Lunes, Febrero 27, 2012 | Por Ernesto García Díaz
LA HABANA, Cuba, febrero, www.cubanet.org -Han pasado más de tres años
desde el 21 de mayo de 2008 cuando dirigentes castristas del Ministerio
de la Agricultura, el partido único, el Poder Popular y la Asociación
Nacional de Agricultores Pequeños (ANAP), tomaron reprimendas contra mi
persona y la finca de mi padre.
Primero nos cortaron el servicio eléctrico y medio año más tarde, lejos
de cumplir la sentencia que ordenaba su restitución, arrancaron los
postes, cables y transformadores. De ese modo nos segaron el suministro
de agua del pozo construido en dicho predio. También nos prohibieron la
construcción de una vivienda de trabajo.
Esas medidas las tomaron los representantes del régimen en represalia
por nuestras quejas y protestas ante las constantes pudriciones de
guayaba, papaya, tomate, col repollo y otros productos contratados que
no eran recogidos por la cooperativa ni la entidad estatal responsable,
lo que nos ocasionaba cuantiosas pérdidas que sus responsables no
indemnizaban.
Contábamos con toda la documentación que autorizaba los servicios que
recibíamos, cuyo pago estaba al día. No obstante, la corruptela política
del régimen decidió aplicarnos un conjunto de medidas para sacarnos
definitivamente de la producción agraria, pues éramos agujas en sus
gargantas.
Nuestra finca se nombra Santa Amelia, y se encuentra en El Cacahual,
municipio capitalino de Boyeros. Ella surgió de un proceso de entrega
legal de tierras en el 2005, en un terreno ocioso, con abundante maleza,
y matadero ilegal de reses. En dos años la convertimos en una unidad
productiva, potenciada de inicio por el propio gobierno totalitario, que
nos vendió un sistema de riego para la producción de frutales y hortalizas.
Por el enfrentamiento político con los dirigentes corruptos del régimen,
fui sometido a un profundo proceso investigativo. Su intención era
procesarme por enriquecimiento ilícito y expropiarnos la finca. Ese era
el costo de nuestras quejas y críticas al sistema de los hermanos
Castro, por su ineficiencia en la comercialización agrícola.
Para lograr sus fines, los políticos del régimen utilizaron todo tipo de
métodos. Algunos ejemplos: Negaron sus propias conductas, catalogando de
violaciones administrativas cualquier acto favorable a nuestro caso;
también tomaron un video para desmoralizarme de manera pública.
Pero mi familia y yo tuvimos la satisfacción de que en la misma asamblea
de miembros en que se filmó esa cinta intimidatoria, los campesinos, por
amplia mayoría, nos respaldaran, con lo cual impidieron que se consumase
el propósito de expulsarme de la cooperativa. "Dejen producir a este
hombre", "lo que ustedes están haciendo es contrarrevolución", son
algunas de las frases pronunciadas en ese acto por mis vecinos y colegas.
Aun así, estas medidas coactivas propiciaron un auditorio que
respondiera a sus intereses, limpiando todo rastro de complicidad si las
cosas no les salían bien. Todo esto creó condiciones favorables para que
no prosperaran nuestras reclamaciones por la vía judicial.
A ellos les ha quedado el trago amargo y desmoralizador de no podernos
expropiar la finca, ni expulsarnos de la cooperativa. A nosotros, el
dolor de todo lo que nos han hecho y la inmensa ansia de justicia, que
sigue silenciada.
¿Es para sorprenderse que, con motivo de la ilegal filmación, después de
haber puesto en conocimiento de la policía el 17 de julio de 2009 la
violación de mi derecho a la propia imagen, mi denuncia se haya perdido?
Continúa la dilación en la reconstrucción del expediente ordenada por la
Fiscalía.
Con ello se imposibilita que los autores del video sean procesados. No
obstante, debo aclarar que las autoridades intentan hacer recaer toda la
posible responsabilidad en el camarógrafo, dejando fuera a los que, sin
lugar a dudas, le ordenaron a este simple empleado que hiciera la filmación.
Mientras tanto, la dirigencia de la ANAP, encabezada desde hace decenios
por el burócrata Orlando Lugo Fontes, supuesto representante del
campesinado, no se ha inmutado ante nuestras denuncias por la
complicidad y participación directa de sus corruptos funcionarios en la
patraña que se intentó orquestarnos.
Aludiendo a la intervención de ese señor en la I Conferencia partidista
que transmitió la Televisión Cubana, declaro que no hay que temer que
nos quiten la tierra si cambia el gobierno. En mi caso se puso de
manifiesto que es el régimen actual el que usa los métodos que sus
personeros le atribuyen a los futuros gobernantes si su régimen cae.
Las fuerzas vivas de las ideas y del futuro democrático de nuestro país,
restablecerán la justicia ante la injusticia no reparada.
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