jueves, diciembre 31, 2015

La invasión de los americanos

La invasión de los americanos
Cada vez son más visibles los visitantes estadounidenses a la isla. El
Gobierno cubano espera que si desaparece el embargo su número podría
llegar a 10 millones anuales
CRÓNICAS DESDE LA HABANA | 30 de Diciembre de 2015
LA HABANA.-RUI FERREIRA
Especial

Son las 10:15 de la mañana en la capital cubana y en la placa del
Aeropuerto Internacional José Martí se encuentran cuatro Boeing 737
cargando pasajeros para Miami. Por la pista se desplaza un quinto
aparato que acaba de llegar de los 12 vuelos que el lunes pasado volaron
entre los dos países.

Este intenso tráfico aéreo es el reflejo del auge de los viajes que
miles de estadounidenses están haciendo a la isla tras la
flexibilización de las reglas por parte del presidente Barack Obama y el
anuncio de la reanudación de relaciones diplomáticas a nivel de
embajadores, el 17 de diciembre del 2014. "Tenemos días en que hay más
americanos aquí que cubanos de Miami. Esto es una locura, los vuelos no
paran", explica un empleado de la aduana.

El año pasado, según cifras divulgadas por la revista Fortune, unos
700.000 estadounidenses visitaron la isla. Este año, dijo recientemente
el flamante encargado de negocios de Washington, Jeffrey De Laurentis,
esa cifra ha subido 50%, pero la aspiración del Gobierno cubano es que
alcance los 10 millones anuales cuando las restricciones sean totalmente
levantadas.

"Ha sido un viaje inolvidable. Lo más impresionante es la gente, hay que
repetirlo", dice Lucille Watson, una ginecóloga de Baton Rouge,
Luisiana, que se apuntó para "estudiar" las interioridades de la escuela
cubana de ballet, una de sus viejas pasiones. Durante una semana, ha
asistido a clases, conversado con profesores y alumnos en un programa
que describe como intenso. "Lo más importante es que los cubanos se den
cuenta de que el pueblo norteamericano es diferente de su Gobierno", amplía.

Los americanos son fáciles de detectar en La Habana. Se les ve subir y
bajarse del vientre de los enormes autobuses turísticos y, como el
estereotipo, fotografiar todo lo que los rodea. Un arquitecto de
Virginia, Mark Simmons, vino a la isla junto a su hija Mellanie. Su
objetivo: mirar las viejas construcciones anteriores al año 1959, cuando
Fidel Castro tomó el poder.

"Esto es como un museo, una ciudad congelada en el tiempo. Llevo miles
de fotografías para servir de guía en la reconstrucción de viejas casas
en Estados Unidos. Hay ahora una corriente arquitectónica en ese
sentido", subraya.

Los estadounidenses solo pueden venir enmarcados en 12 categorías
definidas por el Departamento de Tesoro como viajes humanitarios,
informativos, religiosos u otros, pero que de ningún modo impliquen un
desplazamiento turístico y mucho menos hacer negocios. Pero esto no ha
impedido que empresarios como Albert Williams, de West Palm Beach,
intenten explorar oportunidades de negocios.

Wilson es un mercader internacional de puros, tiene clientes en todos
los continentes, pero su mercado está principalmente afincado en Asia y
el Medio Oriente. Los millonarios de Dubái son los más codiciados. Este
es su 14to. viaje a Cuba en menos de 12 meses. "Sólo puedo llevar
conmigo tabacos por valor de 100 dólares. Pero quiero que me conozcan
aquí, tener mi espacio para que cuando se pueda hacer algo, ser uno de
los primeros", explica.

El empresario es uno de aquellos casos que ha aprovechado el
levantamiento de las restricciones. Cada vez que viaja, firma la
declaración jurada del Departamento del Tesoro indicando que viene en un
viaje de "estudios". Dice, no sin cierta malicia en la mirada, que viaja
a La Habana en un "viaje de estudios" sobre desarrollo de la industria
tabacalera cubana. "He ido mucho a Pinar del Río; he visto como es su
industria. Es importante para el futuro conocerla por dentro", dice
mientras saborea una Coca-Cola embotellada en México.

Uno de estos atardeceres, en el salón de humo del hotel Cohíba, se
escuchaban todo tipo de acentos regionales estadounidenses conversando y
saboreando un buen tabaco alrededor de un vaso de ron añejo, todavía
fuera del circuito comercial en Estados Unidos. "Viajar a Cuba fue una
vieja aspiración. He escuchado hablar mucho de Castro y este país. Tenía
curiosidad por verlo", explica Carl Watson, quien es profesor de inglés
en una secundaria en Washington DC.

Que se sepa, no ha habido incidentes con los viajeros estadounidenses.
Como comentaba un periodista cubano, "todavía ninguno ha profanado una
estatua", recordando el infausto incidente de marzo de 1949 cuando un
marinero borracho se encaramó en la estatua del prócer José Martí en el
Parque Central.

Conversando con algunos de los turistas, muchos todavía manifiestan su
incredulidad por la reanudación de los nexos entre los dos países.
"Durante décadas fuimos enemigos, nos combatimos, es asombroso lo rápido
que todo se resolvió", enfatiza Watson.

Pero no todo está resuelto. Cuba sigue reclamando que el embargo
económico debe ser derogado y clama por la devolución de la Base de
Guantánamo. En diciembre del año pasado, al tiempo que el gobernante
cubano Raúl Castro y el presidente Obama iniciaron el deshielo, el
académico cubano Rafael Hernández concluía un estudio sobre el
paralelismo entre la forma en que China y Vietnam restablecieron
relaciones con EEUU y de qué modo Cuba pudiera inspirarse en esos casos.
"El gran obstáculo que separa las dos sociedades no es apenas el embargo
o diferentes ideologías, sino una herencia de desconfianza. Sin embargo,
los casos de China y Vietnam pueden enseñar que la desconfianza puede
ser abordada y atenuada, siempre y cuando exista una determinación
política real de lograr un progreso en las relaciones bilaterales", ha
escrito.

¿Qué ha pasado entonces? "Cuba le ha extendido su confianza a Estados
Unidos de que cree que va a cumplir [con lo pactado] y eso tiene un
valor altísimo. El Gobierno de Cuba ha confiado en este acuerdo",
explica Hernández a DIARIO LAS AMÉRICAS.

La Habana está llena de estadounidenses pero falta el principal. "Si voy
de visita, partimos de la premisa de que puedo hablar con todo el
mundo", declaró Obama la semana pasada en una entrevista con Yahoo News.
La noticia corrió como pólvora en La Habana.

La reacción gubernamental no se hizo esperar. "El día en que el
presidente de Estados Unidos decida visitar Cuba, será bienvenido.
[Pero] quiero recordar que Cuba jamás negociará temas inherentes a su
sistema interno a cambio de una mejoría o la normalización de sus
relaciones con Estados Unidos", ha puntualizado la directora para
Estados Unidos de la cancillería, Josefina Vidal.

Sin embargo, como van las cosas, es casi seguro que antes del fin de su
mandato, Obama desembarcará en La Habana. Es el único estadounidense que
falta. Sería el primer presidente de EEUU en ejercicio en hacerlo desde
la visita de Calvin Cooldige, en 1928.

Source: La invasión de los americanos :: Diario las Americas :: Cuba -
http://www.diariolasamericas.com/4847_cuba/3537082_americanos-la-habana-rui-ferreira.html

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