miércoles, abril 29, 2015

De Tiranosaurios a Chilesaurius?

¿De Tiranosaurios a Chilesaurius?
JUAN ANTONIO BLANCO | Miami | 29 Abr 2015 - 7:41 am.

Según unos, hay que esperar la extinción de los tiranosaurios isleños
para que el país se haga más habitable. Según otros, cambiar su hábitat
facilitará una evolución de esa agresiva especie hacia otra de
naturaleza más afable.

Cuando supe del reciente descubrimiento en Chile de un dinosaurio
herbívoro (el Chilesaurus), emparentado con los feroces Tiranosaurios
Rex carnívoros, no pude dejar de hacerme una pregunta: si cambiase su
hábitat, ¿evolucionarían los tiranosaurios que dirigen Cuba desde hace
más de medio siglo? ¿A qué nueva especie darían lugar?

Salvando las distancias entre las ciencias naturales y la politología,
algunos de los actuales debates sobre políticas a seguir con la Isla
asemejan esa interrogante. Unos suponen que hay que esperar la extinción
de los tiranosaurios isleños (dos de ellos en particular) para que el
país se haga más habitable. Otros dicen que cambiar su hábitat
facilitará una evolución de esa agresiva especie hacia otra de
naturaleza más afable.

La desaparición hace 65 millones de años de los dinosaurios se atribuye
generalmente a dos hechos súbitos y devastadores: el impacto de uno o
varios asteroides y/o erupciones volcánicas en cadena. Cualquiera de las
dos cosas debe haber generado desconcierto entre los dinosaurios. Los
tiranosaurios políticos de Europa Oriental deben haber sentido una
sensación similar —sorpresa, incredulidad, horror— al ver cómo la gente
súbitamente los desobedecía y derribaba el Muro de Berlín o se
abalanzaba a cazar a Ceaucescu en medio de uno de sus disciplinados
actos de masas. Aquello era tan impensable a fines del siglo XX, como
que se le cortase la cabeza a un rey antes de que Oliver Cromwell
iniciara esa tradición europea con Carlos I en 1649.

No siempre los gobernantes, gobernados y acuciosos observadores pueden
predecir cuándo puede producirse una súbita disrupción de la
gobernabilidad en una sociedad que durante décadas ha tenido una
apariencia apacible. Como les sucedió a los dinosaurios con las
erupciones volcánicas y el impacto de asteroides, los tiranosaurios
políticos pueden acostarse una noche sin saber que el siguiente amanecer
será distinto a todos los que habían visto antes.

Pero tener que esperar por un futuro tan impreciso, e incluso
improbable, alienta de manera legítima las iniciativas para alcanzar
resultados a más corto plazo. De ahí la hipótesis de que quizás
manipulando el hábitat de los tiranosaurios políticos se logre modificar
su feroz comportamiento e incluso evolucionen hacia una nueva especie
vegetariana.

Algunos de los que aspiran a transformar a los tiranosaurios políticos
suponen que lo mejor es darles muchas zanahorias sin imponerles una
dieta vegetariana. Para inducirlos a cambiar sus hábitos de vida suponen
que lo más apropiado es no interferir en sus tradiciones alimentarias
más allá de un sereno sermón ocasional sobre las bondades del
vegetarianismo. Dejarlos hacer aunque siempre explicándoles la virtud de
respetar valores universales. La premisa es que se puede domesticar a un
tiranosaurio.

Pero los que caen víctimas de estos depredadores mientras se lleva a
cabo ese experimento, expresan comprensibles temores. Basados en
experiencias anteriores están persuadidos de que aun cuando alimenten
con zanahorias a los tiranosaurios, no por ello dejarán de ser
carnívoros. Esa es su naturaleza, aseguran. Los hechos a corto plazo
parecen darles la razón, pero los creyentes en otorgar zanahorias
unilaterales les dicen que eso es inevitable. Con gran sinceridad
reconocen que el resultado final de su iniciativa es incierto, pero que
hay que esperar algunos años para llegar a una conclusión definitiva
sobre su efectividad.

Después de las concesiones unilaterales de EEUU a Cuba, los
tiranosaurios isleños muestran un comportamiento dual. Por un lado,
tienen frases de elogio hacia quienes prometen alimentarlos. Por otro,
han arreciado, con renovada ferocidad, su cacería de disidentes,
críticos, opositores, y otras especies "devorables". Se ven alentados
por la distracción generalizada que provoca la expectativa de su
eventual conversión a la vida vegetariana.

Los chistes de Obama en la cena anual con la prensa, la anunciada visita
del Papa Francisco a Washington para pedir el fin del embargo, las giras
a Cuba de empresarios estadounidenses y europeos, e incluso la ya
próxima visita del presidente francés, François Hollande, ocupan las
primeras planas, roban titulares y desplazan la atención de la escalada
de violencia que paralelamente desarrolla el Gobierno de la Isla. Las
víctimas de los tiranosaurios no reclaman que ninguno de esos gobiernos
y empresarios acuda a liberarlos, pero esperan de ellos que presten
cercana y continua atención al modo en que se van comportar esos voraces
depredadores en este nuevo contexto.

Mientras extranjeros y cubanos reciben con esperanza la posibilidad
—hasta ahora es solo eso— de que se avance y consolide una distensión
entre Cuba y EEUU, el Gobierno cubano ha iniciado una ofensiva —más
brutal y salvaje que la habitual— contra ciudadanos incómodos. En
primera fila han situado a sus turbas paraoficiales que denominan
"pueblo enardecido". Allá dentro todo vale. Golpes, detenciones
arbitrarias, asalto y destrozo de las viviendas de opositores —dieron
fuego a una que servía de sede a la Damas de Blanco— medidas represivas
contra mundialmente conocidos artistas cubanos como Tania Bruguera, a
quien impiden salir de Cuba después de decomisarle el pasaporte —al
igual que a Antonio Rodiles y Ayler Rodríguez—, y el encarcelamiento
sine die de otros como el grafitero Daniel Maldonado, El Sexto. Los
tiranosaurios isleños han redefinido la llamada política de "zanahoria y
garrote": están abiertos a recibir zanahorias importadas y a repartir
garrotazos de producción nacional.

Para hacerles fehaciente a sus pretendidos domadores que nunca
abandonarán su naturaleza carnívora por cualquier cantidad de zanahorias
que les ofrezcan, llevaron el espectáculo bochornoso de sus "actos de
repudio" fascistas a Panamá durante la VII Cumbre de las Américas.
Mezclar esbirros profesionales con ciertos intelectuales y personas de
alguna valía en esos pogromos —para luego recibirlos a todos como héroes
a su regreso— constituye una estrategia sucia y deliberada.

Se desea pasar el mensaje a toda la población de que no va a permitirse
en lo adelante que un ciudadano comparta o dialogue con un subhumano, un
"gusano contrarrevolucionario". En el Foro de la Sociedad Civil de la
VII Cumbre de las Américas rehusaron sentarse con ellos en cualquier
sala de un mismo edificio. Ni el oxígeno podían compartir con los
disidentes, mucho menos ideas.

El deterioro de su imagen pública en Panamá fue considerable, pero
lograron articular un claro mensaje dirigido a la población en Cuba:
"Con gusanos no se discute; se les aplasta. No vamos a cejar en su
persecución aunque mejoren las relaciones con Washington". Al atizar la
polarización interna se desea evitar la contaminación ideológica, el
"reblandecimiento" que puede venir como efecto colateral de cualquier
mejoría en las relaciones con Washington.

No andan muy despistados esos tiranosaurios. La pasada semana no
pudieron evitar que en las elecciones en dos distritos fuesen postulados
dos "gusanos", uno de los cuales llegó a alcanzar el 44% de los votos.
Debe preocuparles que 1.715.000 electores (el 20% del total empadronado)
anularon sus boletas o se ausentaron en unos comicios que siempre
movilizaban a más del 98% de votantes posibles. Tampoco la proliferación
de banderitas de Estados Unidos debe ser de su agrado. Pero, por ahora,
la reacción es acudir a las porras, no evolucionar hacia el vegetarianismo.

Sin embargo, es improbable que logren su propósito. En eso no le falta
razón a sus pretendidos reeducadores.

El "imperialismo" es la fuente de casi el 70% de los alimentos
importados y sus "mercenarios terroristas" en Miami envían remesas y
paquetes por un valor superior al producido por cualquier sector
económico, a excepción del ingreso por exportar servicios médicos. Los
"mercenarios" pagan desde el exterior el servicio de la inmensa mayoría
del más de un millón de celulares en Cuba. Al ciudadano común le va ser
imposible renunciar otra vez a las relaciones con su tío "mercenario" de
Hialeah del que depende ahora su subsistencia. Y para acabar de poner la
ideología patas arriba ahora Raúl Castro ha alabado públicamente al
presidente Obama en un cónclave regional.

Las primeras evidencias de desconcierto en este nuevo contexto se vieron
en el video de una turba manifestándose contra un disidente a quien
gritaban todo tipo de improperios. Cuando algunos —lapsus mental—
quisieron entonar añejas consignas contra Estados Unidos alguien,
angustiado, se encargo de advertirlos: "Eso no, eso no".

No han caído meteoritos —quizás nunca caigan—, pero el hábitat de los
tiranosaurios isleños se va complicando. Al final quizás les resulten
ingestas las zanahorias.

Source: ¿De Tiranosaurios a Chilesaurius? | Diario de Cuba -
http://www.diariodecuba.com/cuba/1430254063_14254.html

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