Optando entre un caos y un nuevo orden
Este domingo, el chavismo acudirá a las urnas con una importante
desventaja respecto de la oposición
viernes, diciembre 4, 2015 | Miriam Celaya
LA HABANA, Cuba.- El próximo domingo, 6 de diciembre de 2015, cuando
finalmente se realicen las elecciones legislativas en Venezuela, no solo
se estará decidiendo sobre el destino político a corto plazo de esa
nación suramericana, sino que también se estarán zanjando en alguna
medida las futuras estrategias políticas de varias naciones de esta
región, cuyos regímenes –muy especialmente el gobierno cubano– han
dependido durante décadas de la dilapidación de la enorme riqueza
natural venezolana en manos de la claque "bolivariana".
Por estos días en los medios de prensa han menudeado los comentarios
acerca del sufragio venezolano y se han hecho diversos augurios sobre
los posibles escenarios que emergerán a partir de sus resultados. El
panorama es complejo. Por primera vez desde que el finado Hugo Chávez
asumió el poder en febrero de 1999 y comenzó a dinamitar las estructuras
cívicas del país, el Partido Socialista Unificado de Venezuela (PSUV)
acudirá a las urnas con una importante desventaja respecto de la
opositora Mesa de la Unidad Democrática (MUD) y aún por debajo de los
candidatos independientes, según datos publicados por la encuestadora
Verobarómetro. Una realidad que el Presidente del país se niega a
aceptar, amenazando con la no aceptación de cualquier resultado que le
sea adverso y con llevar al país a un caos en caso de que "la revolución
bolivariana" pierda en las urnas.
De lograr el control del Parlamento, la oposición tendría ante sí la
posibilidad real de poner coto al desparpajo chavista que ha conducido
al país a la ruina económica y a una crispación social profunda, y
abriría la esperanza al restablecimiento del orden democrático al
constituirse verdadero contrapeso al poder del Presidente. Un nuevo
orden que tienda a equilibrar las fuerzas y devolver el poder a las
instituciones cívicas garantes de la democracia.
Más allá de esto, el reto de la oposición para ganar espacios sociales y
legitimar su capacidad como alternativa al chavismo no habría hecho más
que comenzar, teniendo en cuenta los elevados índices de pobreza, la
violencia, el desabastecimiento de productos básicos, el descontento
creciente y la colosal inflación, factores éstos que complican aún más
el ya suficientemente complejo panorama venezolano. Una tarea titánica
para cualquier fuerza política alternativa en ese país en ruinas.
Obviamente, la responsabilidad primera de ese nuevo Parlamento se
volcaría a solucionar la crisis interna venezolana, lo cual
necesariamente pasa por el control y revisión exhaustiva de la
administración de la riqueza nacional, el petróleo, que ha sido el
sostén de los carísimos programas sociales ("misiones") con los que el
Gobierno bolivariano se granjeó el voto de las masas populares, y
columna vertebral de alianzas como la fantasmal ALBA y el programa
Petrocaribe, entro otras asociaciones regionales.
El "efecto Venezuela" para Cuba
Si bien los jerarcas octogenarios, artífices y sepultureros de lo que
alguna vez fue la revolución cubana, fueron en su momento los mecenas
ideológicos y beneficiarios materiales de esa otra criatura con
malformaciones congénitas, conocida como revolución bolivariana,
actualmente resulta obvio que ese filón de supervivencia del castrismo
se está agotando.
La caída de los precios del petróleo y la pérdida de popularidad del
oficialista PSUV amenazan seriamente la continuidad de la alianza
castrochavista y ya es innegable el fracaso del sistema cubano no solo
en Cuba, sino también en su experimento transnacional, Cubazuela.
No por casualidad los astutos ex guerrilleros de la Sierra Maestra desde
poco después de la estéril "siembra" del comandante Chávez, han estado
cabildeando una apresurada y secreta reconciliación con el 'enemigo' de
siempre (y de todos), el gobierno estadounidense, y han sacado
desesperadamente a subasta los girones de la Isla, para ponerlos a
disposición del otrora depravado capital extranjero, aunque los
potenciales inversores sigan sin morder resueltamente el anzuelo.
Otro rubro que ha estado agotándose para la gerontocracia verde olivo es
el derivado de la muy jugosa 'industria de la solidaridad', articulada
en torno a las 'misiones' desarrolladas por el chavismo a costa de la
contratación, bajo condiciones de semi-esclavitud, de profesionales
cubanos, principalmente de las esferas de la salud, la educación y la
cultura, los cuales garantizan la entrada directa de capitales al
Palacio de la Revolución. No obstante, esto ha significado una seria
afectación a los programas de atención a los propios cubanos y ha traído
consigo también la deserción de miles de galenos, que han optado por
emigrar a destinos más promisorios o contratarse en los propios países
donde se desempeñaban como "colaboradores".
Todo indica que la alianza castrochavista –esa estrategia de dominación
del poder disfrazada de ideología socialista y nacionalista– que combinó
temporalmente con relativo éxito las experiencias del fracasado sistema
cubano, las ambiciones mesiánicas de Hugo Chávez y las reservas de
hidrocarburo de Venezuela, está próxima a convertirse en otro mal
recuerdo. Y es de esperarse que junto a la revolución bolivariana, se
vayan por el mismo tragante otras aberraciones igualmente sostenidas por
la expoliación inmisericorde de los petrodólares venezolanos, y cuyo
objetivo esencial ha sido atomizar la epidemia de izquierdas en la
región y hacer frente a la influencia de Norteamérica en este Hemisferio.
Por su parte, los cubanos comunes se muestran más bien indiferentes al
importante suceso electoral próximo a celebrarse en Venezuela. Cuando
más, algunos expresan su preocupación por lo que suponen podría
significar otro inminente ciclo de apagones y parálisis en Cuba. Al
parecer son demasiados los problemas que les impone la supervivencia
como para interesarse por los que competen a los venezolanos. La
inmediatez es el elemento más relevante de la cotidianidad en Cuba, y en
la actualidad el tema de la emigración ocupa un lugar principal en el
imaginario popular cubano.
En todo caso, de producirse eventualmente un cambio dramático en
Venezuela que repercutiera en una profundización de la crisis cubana, lo
más probable es que se incremente y acelere la marea migratoria hacia
Estados Unidos. Al final, me comenta guasón un amigo, puede que no haya
siquiera que apagar las luces en la Isla Desierta cuando salga el último
cubano, "porque si se va Maduro no habría petróleo con el cual generar
electricidad". Una expectativa, literalmente, muy sombría.
Source: Optando entre un caos y un nuevo orden | Cubanet -
https://www.cubanet.org/opiniones/optando-entre-un-caos-y-un-nuevo-orden/
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