Wilmer, ciego pero comerciante
[04-12-2015 01:11:06]
Jorge Bello Domínguez
Red Cubana de Comunicadores Comunitarios
(www.miscelaneasdecuba.net).- Estando sentado en un camión particular de
transporte de pasajeros interurbano, en el que me dirigía desde Güira de
Melena hacia La Habana; resulté sorprendido al ver a un hombre joven de
unos treinta años de edad, que se evidenciaba presentaba una limitación
visual, y que formaba parte de los pasajeros hacia la capital, con el
fin de vender unos aguacates que llevaba en una caja plástica debajo
del asiento que ocupaba. No tuve más remedio que observarlo y pensar en
las necesidades por las que seguro pasaba.
Una vez que llegamos a la terminal del antiguo cine Lido, en Marianao,
punto donde está ubicada la llegada y partida de vehículos hacia el
interior, me llamó la atención el sacrificio de este señor para ganarse
la vida. ¡Cargaba sobre su cabeza la caja de aguacates y pregonaba para
vender!
Al parecer por obra del destino y también para mi suerte, porque estuve
muy interesado en el caso de este hombre, cuando retornaba para mi casa
en horas de la tarde, me encontré al mismo señor: pero esta vez
comercializaba su mercancía en la entrada de una cafetería privada
ubicada en la calle 100 y 51, del mismo Marianao.
Espere allí con alguna paciencia, y pasado un rato, cuando había
culminado su labor de venta, me le acerqué. No tuvimos ningún problema
para comenzar una conversación; pero quise saber su nombre y por qué
realizaba esa labor tan peligrosa, dada su condición de invidente.
Comenzó diciendo que se llama Wilmer Hernández Collazo y que vive en
San Antonio de los Baños, en la provincia de Artemisa, en un reparto
llamado La Cañada, que fue expulsado de la ANCI (Asociación Nacional del
Ciego), después de presentar varias ausencias a esta organización por
motivos personales. En estos momentos se encuentra sin pensión o alguna
ayuda gubernamental.
Me explicó Wilmer que vive en un reparto marginal, habitado por personas
que vienen de las provincias orientales en casi su totalidad. En el año
2001 por órdenes del gobierno el reparto fue demolido y también su casa;
la excusa fue que estaban ilegales allí. Pero él no tiene otro lugar
donde estar en La Habana y ha sido acogido por una familia que volvió a
levantar una especie de rancho en el mismo sitio.
En el momento en que se produjo la demolición de lo poco que tenía para
vivir, todavía no estaba ciego, la vista la perdió en un accidente
automovilístico, tres años después en Jiguaní, provincia de Granma; de
donde es oriundo.
Una vez que fue expulsado de la Asociación, sin más explicación, tuvo
que dedicarse a buscar de alguna forma un modo de vida, para no morir de
hambre. "Vendo lo que sea", afirmó Wilmer, y continuó explicando: "lo
mismo compro papas, aguacates, ajo, yuca, cualquier cosa y lo revendo
aquí en la Habana un poco más caro, por lo menos, aunque no gano mucho
me las arreglo para vivir, no tengo más opción de vida".
Casos como este, son el día a día del cubano, que en estos momentos
sufre todo tipo de marginación social, acompañada de necesidades y
miserias humanas, por eso solo hay que mirar a su alrededor.
Source: Wilmer, ciego pero comerciante - Misceláneas de Cuba -
http://www.miscelaneasdecuba.net/web/Article/Index/5660da1a3a682e14c4ad5900#.VmGvfPmDGko
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