Victorias del alma y el espíritu
JOSÉ AZEL , Miami | 27/08/2016
Cuando a Elie Wiesel le fue conferido el Premio Nobel de la Paz, en
1986, el comité de los premios lo llamó "mensajero de la humanidad". El
judío americano nacido en Rumania, escritor, profesor, activista
político y sobreviviente del Holocausto, es autor de 57 libros, el más
famoso Night , sobre sus experiencias como prisionero a los 15 años en
los campos de concentración de Auschwitz y Buchenwald.
En Auschwitz fueron asesinadas su madre y una de sus hermanas. Su padre
murió en Buchenwald. En Night , Wiesel –tatuado como prisionero número
A7713– comparte la vergüenza que sintió al escuchar los gritos de su
padre cuando lo golpeaban y él no podía ayudarlo. Pero más tarde
escribió: "Hay victorias del alma y el espíritu. A veces, aun perdiendo,
se gana".
El profesor Wiesel dedicó su vida a hablar en defensa de las víctimas de
la opresión. Su reciente fallecimiento debe recordarnos su enseñanza:
"Puede haber momentos en que no tengamos poder para prevenir
injusticias, pero nunca debe haber momentos en que no seamos capaces de
protestar".
"Puede haber momentos en que no tengamos poder para prevenir
injusticias, pero nunca debe haber momentos en que no seamos capaces de
protestar"
Igualmente, Oscar Elías Biscet es un prisionero de conciencia cubano que
cumplió más de 12 años en fétidas prisiones de Castro y simboliza la
lucha por la libertad. Biscet es un cristiano devoto, un médico y hombre
de paz, que mientras estaba injustamente encarcelado soñaba despierto
con visitar Tierra Santa. En 2007 fue condecorado por el presidente
George W. Bush con la Medalla de la Libertad, y en 2011, propuesto para
el Premio Nobel de la Paz. Su coraje ejemplifica la victoria del alma y
el espíritu proclamada por Wiesel.
Recientemente tuve el privilegio de acompañarle en un viaje en ese
Israel tan querido por Wiesel, donde pudimos llamar la atención sobre la
naturaleza totalitaria del régimen cubano, que sistemáticamente viola
los derechos civiles y suprime la oposición política brutalmente.
Nuestro mensaje al pueblo judío reflejó la advertencia de Wiesel de que
el silencio otorga el consentimiento. Es una lección que la nación judía
conoce bien: "Debemos tomar posiciones. La neutralidad ayuda al opresor,
nunca a la víctima. El silencio estimula al torturador, nunca al torturado".
Es una lección que parece haberse perdido en la manera en que la nueva
política de EE UU hacia Cuba acoge al opresivo régimen de Raúl Castro,
solamente con comentarios superficiales sobre violaciones de derechos
humanos en Cuba. No es indigno defender un nuevo enfoque, como buscan el
presidente Barack Obama y quienes le apoyan. Sin embargo, es inaceptable
y profundamente ofensivo a nuestros valores que el nuevo enfoque excluya
deliberadamente la condena de los opresores. Esa nueva política implica
que los cubanos deben resignarse a aceptar una vida sin libertad.
En la nueva relación EE UU-Cuba, la palabra libertad y cualquier crítica
sustantiva del régimen de La Habana se han convertido en políticamente
incorrecto en círculos oficiales
En la nueva relación EE UU-Cuba, la palabra libertad y cualquier crítica
sustantiva del régimen de La Habana se han convertido en políticamente
incorrecto en círculos oficiales. El presidente Obama, en sus
comentarios en Naciones Unidas con relación a Cuba, evitó utilizar la
palabra libertad y lánguidamente declaró lo obvio: "Continuamos teniendo
diferencias con el Gobierno cubano. Continuamos firmes por los derechos
humanos. Pero abordamos estos asuntos a través de relaciones
diplomáticas, incremento del comercio y vínculos pueblo-a-pueblo".
Esa declaración no es una fuerte defensa del oprimido pueblo cubano, y
bordea la indiferencia. Reconoce que la lucha por la libertad del pueblo
cubano ha sido relegada a una posición subordinada. El incremento del
comercio y del turismo son ahora la luz rectora.
La consecuencia natural de esta estrategia es la legitimación, y quizás
la perpetuación, de la tiranía cubana.
Quienes apoyan eso, entre ellos paisanos cubanoamericanos que parecen
haber perdido la brújula moral hacia la libertad, sostienen que esa
nueva política busca mejorar el bienestar del pueblo cubano. Pero
bienestar y libertad no son conceptos mutuamente excluyentes. Defender
uno no obliga a dejar de defender el otro.
Erradicar el término libertad de las discusiones políticas sugiere que
hemos abandonado el principio americano fundamental de ser la voz de los
pueblos oprimidos. "La indiferencia es la personificación del mal", nos
recordaría Elie Wiesel.
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Nota de la Redacción: José Azel es investigador senior en el Instituto
de Estudios Cubanos y Cubanoamericanos de la Universidad de Miami y
autor del libro Mañana in Cuba .
Source: Victorias del alma y el espíritu -
http://www.14ymedio.com/blogs/cajon_de_sastre/Cuba-EE_UU-deshielo-Eli_Wiesel-democracia-libertad_7_2061463835.html
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