Odelín Alfonso Torna (PD)
LA HABANA, Cuba, julio (www.cubanet.org) - Después de 11 meses, los
testimonios sobre la muerte de David de Jesús González Martín, ex
Ministro Ordenado de los Testigos de Jehová en Cuba durante 45 años,
emergen desde las sombras. David de Jesús vivió una vida turbulenta,
llena de tribulaciones y arrestos prolongados en cárceles cubanas, por
el simple hecho de ser Testigo de Jehová.
David de Jesús era natural de Banes, en la provincia de Holguín. Al
momento de su muerte, el 18 de agosto de 2009, residía en la calle Pinar
del Río, esquina Joaquín Delgado, en la barriada de Párraga, municipio
Arroyo Naranjo. Según refieren los archivos de la Superintendencia,
David trabajó en la isla como superintendente de circuito a tiempo
completo.
El testimonio que desglosaré lo obtuve a través de terceras personas, ya
que su familia no quiso comentar al respecto. Según las fuentes
contactadas -quienes siguieron cada uno de los últimos días de David por
los hospitales capitalinos- su muerte era evitable. David - albañil de
profesión- fue sorprendido por la leptospirosis, enfermedad que se le
diagnosticó 24 horas antes de su deceso. ¿Cómo fue la última semana de
David de Jesús?
En sus últimos diez días (del 8 al 18 de agosto), David acudió a tres
prestigiosas instituciones médicas cubanas. El 11 de agosto de 2009 fue
atendido en el hospital capitalino Julio Trigo por el doctor Regino
Sotomayor, el mismo galeno que le negó la atención médica a su padre,
Leopoldo de Jesús González, el 26 de febrero de 2004, quien falleciera
el 5 de marzo en su propia casa. El doctor Sotomayor le diagnosticó a
David una afección catarral, aún cuando este presentaba el cuadro
clínico de la leptospirosis: fiebre alta, dolor de cabeza y en las
articulaciones.
El jueves 13 de agosto lo remiten al hospital CIMEX y con igual
diagnóstico –virus de estación- lo envían a la casa con tratamiento de
antivirales, sin realizarle siquiera exámenes y pruebas de laboratorio.
Al siguiente día lo atienden en el hospital Enrique Cabrera, conocido
como el Hospital Nacional. El médico de guardia, de apellido Padilla, le
indica exámenes de orina. Informado Padilla del alto grado de infección
y consciente de que esta institución no contaba con servicio de diálisis
para combatirla, lo envía a la sala de terapia intensiva.
El doctor Padilla sabía que en el hospital militar Luis Díaz Soto
(Naval), se encontraban los recursos y el personal especializado para la
diálisis, además del sistema de urgencia (SIUM) para el traslado del
paciente. Aún así, David de Jesús continuaba en su lucha por la vida en
el Hospital Nacional, en medio de un camino sin retroceso hacia la
muerte, plagado de obstáculos e indiferencias. Permaneció bajo cuidados
intensivos durante el domingo 16, lunes 17 y martes 18 de agosto, día en
que muere de un paro respiratorio a las 3:15 AM.
Un dictamen preliminar indicó muerte por disfuncionalidad de varios
órganos, pero la verdadera causa, según el examen forense practicado por
la patóloga Leslie García (expediente 430 de 2009), fue leptospirosis.
Al franquearse con un colega que se interesó por el caso, la doctora
dijo: "David murió por una leptospirosis descuidada, igual que mi amigo
el Comandante López Cuba".
La muerte de un Ministro de los Testigos de Jehová, hace 11 meses, es un
episodio más. Aunque no podemos generalizar, la falta de ética médica y
los diagnósticos apresurados en las instituciones hospitalarias de Cuba,
son un hecho. La mayoría de estos casos no salen a la luz pública,
porque permanecen tras el telón de un baluarte que ya carece de imagen y
prestigio internacional: la medicina cubana.
¿Realmente estamos respetando el derecho a la vida? ¿No pudo David tener
un diagnóstico más certero y un tratamiento más eficaz?
Para los familiares y hermanos de David de Jesús, la justicia vendrá
desde el reino de Jehová. Para quienes obran en la tierra con hechos que
desmienten la supuesta excelencia de un sistema que se nombra defensor
del derecho a la vida, es hora de abrir el camino a la toma de conciencia.
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