martes, enero 10, 2012

Un auténtico desastre ecológico

Un auténtico desastre ecológico
Martes, Enero 10, 2012 | Por Moises Leonardo Rodriguez

LA HABANA, Cuba, enero, www.cubanet.org -La playa Herradura, ubicada al
norte de la provincia Artemisa, justo en el municipio Mariel, ha sido
reconocida por el órgano oficial del partido comunista provincial, el
semanario El Artemiseño, como gravemente dañada.

Dicha playa posee una extensión de aproximadamente 400 metros en forma
de herradura, de donde le viene el nombre. En su centro, a unos 15
metros de la orilla, se encontraba un banco de corales, el cual era la
gran atracción de los bañistas que se aventuraban hasta el mismo nadando
o en balsas.

Cuentan los más viejos de la zona que dicha playa estaba en terrenos
privados, pero no hubo nunca limitaciones para el acceso de bañistas
procedentes de zonas lejanas, como pueblos de la vecina provincia de
Pinar del Rio, Artemisa, Guanajay y hasta de la propia capital de la
Isla, que se encuentra a unos 60 kilómetros por carretera.

Hasta entrada la década de los ochenta, poseía un ranchón de madera y
techo de guano en el que se vendían bebidas y comidas criollas. En esa
época entró en funcionamiento una base de Campismo Popular, edificada en
la parte oeste de la playa y con su mismo nombre.

También por esa época se trasladó a la parte oriental de Herradura una
zona de casas móviles (tráilers) que había estado inicialmente en
Varadero, pero que, por intereses de la industria turística estatal, fue
llevada hasta las cercanías del balneario El Salado, también al oeste de
la capital, pero sólo distante a unos 20 kilómetros de la playa en cuestión.

Los mismos intereses de los únicos que pueden decidirlo todo bajo el
respaldo del régimen en Cuba, dispusieron un nuevo traslado de la base
hacia el oeste de la playa Herradura, donde se encuentra en la actualidad.

Ya no queda allí prácticamente ninguna casa móvil. Los propietarios,
generalmente de la clase de los nuevos ricos, o de los que se pasean
entre ellos, las han convertido en viviendas confortables, al punto que,
años atrás, fueron decomisadas algunas que hoy se reservan para
organismos estatales, los que eventualmente estimulan con su renta a
ciertos trabajadores, y de las que disponen sus dirigentes en forma
permanente.

Después del triunfo de los hermanos Castro, en 1959, fueron sembrados en
la playa árboles del tipo casuarina, a los que popularmente se les
conoce como pinos.

Está científicamente probado que estos árboles son destrozadores de
balnearios, pues sus finas hojas, en forma de agujas, al mezclarse con
la arena, desencadenan una reacción bioquímica que da como resultado la
conversión de la arena en terreno fértil.

No en balde fue decretado oficialmente su eliminación de todas las
playas del país, desde inicio de la década de los ochenta. Fueron
cortadas desde ese tiempo las casuarinas de Varadero. También en las
playas del este de La Habana, y en muchas otras de todo el país. Además,
se pudo saber, por un documental que ha presentado la televisión
oficial, que en Pinar del Río se eliminaron de todos los cayos y zonas
costeras.

Inexplicablemente, las de Herradura aun siguen en pie, después de
decenios degradando la arena y cubriendo con sus grandes raíces un gran
espacio físico de la playa.

Sobre todo, desde la década de los noventa, el robo de arena por
particulares, para la construcción, fue una de las vías para suplir la
ausencia de suministros por el mercado estatal. Esto se unió a la
negligencia gubernamental de no cortar las casuarinas, lo que ha
provocado que la playa llegara a su depauperado estado actual.

Si oficialmente se reconoce que en los últimos años se han perdido 15
metros de playa en todo el país, en el caso de Herradura la pérdida
supera esa cifra en más del doble: un auténtico desastre ecológico.

En 1994, un vecino de la zona llegó a las oficinas del noticiero
nacional de televisión para dar cuenta de lo que ocurría en Herradura.
La periodista encargada de los asuntos medioambientales le dijo al
ciudadano que debía conseguir 20 litros de gasolina para ellos poder
cubrir la noticia, pues el auto Volga que poseían no tenía "combustible
asignado" para moverse tan lejos.

A lo largo de los años han sido frecuentes los planteamientos en
asambleas del poder popular, ponencias en eventos científicos
municipales y quejas de vecinos a las autoridades sobre el asunto. Todo
resultó como echar agua en canastas.

Ahí queda la Herradura como una prueba irrefutable, una más, de la
irresponsabilidad e incapacidad del gobierno cubano también en la
protección del medio ambiente.

corrientemartiana2004@gmail.com

http://www.cubanet.org/articulos/un-autentico-desastre-ecologico/

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