a ser
'mercenario' ya sólo iba un paso", ironiza. "Y lo di, gustoso". Usando
imágenes de su segundo blog (Boring Home Utopics), ha colaborado con
toda la blogósfera independiente cubana; ha publicado en sitios como
Diario de Cuba y en revistas internacionales como Letras Libres,
Courrier International, Qué Pasa, In These Times, Veja, The Root,
Sampsonia Way, American Society Reviews, All Voices, Cronopio y algunas
otras; participó de la Academia Blogger en casa de Yoani Sánchez y
coordina actualmente la revista free-lance digital Voces. "En fin, el
Mal", resume.
"Tengo cuarenta años y siempre he vivido en la misma casona de tablas,
en una esquina curva de Lawton", dice OLPL: "Solo salí de Cuba entre
noviembre y diciembre de 2005, invitado oficialmente a la Feria
Internacional del Libro de Guadalajara, México. Y volví".
CN – ¿Qué les dirías a quienes piensan que eras un buen escritor hace
ocho o diez años y que ahora te has convertido en un escritor
"politizado", o en "solo un periodista de lo inmediato" o alguna otra cosa?
OLPL – Nunca fui un buen escritor. Siempre traté de destripar la prosa,
prostituir el estilo, ser muchos en cada párrafo: se llama barroco o
esquizofrenia, según seas un crítico o un clínico. En 2006, cuando aún
carecía de estigmas políticos, en la revista Bohemia censuraron una
entrevista conmigo que se llamaba "Ser un buen escritor finlandés".
Todavía aspiro a eso. Hacerme ilegible. Intolerable.
Ininstrumentalizable. Inútil. Los que me encasillan en el campo político
lo hacen para no solidarizarse contra las injusticias que ocurren en
Cuba en el campo cultural. Escupo sobre ese pánico político (en arte soy
un déspota total). No los rebato. Mi arrebato los ha dejado 1959 millas
allá atrás. Adiós, muchachos. Y ojalá que los recuerde en mi vejez con amor…
CN – Con frecuencia parece que tienes una visión un poco biológica del
lenguaje, como si cada palabra y cada sonido de una palabra pasaran por
tus sentidos y tus órganos. ¿Es una intención o escribes naturalmente así?
OLPL – En arte todo es artificio, intencionalidad. Pero luego me es
imposible distinguir. Soy lo que pretendo ser. Me encanta que la
escritura sea física, somática. Una pedrada en el cristal pacato del
canon cubano. Una meada en el jarrón del palacio presidencial. Un
berrido en la ópera. He enloquecido, compatriotas, estoy cuerdo de
remate y no puedo ni quiero evitarlo. Tampoco le impongo a nadie
fidelcastrorúzicamente mi discurso. Casi nunca leo en público. Publico
la mayoría de mis columnas en una página personal. Quien me lee será
porque me desea. Yo deseo ser deseado. También por ti.
CN – ¿Crees que ha tenido algún efecto tu trabajo como fotógrafo sobre
tu obra escrita?
OLPL – Mi labor como fotógrafo nunca se cruza con el autor que soy,
aunque a veces juegue a mezclar esas energías. La fotografía es externa
a mí. La escritura es inmanente, innata. Mi fotografía es un ejercicio
decente. Mis textos son experimentos desesperados. Un libro de imágenes
comentadas sería el peor proyecto en el que podría pensar. De hecho,
periódicamente borro imágenes de mi computadora y olvido en internet
unas cuantas columnas. No me pidas paranoicamente permanecer impasible
en esta o aquella patria. Ya soy otro respecto al del inicio de este
párrafo. Conmigo no se puede contar católicomunistamente para una
transición coordinada hacia el capitalismo cubano. Hasta que el caos nos
separe…
CN – A veces da la impresión de que detrás de tu iconoclasia y tu
irreverencia hay cierta soledad, cierta ansiedad comunicativa, una huida
de todo sentimentalismo que no logra eludirlo. ¿Te ves a ti mismo como
un escritor maldito?
OLPL – Me veo a mí mismo muerto. Mis ansias no son de protagonismo, sino
de agonía. Soy el último testigo de un mundo que se hunde mudo en la
desmemoria. Nadie ha visto la misma Cuba que yo. Nadie la ha sabido amar
mejor, armar mejor. La Revolución no existiría sin mi mirada indignada y
mi indigencia de imaginación. Una vez estuve vivo, increíble, pero ahora
nadie sabe decir en voz alta lo que nos pasó. Quiero vomitar belleza y
sólo consigo barbarie. Estamos extraviados, en la Isla y en el Exilio.
Ayúdennos, por favor.
CN – ¿Cómo te ves a ti mismo en relación con los escritores de tu
generación y en general con la literatura cubana actual?
OLPL – Tal vez la literatura cubana actual sólo sea yo. Tal vez yo no
sea más que un marginal a la espera de sus arqueólogos del futuro. Tal
vez todo ha sido un error espectacular, un horror entre la historia y lo
histriónico. Pido disculpas.
CN – A veces pareciera que Cuba, La Habana o el simple ahora y aquí te
enfermaran. ¿Estás construyendo un personaje, estás aburrido, estás
suicidándote con palabras, estás obsesionado con la vista reversa de la
lente?
OLPL – Estoy sano. Estuve muy enfermo: de miedo, de mediocridad, de
mezquindad, un mutilado. Pero sané. Lo siento. Ahora soy libre. Es
decir, inmortal. Escribo porque resucité. Porque soy ubicuo. Porque mi
delirio es moral. Porque soy el Hambre Nueva. Porque creo, aunque ignore
en qué. Mi personaje no podría ser más perfecto: no tiene rasgos, es
pura retórica sin represión. Estoy Orlandobsesionado.
CN – Vargas Llosa dijo una vez que cuantos más problemas tuviera un país
mejores escritores tendría también. ¿Tú crees que eso es aplicable a la
Cuba de hoy?
OLPL – Sí, por eso tenemos tan pésimos escritores. Porque Cuba ya no
tiene problemas.
CN – Háblame del proyecto Diáspora(s). ¿Tuvo algún efecto sobre ti?
OLPL – Llegué tarde a Diáspora(s).Documentos, como a todo. Y lo hice de
la mano benéfica del monje lama JAAD. Sin él, de Diáspora(s) no
quedarían en Cuba ni trazas. Hoy todas las cabecitas calientes de ese
proyecto están literalmente diasporizadas. Estaban bendecidos, como el
Padre Varela, sólo que ellos fueron los últimos que nos enseñaron a
pensar. En Cuba la Seguridad les dio golpes en un elevador del Instituto
del Libro (esto no lo sabe nadie, pero fue así). Diáspora(s) fue el
disangelio para echar a andar las maquinitas mortíferas del crack
conceptual de revistas independientes en que nos involucramos después:
Cacharro(s), 33 y un tercio, The Revolution Evening Post, entre otras.
Con Diáspora(s) entendimos qué era esa presión en la nuca que sentíamos
al escribir. Y aprendimos a excitarnos perversamente con ese displacer.
Ahora ya no puedo teclear si no es en contra de la corriente. No
pronuncio ni una sola palabra si no va a ponerme en peligro.
CN – ¿Qué han sido, en tu trayectoria, Cacharro(s), 33 y un tercio,
Des-Liz, The Revolution Evening Post, Voces?
OLPL - Cacharro(s) fue la ilusión de una sobrevida: el plagio, las
pulgas, no dejarse aplastar por el buen decir ni por el cinismo en
motocicleta de la policía política (los agentes hasta le imprimieron
algunas copias a su coordinador JAAD). 33 y un tercio es el bebé que a
todos infunde confianza, aunque una vez el Comisario cubano Pampín
coaccionó a su editor Raúl Flores Iriarte para que dejara de publicarla.
Des-Liz, de Lizabel Mónica, es lo majestuoso inverosímil de una
adolescente acuciosa que saltó a Princeton desde su catacumba de Luyanó
y a quien vamos a extrañar hasta el fin de la Revolución. The Revolution
Evening Post fue la fuga, arrogante y anexionista, donde por convicción
no publicábamos a cubanos. Todo esto se editó digitalmente a pico y pala
en los años cero, pero ahora es Voces la revista que se lleva toda la
visibilidad, siendo la menos trascendental. Es injusto. El mundo es
ansí. De anjá.
CN – ¿Qué significó para ti personalmente la visita del Papa y qué crees
que resultó para el país?
OLPL - Estuve tras las rejas dos días, en huelga de hambre y sed, con mi
novia, que no está relacionada con mi activismo. Sin cargos. Por la
voluntad del poder fascista, a la mejor usanza italiana o, mejor,
alemana: tal vez fuera un homenaje a la patria del Papa. Fuimos cientos
de secuestrados, gente inocente, sin antecedentes penales siquiera.
Ninguno pudo avisar a su familia. Es el síntoma inicial de la guerra
civil que intenta atizar el gobierno como única garantía de
gobernabilidad, para empezar y terminar fusilando. Fue también una
prueba operativa para el día en que muera Fidel Castro: ninguno de
nosotros lo sobrevivirá. Tienen listos la técnica y el personal: vi sus
rostros satisfechos por el deber cumplido. Será un genocidio en ciernes,
acuérdate que te lo dije hoy. Y la Iglesia Católica cubana aprueba este
plan desde mucho antes de las palabras impúdicas de Orlando Márquez
(como vocero del Cardenal Jaime Ortega) en el periódico Granma, donde
jamás los habían dejado ni los dejarán publicar otra línea, por más
lacayuna que sea. Por eso me apuro en terminar ciertos textos. Porque se
acerca nuestra gran y gloriosa extinción.
CN – Una vez dijiste, refiriéndote a activistas de proyectos
independientes, que ellos eran uno de los motivos que te hacía quedarte
en el país cuando a veces te sentías ya listo para partir. ¿Sigue siendo
eso cierto todavía?
OLPL – A estas alturas de la entrevista, ¿qué tú crees…?
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