Por pobre, por negro, por indefenso
El preocupante caso del recluso Julio César Cano Molina ha sido
denunciado de diferentes modos por su familia
martes, enero 26, 2016 | Ernesto Santana Zaldívar
LA HABANA, Cuba.- El preocupante caso del recluso Julio César Cano
Molina ha sido denunciado de diferentes modos por su familia. El
independiente Centro de Información Legal (Cubalex) solicitó y obtuvo
una medida cautelar de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos
(CIDH) a su favor.
Desde 1995, el Instituto de Medicina Legal certificó que su estado de
salud era incompatible con el régimen penitenciario. Años después, la
directora provincial de Pinar del Río de Servicios Médicos declaró que
con Cano Molina se estaba cometiendo una gran injusticia.
Hace pocos meses, luego de una carta de su familia, en el programa
televisivo "Al derecho" la especialista que responde a las dudas y
consultas de la población estuvo de acuerdo en que este recluso no
estaba apto para seguir en prisión. Pero todo ha sido inútil y Cano
Molina sigue en "Kilómetro 5 y ½", Pinar del Río.
Triste principio
Según testimonian María Antonia Molina, madre, y Lázara Cano, hermana,
desde pequeño, Julio César Cano comenzó a mostrar síntomas preocupantes
y en el Centro de Diagnóstico y Orientación —entidad que se encarga de
niños con problemas psicológicos— lo calificaron como retrasado mental
severo y lo enviaron a una escuela especial.
Internado ya, se fugaba con frecuencia y, en una ocasión, se subió a un
tren y apareció en Santiago de Cuba. Estuvo hasta los 16 años en la
institución, de donde salió con una instrucción sumamente precaria y una
conducta muy inestable.
En 1989 iba en una bicicleta y un camión lo golpeó, provocándole
diversos daños. Según su hermana Lázara Cano Molina, "debían haberle
hecho varias operaciones, pero no le han hecho ninguna". Una fractura de
la pelvis ósea le rompió la vejiga y le provocó una lesión permanente
del paquete vásculo-nervoso a dicho nivel, lo cual trajo consigo
disfunción sexual eréctil, incontinencia urinaria con esfínter
incompetente y vejiga neurogénica, entre otros males.
Julio César se dio a la bebida, aparecía tirado en medio de una
carretera o desnudo porque había cambiado su ropa por alcohol y, cuando
comenzaron sus problemas con la justicia, el tribunal nunca tenía en
cuenta sus problemas de niñez y adolescencia, ni fue analizado por un
psicólogo ni psiquiatra. Todo empezó cuando se robó un bombillo y lo
condenaron a dos años de prisión.
"En varias ocasiones atentó contra su vida", dice Lázara: "Antes del
accidente, una vez se metió debajo de la cama y estuvo muchos días allí,
mientras nosotros lo denunciábamos como desaparecido". Lo encontraron
desmayado por la sed y el hambre. Después del accidente, se dio
puñaladas en el pecho. Sus ingresos en salas de psiquiatría fueron
incontables.
Por pobre, por negro, por indefenso
Decenas de copias de diversos documentos facilitados a este reportero
por Cubalex y la familia, demuestran lo inhumano que resulta el abuso
que se está cometiendo con Julio César Cano Molina, además de con su
madre, anciana y enferma, y sus dos hermanas, que viven en una franca
miseria.
Una de las claves de su situación está en que, según la dirección de
Servicios Médicos de La Habana, Julio César no se halla apto para el
régimen penitenciario y no debe ser evaluado de nuevo por Medicina Legal
hasta ser operado, pero las veces que han avisado del Hospital
Ameijeiras informando que ya hay una cama para operarlo, como es el
procedimiento, en la prisión demoran en darle la licencia extrapenal y
se pierde la cama.
Y lo grave es que en varias ocasiones el presidente de la Sala de lo
Penal en el Tribunal Provincial de Pinar del Río, Celso Luis Plasencia,
además de otros funcionarios, le han dicho a la familia que no darán la
licencia, aunque a veces el recluso no se puede levantar por los
dolores, los otros presos lo rechacen por el mal olor y tengan que pedir
que lo aíslen en una celda de castigo, aunque Julio César no haya hecho
nada.
"Mi hermano se amarra el pedacito de pene que le quedó con una tira de
tela para que no se le salga el orine", cuenta Lázara, "pero aun así le
sigue el mal olor, porque tiene una fuerte sepsis urinaria, que los
demás reclusos no toleran".
El Teniente Coronel del Departamento Técnico de Investigaciones Antonio
Díaz Estévez llegó a ensañarse tanto con Julio César que lo llevó a
Villa Marista, donde no lo aceptaron "por no cumplir las condiciones".
Otra vez lo mantuvo 12 días esposado a la reja, sin darle comida ni
agua. Finalmente este oficial fue separado y jubilado —no expulsado— del
Ministerio del Interior por las "irregularidades" cometidas durante el
proceso de investigación de unas de las acusaciones que ha recibido Cano
Molina.
Porque, según sus familiares, la policía pinareña es muy corrupta, se
ensaña con las mujeres solas, con los que no tienen dinero, con los
negros, con los retrasados mentales, y por eso a Julio César siempre lo
han estado acusando de cuanto robo se comete en el reparto Cuba Libre,
aun con testigos que lo defienden y hasta encontrándose en prisión
cuando se cometió el delito.
"Él ha robado bombillos, toallas, pantalones, pero jamás han saltado una
cerca ni se ha metido en una casa, aunque a veces lo han mandado a
robarse una toalla en una tendedera", asegura su hermana Lázara: "Y la
policía lo acusa de andar con armas blancas y le pone antecedentes
penales delitos que se ha demostrado judicialmente que no cometió. Según
ellos no saldrá de prisión hasta el año 2049".
Y continúa ella: "Al concluir el último juicio, el juez de la sala nos
dijo: 'Ustedes pueden ir a donde quieran, pero no resolverán nada,
porque aquí la autoridad somos nosotros'". Por su parte, el ya citado
Plasencia Delgado, maltrata a la madre y hermanas de Cano Molina cuando
ellas van a reclamar por las continuas denegaciones de la licencia
extrapenal ha exclamado que el interno va a morir en la prisión, pues él
no va a permitir la licencia bajo ninguna circunstancia.
De hecho —sobre todo después de que Díaz Estévez fue separado del MININT
y de que la CIDH aprobó la medida cautelar a favor de Julio César Cano—,
casi ningún funcionario acepta recibir siquiera su estas mujeres que,
además, tienen sus propios y serios problemas de salud y carecen de
recursos hasta para llevarle una simple bolsa con comida al recluso.
En su historia clínica, consta que Julio César —aparte de todos sus
severos problemas físicos— padece de un trastorno disocial de la
personalidad, además de retraso mental, epilepsia y de que no pasa 51 de
coeficiente intelectual. Se le debe medicar desde hace años con
carbamazepina, fenobarbital y nitrazepam.
María Antonia Molina, madre de Julio César, ha estado varias veces grave
por diabetes, cardiopatías, úlcera, hipertensión arterial y otros males
que le han ocasionado los sufrimientos de su hijo y el maltrato que ella
misma ha recibido al reclamar en —o pernoctar ante— organismos como el
Consejo de Estado, la Fiscalía General de la República (Dirección de
Protección de los Derechos Ciudadanos), la Fiscalía Provincial de Pinar
del Río, la Fiscalía Militar Principal, el Departamento de Atención a la
Población del Ministerio de Justicia, la Dirección de Atención a la
Ciudadanía del MININT, el Tribunal Supremo Popular y otros.
Pero persiste, como sus hijas, también enfermas ya. Y ya no encuentran
ni siquiera quién las escuche. Protestar y reclamar parece haber
resultado hasta peor para ellas y para Julio César Cano. En una de las
incontables respuestas negativas se puede leer: "Le significamos que el
Ministerio de Justicia, el Ministerio del Interior y los Tribunales son
órganos independientes, que no se subordinan entre sí, cada uno con sus
funciones y atribuciones claramente delimitadas".
En una conversación telefónica, Lázara confiesa estar segura de que a su
hermano "quieren matarlo lentamente. Aparte de la vejiga distrofiada,
también tiene el hígado inflamado. En un mismo documento se reconocen
todos sus problemas de salud y que debe estar hospitalizado, ¡y al mismo
tiempo se dice que está bien de salud y apto para el régimen
penitenciario! Y todos saben todo lo que está pasando", concluye.
Source: Por pobre, por negro, por indefenso | Cubanet -
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