Cuba, las trampas de la soledad
Posted on 24 diciembre, 2013
Por Carlos Cabrera Pérez
"Hola, soledad, no me extraña tu presencia, casi siempre estás conmigo…"
Palito Ortega, cantado por Rolando Laserie
La declaración estadounidense de que Cuba debe mejorar su respeto a los
derechos humanos como paso previo a una normalización bilateral, y la
reciente visita a La Habana del presidente gallego Alberto Núñez-Feijoo,
reafirman la soledad que padece la mayoría de los cubanos; atrapados por
una dictadura cincuentenaria, y el desinterés y la cobardía de los
¿demócratas? del mundo, que no se atreven siquiera a mencionar la
palabra democracia en La Habana.
Washington no exige a China, Viet Nam o Arabia Saudita que respeten los
derechos humanos de sus ciudadanos para tener relaciones diplomáticas y
económicas; pero insiste en su error con Cuba para seguir fortaleciendo
a la gerontología militar, en detrimento de la mayoría de los cubanos.
A estas alturas nadie sensato entiende que diez administraciones
norteamericanas hayan repetido sucesivamente el error de una política
torpe que solo ha servido para que la tiranía y sus altavoces hablen de
plaza sitiada y que hurten el necesario debate con su propio pueblo,
aduciendo que el conflicto es con el "imperialismo yanqui".
Mendigos del Estado en ruinas
Cuba obtendría las mayores ventajas con la normalización bilateral, pero
si Estados Unidos cambiara realmente su política hacia La Habana
contribuiría decisivamente a derrotar a un régimen estéril y anacrónico,
pues nada más desolador que contemplar ese magnífico capital humano que
atesora la isla; viviendo como mendigos del Estado ruinoso, de la ayuda
familiar y de los numerosos inventos por la izquierda que forman parte
de la cultura de la pobreza.
La reciente muerte de Nelson Mandela recordó al mundo cómo Washington
contribuyó de manera decisiva al fin del apartheid. ¿Qué hemos hecho los
cubanos para no merecer igual atención del Departamento de Estado?
Tampoco se trata de culpar al presidente gallego del desastre cubano,
pero si al menos -tras elogiar la actualización raulista- hubiera
comentado que las reformas son incompletas, sin democracia, y se hubiera
entrevistado con una representación de la oposición, el mensaje claro y
sin estridencias habría llegado de punta a cabo de la isla.
La actitud del visitante de Galicia es la habitual en la mayoría de las
visitas oficiales a Cuba de dignatarios de sistemas democráticos, que
parecen emular a portavoces de la FAO y la OPS cuando elogian el sistema
alimentario -que es una falacia- y el sanitario -que hace años dejó de
existir.
Y como gallego al fin, no pudo evitar reiterar el error más común de los
políticos españoles en su mirada hacia Cuba: la transición española como
modelo para la isla. Ojalá, pero no debían olvidar que el tránsito de la
Ley a la Ley que facilitó la llegada de la democracia a España ocurrió
después que Franco murió, con un sistema previo y consolidado de
propiedad privada y gracias al suicidio político del tardofranquismo y
del Partido Comunista, que aceptó hasta la Monarquía como requisito para
su legalización.
Política de avestruz
En paralelo, pocas voces de la oposición cubana -como la de Rigoberto
Carceller Ibarra, del grupo Cuba Democracia Ya- se han atrevido a
criticar la política de avestruz del presidente gallego, otro síntoma
que comienza a ser preocupante, pues sugiere que algunos disidentes
parecen contentarse con viajar para hacerse fotos con Barack Obama y
Mariano Rajoy, intentando monopolizar a su favor las relaciones con los
partidos extranjeros de influencia en las Internacionales
Socialdemócratas, Liberal y Democratacristiana.
Todo indica que Obama, Rajoy y demás políticos contemporáneos no van a
mover un dedo a favor de la libertad de Cuba debido al escaso peso de la
isla en el escenario internacional.
Por si fuera poco, contra la democratización de Cuba conspiran la crisis
estructural del capitalismo y las prioridades en política exterior de
Estados Unidos y la Unión Europea; centrados en combatir el integrismo
islámico radical y poco más.
Cuba y los cubanos no podemos esperar nada de nadie. Y es una ventaja,
porque en este mundo los favores se pagan caros y debemos habituarnos a
depender solo de nuestro propio esfuerzo, capacidad de consenso y
generosidad -premisas deseables para la transformación gradual del
tardocastrismo en una democracia.
Pobre de aquellos que juegan ahora a coquetear con los politiqueros al
uso para conseguir cierta representatividad, hacerse la foto de rigor y
alguna cuota para congresos y cursos, con las que premiar a sus
seguidores más fieles y sacar ventaja política frente a mucha gente
decente que lleva años trabajando anónimamente y sin descanso por la
libertad de todos los cubanos, dentro y fuera de Cuba, dentro y fuera
del régimen.
Fiebres del tardocastrismo
Con estos mimbres, Raúl Castro tiene tiempo hasta para pergeñar una
reforma constitucional que legitime, por ejemplo, la actual fiebre de
compraventa de casas, que es inconstitucional. Habrá que esperar para
ver el alcance real de la anunciada reforma, que deberá aprobarse antes
del 24 de febrero de 2018, fecha en que acaba su último mandato.
De fuera hay que esperar poco o nada, salvo que al día siguiente los
mismos que ahora evitan hablar de democracia delante del tardocastrismo,
aparezcan en La Habana factura en mano por favores antiguos; no ya como
aliados políticos, sino en comisión de servicio de empresas y grupos de
intereses con apetito por un mercado de 11 millones de personas, en el
traspatio de Estados Unidos.
Cuando alguien cuestiona a empresarios extranjeros por su pasión cubana
actual, suelen justificarse que están allí para intentar evitar que "los
americanos se queden con el pastel", al día siguiente. Tanto cinismo
resulta nauseabundo.
Por tanto y visto lo visto, mientras menos aliados extranjeros tengamos,
mejor para Cuba; mejor para los cubanos…
Lo mejor de Cuba está en todos los cubanos: con sus luces, esperanzas,
dudas y carencias.
Source: Cuba, las trampas de la soledad | Café Fuerte -
http://cafefuerte.com/opinion/puntos-de-vista/10078-cuba-las-trampas-de-la-soledad/
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