lunes, abril 30, 2012

El autoritarismo permea también la masonería cubana

El autoritarismo permea también la masonería cubana
Lunes, Abril 30, 2012 | Por José A. Pérez Gallo

LA HABANA, Cuba, abril, www.cubanet.org -Los últimos acontecimientos
ocurridos en la Orden Masónica Femenina "Hijas de la Acacia", han sacado
a la luz un tema que ya es recurrente en las instituciones Fraternales
Masónicas de la Isla: el autoritarismo.

La Masonería cubana reúne a tres instituciones: la Gran Logia de Cuba,
el Supremo Consejo del grado 33 y la Orden Hijas de la Acacia. Todas
están íntimamente relacionadas entre sí. En ellas, el gobierno superior
radica en un parlamento unicameral, presidido por el jefe del Poder
Ejecutivo, principio éste en el cual radica la esencia del autoritarismo
presente en dichas organizaciones.

En la etapa pre-revolucionaria, los distintos Parlamentos Masónicos se
caracterizaban por los altos vuelos que en ellos alcanzaban los debates
entre miembros. Esta característica se fue perdiendo con el transcurso
de las décadas de gobierno socialista. La actual situación responde a
dos causas: el sistema educativo estatal, y la pérdida de valores de
quienes dirigen estas organizaciones.

Durante décadas, el sistema educacional, establecido por el régimen
cubano, ha estado destinado a subordinar los intereses individuales a
los sociales. Se entienden por sociales los intereses de la patria, la
revolución y el socialismo, es decir, los intereses de quienes dirigen
el país. De esta forma, los individuos dejan de pensar y actuar como
tales, asumiendo la condición de multitud, o de rebaño que requiere ser
guiado por un "pastor" o un guía superior, a quien simplemente se obedece.

Las personas que dirigen las instituciones masónicas del país han
asumido, como premisa, la necesidad de mantener el autoritarismo para
preservar la unidad y la estabilidad de las asociaciones. Así se echan a
un lado los principios democráticos, éticos y morales que caracterizaban
a la Institución Masónica. Estas personas han asumido el rol de
"cuidadores" de la estabilidad y la continuidad del status existente: su
mandato es la Ley.

Por otra parte, los actuales afiliados a las asociaciones fraternales
masónicas no están acostumbrados al debate. El sistema socialista los ha
entrenado para obedecer, razón por la cual estas personas rechazan el
debate y, por consiguiente, a quienes se atreven a cuestionar alguna
medida o disposición de los que ejercen el Poder Ejecutivo.

Un ejemplo emblemático de esta situación ocurrió en marzo de 2008,
durante la Sesión Anual de la Gran Logia de Cuba (Parlamento), en la
cual, el legislador Ernesto Pina Alonso fue expulsado de la reunión.
Pina fue, además, sometido a un acto de repudio, conducido por el Gran
Maestro o Presidente de la Asamblea, Osmundo Cabrera Pérez. Su delito
fue pedir respeto para la Ley Masónica.

Cuatro años más tarde, en la reunión efectuada el pasado mes de marzo
por el Gran Consejo de la Orden Hijas de la Acacia (Parlamento), ocurrió
algo parecido. La parlamentaria Lianet Lorenzo Pérez hizo uso de su
derecho a preguntar sobre los procedimientos legales seguidos por la
Presidenta de la Asociación en el desempeño de su cargo. La reacción de
ésta ha sido encausar a Lianet ante los Tribunales de la Asociación, por
"falta de respeto" y por "tomarse atribuciones indebidas".
Evidentemente, se pretende expulsar a Lorenzo Pérez de la Orden.

Las instituciones fraternales en Cuba son ya parte del sistema. Por
ello, sus directores ven como un "mal ejemplo" a quienes exigen el fin
del autoritarismo y proclaman la supremacía de la Ley por sobre los
intereses personales de quienes dirigen.

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