miércoles, diciembre 02, 2015

Día de Acción de Gracias y el éxodo cubano 2015

Día de Acción de Gracias y el éxodo cubano 2015
El jueves pasado se celebró en Estados Unidos la tradición del Día de
Acción de Gracias. La fecha aún reciente sirve para reflexionar sobre lo
que está ocurriendo con los cubanos en Costa Rica
Julio M. Shiling, Miami | 01/12/2015 9:17 pm

Los que crecimos en la tierra donde Martí más vivió, nos alimentamos de
la fecha que Lincoln institucionalizó, en 1863, como un día nacional
para rendirle gratitud al Ser Supremo. El linaje histórico de esa
tradición, nos lleva al otoño de 1621, donde unos refugiados ingleses
unidos a la población indígena local, celebraron el primer aniversario
de su arribo y de haber sobrevivido lo que fue un invierno brutal en ese
rincón del Nuevo Mundo llamado Plymouth, en el estado conocido hoy como
Massachusetts.
Estos calvinistas llamados "peregrinos" y "separatistas" (aunque no
todos querían separarse de la iglesia oficial) venían sufriendo la
persecución religiosa, crónicamente, desde hace tiempo pero ésta se
profundó cuando habilitaron el Acto de Uniformidad, sesenta y un años
antes (1559). Esta ley obligaba a los ingleses asistir semanalmente a
misa en la Iglesia de Inglaterra, la oficialista, o pagar una multa.
Estos perseguidos primero emigraron a Holanda donde encontraron la
libertad de culto. Sin embargo, hallaron también la discriminación, una
desigualdad de oportunidad y una equidad selectiva ante la ley.
Finalmente, un grupo de estos ingleses que no comulgaban con el régimen
que regía en Gran Bretaña, en unión a otros, formaron un total de ciento
dos personas, y se lanzaron al mar en dos barcos (Mayflower y
Speedwell). Después de varios intentos salieron un 6 de septiembre para
atravesar el Atlántico y luego de un par de meses y unos días llegaron e
inmediatamente firmaron un convenio de gobernanza, el Pacto del
Mayflower, e iniciaron, prototípicamente, el experimento precoz de auto
gobierno más exitoso en la historia.
Los cubanos, desde que se instauro la dictadura de los Castro, conocen
bien la noción del éxodo. Por aire y mar, más de veinte por ciento de
los hijos de Cuba han optado vivir, "sin patria pero sin amo". En los
últimos quince años, los cubanos cada vez más, han huido del
castrocomunismo a pie. Recientemente, o más preciso, desde que la
administración Obama aceptó la acomodación con el despotismo castrista,
el pueblo de Cuba está huyendo en masa. En adición a la clara señal de
que la sociedad cubana le tiene cero confianza a la capacitación del
régimen comunista de La Habana para solucionar los problemas inherentes
de vivir en Cuba hoy, una mano calculadora y siniestra está en juego.
A nadie le es un secreto que el comunismo cubano está en un frenesí
desesperado para que le levanten las sanciones norteamericanas. Bajo la
óptica paranoia de una decadente dictadura, su supervivencia depende de
eso en un mundo post-mortem de los fundadores de la barbarie. Saben bien
que no volverán a tener mejor aliado que el actual primer jefe ejecutivo
estadounidense. El reloj está corriendo y el éxodo siempre ha sido un
vehículo estupendo para promover sus objetivos estratégicos.
El largo camino hacia la libertad, para muchos de estos cubanos a pie,
empieza en Ecuador o Venezuela, dos componentes de la multinacional
gansteril que llaman el "socialismo del siglo XXI". De ahí, medio
continente hacia el norte en la travesía, cruzan al fin la frontera sur
de los EE UU. La obsesión histórica e histérica del control sobre la
población cubana, ha sido un constante con el poderío castrista. ¿Por
qué se ha relajado la guardia con las salidas de los cubanos en los
últimos años, particularmente en este más reciente año y medio?
La guerra del castrocomunismo contra la Ley de Ajuste Cubano es una
pieza desgastada en su repertorio oficial. Es entendible. Es un grito en
la cara que les recuerda a todos que en Cuba hay una dictadura, una
antítesis de un gobierno civilizado. No obstante esa realidad, al
despotismo cubano le ha venido muy bien dicha ley que privilegia a los
que huyen. El sólido aporte de las remesas y las remesas en especie que
humanamente la diáspora cubana manda a sus familiares y seres queridos,
es para el castrismo una subvención exquisita e inmejorable. Es un
recibir una cuantiosa suma de recursos, sin tener que producir u ofrecer
nada a cambio. Es tan comerciable todo como el arrendamiento de los
servicios de sus médicos, sus entrenadores, sus estafadores, etc. ¿Por
qué entonces el pataleo tan virulento contra la Ley de Ajuste Cubano?
La motivación detrás de la postura que sostiene la cúpula dictatorial es
netamente estratégica. Es cierto que es un desprestigio extraordinario
para el castrocomunismo que el imán de todos los inmigrantes (EEUU), le
conceda un trato especial a los cubanos bajo el mantra de la persecución
política (aunque el texto de la ley no lo diga). Eso, sin embargo,
explica solo una parte. La transferencia de riqueza de los cubanos fuera
del territorio nacional hacia la Isla y la potencialidad de ampliar esa
fuerza productora superior para acomodar las modificaciones económicas
castristas, es otro factor potente que entra en juego. La clave para
profundizar el gran botín que representa tener una emigración exitosa e
influyente, el institucionalizar un muro de cabildeo a su favor y el
acceso a una financiación generosa, urge la demolición del embargo
estadounidense, mucho más allá de las artimañas legales permitidas y
ejercidas por la rama ejecutiva norteamericana actual.
El fusionar el embargo con la Ley de Ajuste Cubano y condicionar la
claudicación de ambos como si fueran una entidad singular, es lo que
busca el régimen castrista. El incremento del éxodo es explicado primero
por lo obvio: la vida en Cuba comunista es inhumana para todos y
particularmente cruel, si se cree en la libre expresión en todas sus
manifestaciones. Cuando la salida en masa es tolerada por una dictadura
que posee la maquinaria y la maldad para aniquilar cualquier intento de
huida, como lo han ejercido salvajemente a través de su historia, hay
que sospechar de sus intenciones.
A pesar de la enorme cuantía de cubanos que ha cruzado la frontera sur
de EEUU para relocalizarse aquí (más que cualquier otro grupo), esto no
ha sido percibido como una "crisis migratoria" en la nación
norteamericana. Esto ha alarmado al castrocomunismo. Después de todo,
nuevamente, una política migratoria atada a los objetivos de la
dictadura cubana, siempre ha sido un arma útil y una utilizada con
frecuencia histórica. Al no materializarse el esperado estupor, dentro
de EEUU, por la estampida cubana cruzando el Río Grande, el castrismo
fue al plan "B".
La tragedia de los más de tres mil cubanos varados en Costa Rica,
impedidos por el sandinocomunismo de atravesar Nicaragua en ruta a su
destino final que es EEUU, es la macabra obra de la dirigencia
dictatorial de Cuba. Esta "crisis" es el plan alterno del castrismo
después que el primero no alcanzó su meta. El objetivo es impactar la
opinión pública de la democracia norteamericana, influenciar su clase
política y amamantar el sentimiento antiinmigrante de los
estadounidenses e inyectar de veneno las pasiones molestas de nuestros
hermanos latinoamericanos por el trato desigual que reciben los cubanos.
Todo esto con la intención directa de fortalecer el caso para que
deroguen la ley preferencial y el premio codiciado que es cesación de
las sanciones económicas.
Ecuador primero cierra y después, instantáneamente, reabre la válvula de
escape. El dictador Raúl Castro viaja a México donde obtiene la
seguridad del Presidente Peña Nieto que no será un obstáculo para el
proyecto de "crisis". Daniel Ortega, fiel integrante del club de
dictadores socialistas que se disfrazan de demócratas, obedeció las
órdenes del comando de La Habana y actuó con su acostumbrado sadismo.
¿En qué mejor momento para aprovechar del alboroto mundial con el tema
de migrantes? Esta "crisis" fue fabricada en Cuba.
La libertad es un fenómeno natural integral. No admite separaciones o
hendiduras en su aplicación. No se puede ser económicamente libre, pero
no libre para expresarse públicamente. El desastre del comunismo cubano
tiene en su esencialidad y su composición genética la ausencia de lo que
es más elemental para el desarrollo humano: la libertad. Nuestros
hermanos cubanos en Centro América merecen nuestro apoyo y la
solidaridad del Mundo Libre. Buscan la libertad aunque no lo sepan
expresar propiamente. Para muchos de ellos, una vida entera de la
contracultura oficialista los ha formulado para no tocar lo "político".
El principio innato de la búsqueda de la libertad, tan inherente en el
Día de Acción de Gracias, debería guiar nuestro comportamiento. Primero,
darle gracias a Dios por todo. Segundo, defender el principio de ser
libre y resguardar las herramientas institucionales que fomentan ese
principio. La Ley de Ajuste Cubano y las sanciones contra la dictadura
castrista, ambas, hacen eso y deberían de preservarse. Quiera Dios que
así sea.

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