Tecnología y política
¿Lograrán las necesidades tecnológicas, de inversiones y de negocios
imponerse sobre las diferencias ideológicas?
Redacción CE, Madrid | 01/04/2015 10:40 am
No es una nueva "batalla de ideas", ni siquiera llega a un paso más allá
del simple intercambio de opiniones, pero podría marcar una nueva pauta
en el intrincado camino de la aún por ver normalización de relaciones
entre Washington y La Habana. Es además de un ejemplo de lo que
constituye un esbozo de una nueva estrategia por parte del gobierno
estadounidense, donde las operaciones encubiertas y quizá incluso hasta
la financiación de la disidencia son puestos a un lado, abandonados o
colocados en una posición secundaria frente al intento de influir de
forma más directa sobre la sociedad cubana, con el apoyo o al menos la
anuencia del régimen de la Isla.
Por lo pronto, las cartas están sobre la mesa. Cuba busca aumentar el
acceso de sus ciudadanos a Internet, pero sin modificar el monopolio
estatal sobre las telecomunicaciones. Estados Unidos considera que el
Estado cubano carece de suficientes recursos para las inversiones que
precisa la Isla,
Hasta aquí no hay nada novedoso en ambas posiciones. Lo nuevo es que dos
países que no solo han sido férreos enemigos por décadas, sino que en
los últimos años han dedica recursos, personal y tiempo a lo que La
Habana ha llegado a llamar "guerra cibernética", prefieran hablar ahora
de tecnología y echar a un lado (aunque no olvidar ninguna de las
partes) la ideología.
El gobierno de Cuba "está buscando mecanismos para, en una primera
instancia, expandir la conectividad y al mismo tiempo mantener su
mecanismo de administración del mercado, que obviamente es muy diferente
al nuestro", dijo una fuente del Departamento de Estado, tras las
conversaciones en La Habana sobre tecnología.
El gobierno cubano está "extremadamente entusiasta" de avanzar en la
expansión de las telecomunicaciones en la Isla, añadió.
El funcionario, que habló bajo anonimato, cuestionó que Cuba pueda
cumplir las metas fijadas por la ONU de proveer Internet a 60 % de la
población y 50 % de los hogares para el año 2020, sin permitir la
entrada de competidores y una multiplicidad de inversionistas privados a
su limitado mercado de telecomunicaciones.
Las conexiones privadas en la Isla están estrictamente reguladas por el
Estado y sólo alcanzaban al 3,4 % de los hogares en 2013, según la Unión
Internacional de Telecomunicaciones, una agencia de Naciones Unidas.
Pero la fuente indicó que la posibilidad de un cambio en el monopolio
estatal de las comunicaciones en el país comunista no se mencionó en las
recientes reuniones bilaterales, y que cualquier desregulación del
sector luce improbable.
Cuba "no sería el único mercado en el mundo con un solo proveedor",
apuntó la fuente.
La semana pasada, una delegación del gobierno estadounidense, liderada
por el subsecretario adjunto de Estado, Daniel Sepúlveda, viajó a La
Habana para discutir el alcance de las nuevas regulaciones emitidas por
el gobierno estadounidense y las maneras de aumentar la conectividad en
Cuba.
Después del histórico anuncio en diciembre de los presidentes Barack
Obama y Raúl Castro de restablecer relaciones diplomáticas, tras medio
siglo de interrupción, Washington hizo públicos algunos decretos que
flexibilizan el embargo, vigente desde 1962, y autorizó a empresas de
telecomunicaciones estadounidenses a vender servicios a Cuba.
Washington ha fungido de intermediario entre las autoridades cubanas y
las empresas norteamericanas, dijo la fuente.
En febrero, la estadounidense IDT Domestic Telecom y el monopolio
estatal cubano de telecomunicaciones Etecsa acordaron la primera
conexión directa entre ambos países en décadas, mientras el servicio de
video en línea Netflix comenzó a operar en la Isla.
Las conversaciones sobre tecnología marchan en paralelo a las
negociaciones de alto nivel para el restablecimiento de relaciones
diplomáticas entre Estados Unidos y Cuba.
Estados Unidos y Cuba intercambiarán propuestas sobre la mejor manera de
que la Isla alcance sus metas para incrementar la penetración de
Internet y de aparatos inalámbricos entre su población. Un alto
funcionario del Departamento de Estado dijo que el intercambio de
propuestas será el próximo paso.
El funcionario, quien solicitó el anonimato porque su despacho no le
permite hablar con periodistas, dijo que si bien no hay reuniones
previstas el diálogo bilateral sobre tecnología y telecomunicaciones
seguirá en marcha.
El funcionario agregó que si bien la infraestructura cubana para
alcanzar esas metas está rezagada respecto a cualquier otro país del
planeta, la Isla puede comenzar a trabajar a partir del cable submarino
con Venezuela que le permite acceso a Internet, puntos de acceso
gratuito a Internet, conexiones por satélite y un espectro de dos
millones de usuarios de teléfonos celulares con una tecnología antigua.
El funcionario dijo que si los cubanos logran crear un entorno favorable
hay gran potencial para que el sector privado estadounidense pueda
migrar tecnología inalámbrica más sofisticada.
Durante su visita a la Isla la delegación estadounidense se entrevistó
con algunos blogueros cubanos, al parecer afines a la línea oficial, de
acuerdo a lo narrado por uno de los participantes, según un cable de la
AFP fechado el martes.
"Otra de las ideas que compartieron con nosotros es que el Estado
(cubano) por sí solo no cuenta con los recursos financieros para
enfrentar el proceso inversionista que necesita este sector en Cuba",
dijo el bloguero y profesor universitario, Roberto G. Peralo.
Los norteamericanos "recomendaban la participación del capital
extranjero pero aseguraban que el gobierno cubano no ofrecía garantías
suficientes".
Peralo, quien opera el blog jovencuba.com, comentó al respecto: "me
quedé con ganas de saber, cuáles son esas garantías", pues según él, la
reunión con una decena de blogueros dejó "más preguntas que respuestas".
"Uno de los funcionarios dejó bien claro que sus intenciones son:
brindarle a los cubanos las mejores tecnologías que les permita
desarrollar toda su infraestructura de telecomunicaciones. Lo que
hagamos con ella es un problema que concierne solo a los cubanos",
señaló el bloguero.
"Cómo me gustaría creer en la sinceridad de esas palabras", dice Peralo.
"Los temas abordados fueron muchos a pesar del corto tiempo y las
diferencias ideológicas. Todos los presentes coincidíamos en la
importancia y la necesidad de que los cubanos tengamos acceso a una
Internet rápida y a precios accesibles. Toda ayuda desinteresada que no
socave la soberanía nacional será bienvenida", concluyó Peralo.
En esta ocasión el discurso oficialista del bloguero —la tan cacareada
soberanía, por ejemplo— viene complementada con dos actitudes
aparentemente ingenuas: el querer creer en la sinceridad de las palabras
del funcionario estadounidense y el reclamo a una ayuda desinteresada.
Solo que ambos postulados, formulados a partir de un criterio
"nacionalista", son incompatibles con la beligerancia y combatividad
necesaria para mantener "la guardia en alto". Así el discurso
revolucionario cede el paso a la declaración ciudadana.
Tales malabarismos parecen caracterizar la nueva etapa que parece haber
iniciado la retórica de los afines al régimen, donde una aparente
"civilidad" ha pasado a ocupar el lugar destinado antes a declaraciones
de vanguardia revolucionaria.
Ello explica tanto la participación de académicos, especialistas y
profesores en general en la prensa oficialista, para "explicar" los
nuevos tiempos de diálogo con el enemigo como la urbanidad ante la
confrontación ideológica.
En ese sentido recalca la falta de un destaque a lo que por años se
consideró el estilo del gobierno castrista: la confrontación ideológica,
que tras la "lucha de clases" más descarnada alcanzó su definición mayor
en la llamada "batalla de ideas". Ahora el supuesto pragmatismo de Raúl
Castro busca atraer tecnología, inversiones y negocios, no focos de
confrontación.
Si bien su mención no ha quedado excluida por completo, no abundan hasta
el momento los llamados de alerta ante lo que no deja de ser un
renacimiento del "carril dos", la política de contactos personales entre
los cubanos de ambas orillas que caracterizó en parte a la estrategia
hacia el régimen de La Habana durante el mandato del expresidente Bill
Clinton. Más curioso aún si no se olvida que fue precisamente Raúl
Castro uno de los portavoces más destacados, desde su función entonces
de Ministro de las Fuerzas Armadas y segundo hombre en Cuba, del rechazo
ante tal política norteamericana.
Tampoco se puede olvidar que las telecomunicaciones es solo uno de los
temas que Washington y La Habana han abordado, desde que ambos gobiernos
anunciaran en diciembre su voluntad de normalizar unas relaciones
diplomáticas inexistentes hace medio siglo, pero este nuevo énfasis en
la tecnología, los negocios y las inversiones, por encima o a pesar de
las diferencias ideológicas, sin duda constituye una indicación de futuro.
Source: Tecnología y política - Noticias - Cuba - Cuba Encuentro -
http://www.cubaencuentro.com/cuba/noticias/tecnologia-y-politica-322401
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