Oscar Espinosa Chepe
LA HABANA, Cuba, agosto (www.cubanet.org) - Han transcurrido tres años
desde que Fidel Castro lanzara una proclama al pueblo de Cuba, el 31 de
julio del 2006, donde inesperadamente anunciaba la entrega provisional a
Raúl Castro de su inmenso poder en el Partido Comunista, las Fuerzas
Armadas, el Consejo de Estado y el Gobierno, así como designaba para
otras funciones a seis dirigentes. Castro fue operado y se retiró de la
vida pública.
El 24 de febrero de 2008, Raúl Castro asumió la Presidencia con carácter
permanente en una sesión de la Asamblea Nacional del Poder Popular. Con
el nuevo Presidente surgieron esperanzas de transformaciones en la
economía, apoyadas en sus características pragmáticas, al recibir un
país desorganizado, atenazado todavía por la crisis iniciada con la
pérdida de las subvenciones del bloque soviético.
Las expectativas crecieron por sus pronunciamientos, en particular el
discurso del 26 de julio de 2007, cuando se refirió al estado crítico de
la economía y la necesidad de realizar cambios estructurales y de
conceptos, a la vez que reiteró opiniones menos agresivas hacia Estados
Unidos, y la posibilidad de efectuar conversaciones para reducir los
niveles de hostilidad.
El tiempo ha transcurrido y las reformas requeridas con urgencia no se
han producido. Los problemas han continuado acumulándose, agravados por
los efectos de tres huracanes en 2008, y de la crisis económica
internacional, sin estar preparada la sociedad para afrontarlos.
Sobre la crisis existente han sobrevenido otras crisis, al extremo de no
poder pagarse las deudas externas, producirse una radical disminución
del ya bajísimo nivel de vida de la población y la caída sustancial de
decisivos indicadores económicos. Por dos ocasiones el gobierno ha
anunciado la reducción del crecimiento programado de 6,0% del PIB en
2009, la última en julio a 1,8%, aún así poco creíble, cuando se ha
reducido el consumo de electricidad en un 12,0% en los sectores
productivos y de servicios, y existe una notable disminución de las
importaciones, debido a la menguada capacidad de compra por la
minoración de los precios de los escasos productos exportables y la
carencia de crédito externo.
Sin embargo, Cuba no ha permanecido inmutable. De los seis altos
funcionarios designados inicialmente por Fidel Castro, tres
desaparecieron de la vida pública, y su secretario Carlos Valenciaga,
quien leyera la proclama en la televisión, también fue eclipsado, como
varios vicepresidentes y ministros, que lo habían servido fielmente. De
tal forma, el nuevo Presidente se ha consolidado en el poder con
personas de su entorno, en especial militares.
Asimismo, durante estos tres años ha habido un relativo sosiego para la
población, pues la excesiva carga ideológica del fidelismo se aplacó,
con menos movilizaciones, marchas y actos políticos que, de hacerse, han
sido relativamente breves; hasta la programación de la televisión se
cumple con regularidad.
Cuba: Tres años de raulismo (I parte) (27 August 2009)
http://www.cubanet.org/CNews/y09/agosto09/27_C_2.html
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