Cosas del socialismo
Jueves, 26 de Abril de 2012 13:11
Escrito por Frank Correa
Cuba actualidad, Jaimanitas, La Habana, (PD) Un ex dirigente, ya
jubilado, me cuenta una anécdota de sus tiempos como vice-director de
una hilandería de la capital, especializada en confeccionar toallas y
cortinas. Su historia es una muestra inequívoca de cómo los errores del
burocratismo han dejado escapar, como agua en terreno baldío, un número
de recursos económicos muy difíciles de cuantificar.
Dice el ex dirigente que a principio de los años noventa Cuba compró a
Suiza una hilandería con sistema computarizado, que sustituiría el
trabajo de cincuenta y dos pequeñas hilanderías, diseminadas por todo el
país, aún con el vetusto método de lanzaderas, de roturas continuas y un
método muy complicado a la hora de determinar el lugar donde el hilo
había cedido.
En cambio, a través de aquella computadora se podía ubicar con total
exactitud el campo y la línea donde sucedió la rotura. Además, contaba
con un programa de diseño con figuras, colores y combinaciones para más
de cien modelos de toallas, fundas, cortinas y edredones, y un número
significativo de mejorías en la eficiencia y rentabilidad de la empresa,
una vez que estuviera funcionando.
En un almacén de las afueras de la ciudad se guardaron las estructuras,
el tejado, las máquinas y los accesorios de la futura fábrica. El
Ministerio de la Industria Ligera determinó que enviar personal a Suiza
para su capacitación era más rentable que contratar los servicios de
técnicos suizos para su montaje e instalación. Sin embargo, quienes
realizaron el viaje al extranjero fueron el director y el vice-director
de la empresa, que no aprendieron nada.
El director se hospedó en la residencia de un ingeniero suizo, que se
hizo su amigo y le mostró las bellezas patrimoniales del país. Trajo
álbumes de fotos y mucha nostalgia por la nieve, la buena comida y el vino.
El vice- director fue hospedado en un hotel y contó a su regreso que lo
pasearon, una sola vez, por las afueras de la fábrica, y ni siquiera
llegaron a entrar. Eso sí, le recalcaron varias veces que si la
computadora mostraba algún fallo, había que traerla a arreglar a Suiza,
pero que por nada del mundo se les ocurriera tocarla.
A su regreso a Cuba, el día previsto para el inicio de las obras de
montaje, ambos dirigentes confesaron a los inversionistas que de todas
formas era imprescindible la contratación de los técnicos suizos.
Cuando llegaron estos, al mes siguiente, de jefe venía el mismo
ingeniero que hospedó en su casa al director, quien confesó que conocían
de antemano la costumbre de los dirigentes cubanos de agenciarse los
viajes en lugar de enviar obreros a capacitarse, por eso no perdieron
tiempo en adiestrarlos, pues tarde o temprano iban a necesitar de ellos.
Volvió a recalcarle que si la computadora alguna vez presentaba un
desperfecto, por favor, no la tocaran. Debían enviarla a Suiza para
revisarla.
Para Cuba actualidad: beilycorrea@yahoo.es
http://primaveradigital.org/primavera/cuba-sociedad/sociedad/3965-cosas-del-socialismo.html
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