2009-08-27.
Richard Roselló, Periodista Independiente
(www.miscelaneasdecuba.net).- Cuatro días en una cola, bajo un intenso
sol y calor, en medio del desorden, el dime que te diré, demora y un
desasosiego entre las multitud de personas que estallan de rabia.
Tan solo por adquirir el uniforme escolar de sus hijos a una semana de
iniciarse el curso escolar 2009, resaltan una de las problemáticas con
que Cuba inicia el presente curso escolar.
Todo por un simple y sencillo uniforme: una blusa, saya short de hembras
y camisa y pantalón de varones de décimo grado que integraran los nuevos
pre universitarios en la ciudad así como de los estudiantes de 11no y 12
grado del pre en el campo.
¿Por qué? Es la pregunta que todos se hacen ¿Por qué se repite algo que
trató de corregirse años anteriores? Se supone que deben abrirse puertas
y no cerrase para casos tan sencillo como un juego de uniforme escolar.
El caos cunde en todos los municipios de la capital. El tumulto de
familias que tratan de cómprale el único uniforme que llevaran los
estudiantes por dos años tiene varias aristas.
El cuello de botella, las aglomeraciones desde horas muy temprana en la
mañana se hacen multitudinaria a la caída de la tarde. Hay desmayos,
personas diabéticas que sufren hipoglucemias. Los insultos no cesan, las
fatigas y empujones tienen un denominador común: restringir el mercado
de venta.
Dos tiendas habilitadas por municipios donde existe mucha otras opciones
indican una clara evidencia de la ley del embudo impuesta por quienes
tiene la responsabilidad de repartir los uniformes.
La lógica indica que con la ampliación de comercios de servicios para la
distribución de cualquier producto en venta a la población se hace mas
humano el trabajo de disponer de unas mercancías sin mayores
contratiempos para el cliente. Sin embargo, sabemos sin equivocaciones
que el cliente en Cuba, nunca tiene la razón.
"Llevo tres días en esta cola. Seis veces se ha roto el orden", decía
una madre frustrada en una tienda abarrotada de gentes en Mantilla, La
Habana, para comprar un uniforme para el hijo.
No es la única. Hay tiendas que no tienen seguridad para los clientes.
Las colas se hacen en su exterior bajo el intenso calor y sol sin
ninguna protección. "Todo indica que hoy tampoco podré comprar el
uniforme", señala una abuela en una tienda del municipio Plaza de la
Revolución en la capital.
El precio estado de un uniforme escolar de estudiantes de pre no excede
los diez pesos y dos para los de primaria. Pero el precio de adquiridlo
es un reto. Debes transitar con el factor demora tras largas horas y
días. Se trata de una carrera de tiempo. Aquí es donde los compradores
se desgastan en medio del desorden y la indiferencia estatal incapaz de
resolver un simple suceso de venta.
Otro obstáculo con que los padres y familiares enfrentan son las tallas
grandes, no acorde a medida de los estudiantes. "Hay que hacer milagros.
Buscarse una costurera para que desarme y arme el uniforme de acuerdo al
tamaño de cada cual", especifica una trabajadora que tiene que ajustar
las tallas de sus tres hijos, luego, pagar una alta suma de dinero por
el nuevo diseño.
"Es abusivo lo está ocurriendo. A nadie (refiriéndose al gobierno) le
importa lo que aquí pasa", destaca una joven muy disgustada frente a una
tienda de la calle 25 y 34 del municipio Playa.
Los últimos siete días para finalizar el periodo vacacional e iniciarse
el presente curso estudiantil es a penas el inicio de escabroso sistema
educacional en la Isla.
No pocos serán los dilemas que les esperan a los estudiantes. Los nuevos
maestros, la mayoría sin antecedentes de formación académica, entrarán a
las aulas por la puerta ancha.
TODO POR UN UNIFORME ESCOLAR - Misceláneas de Cuba (27 August 2009)
http://www.miscelaneasdecuba.net/web/article.asp?artID=22508
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