Publicado el domingo, 06.01.14
Persisten serios problemas de vivienda en Cuba
NORA GAMEZ TORRES
NGAMEZTORRES@ELNUEVOHERALD.COM
Más de dos millones y medio de personas en Cuba no tienen acceso a agua
potable dentro de sus casas, según datos del censo de población del 2012
publicados por la Oficina Nacional de Estadísticas e Información (ONEI),
que reflejan el persistente problema de la vivienda en la isla.
Según el reporte, todavía existen en Cuba 19,095 habitaciones de
cuartería en solares o ciudadelas; 86,281 bohíos construidos "con
paredes exteriores de yagua o tabla de palma y techo de guano"; 12,426
viviendas improvisadas "con materiales no adecuados o de desechos como
cartones, planchas metálicas, fibrocemento u otros", así como 1,718
viviendas móviles (barcos, botes, vagones de ferrocarril, tráilers,
contenedores) o fuera de toda clasificación como "cuevas" y "carpas de
lona". En total, suman más de 108,000 viviendas precarias.
Pero la precariedad puede ser mayor, si se considera que más de dos
millones y medio de personas tienen acceso al agua por tubería fuera de
sus viviendas y otros 223,226 hogares tienen baño o ducha fuera del
inmueble.
Además, solo alrededor de la mitad de todas las casas y apartamentos
tiene techo de placa u hormigón, lo que apunta a la alta vulnerabilidad
de las construcciones restantes ante el embate de eventos climáticos.
Los huracanes Ike y Gustav en el 2008 dañaron más de medio millón de
viviendas mientras que tras el paso del huracán Sandy en el 2012, más de
211,000 fueron afectadas, según un reporte de la ONU.
En el 2009, funcionarios del Instituto Nacional de la Vivienda
informaron que el 43% de las viviendas en Cuba se encontraban en estado
"malo" o "regular."
Por otra parte, el censo también halló una disminución en el número de
personas por "unidades de alojamiento", de 3.16 en el censo del 2002 a
2.87 personas en el estudio actual. El indicador "unidades de
alojamiento" incluye viviendas particulares, pero también asilos,
orfanatos y locales de trabajo adaptados para dar albergue a trabajadores.
La disminución fue rápidamente atribuida por especialistas de la ONEI,
citados en el diario oficial Granma, a un crecimiento en la construcción
de viviendas, que supuestamente fue superior al de la población.
Pero el economista Carmelo Mesa Lago, nominado al premio Príncipe de
Asturias este año, ha documentado en su libro Cuba en la era de Raúl
Castro el creciente déficit habitacional —que estima en alrededor de un
millón— así como la caída en la edificación anual de viviendas. Según
Mesa Lago, la construcción de viviendas desde 1989 hasta el 2011 cayó en
un 48%. Ese año, apenas se construyeron 32,540. La emigración también
incide en la disminución de estas tasas de ocupación, pues evidentemente
menos personas residen en los inmuebles.
Otro aspecto interesante que revela el censo es el impacto social del
desmantelamiento de la industria azucarera que comenzó a partir del
2002, con el cierre de 71 centrales. Justo ese año, el censo
contabilizaba 3,629 caseríos o bateyes, con menos de 200 habitantes.
Estos caseríos usualmente se encontraban alrededor de centrales
azucareros. Una década después alrededor de 200 parecen haber
desaparecido pues el número se redujo a 3,442.
NATALIDAD Y CRECIMIENTO POBLACIONAL
Las tasas de crecimiento poblacional reportadas en los censos cubanos ha
tenido saldo negativo en tres períodos históricos: en 1899, justo
después de la guerra de independencia que inició en 1895; en 1980 tras
el éxodo del Mariel, y en varios años a partir de 2006, incluido el año
censal del 2012.
El saldo negativo significa que no nacen suficientes personas para
"compensar" el número de las que fallecen o emigran.
Cuba tiene una estructura poblacional que se corresponde con la de
países que han experimentado procesos de modernización. Esta se
caracteriza por una baja natalidad y un alto índice de envejecimiento
poblacional. En el caso cubano, el 18% de la población tiene más de 60
años. Pero las causas del bajo crecimiento poblacional no pueden
atribuirse solamente al proceso de transición demográfica típico de
países con alto desarrollo y alta incorporación de la mujer al trabajo.
El tema ha generado un debate entre activistas y periodistas cubanas que
se han quejado de que la prensa y los funcionarios de la ONEI han
insistido en la baja natalidad como causa principal de este fenómeno,
sin mencionar la emigración ni la profunda crisis económica que ha
llevado a muchas mujeres a postergar, limitar o incluso renunciar a
tener hijos.
En un gesto inusual, la periodista y activista feminista Lirians
Gordillo envió una carta abierta dirigida al Instituto Cubano de Radio y
Televisión (ICRT) para quejarse del tratamiento del tema en un reportaje
transmitido en el Noticiero Nacional y que iniciaba afirmando: "Tener un
hijo ha de ser la mayor aspiración de una pareja".
La periodista Helen Hormilla también circuló por las redes sociales un
artículo en el que decía estar "harta de escuchar por los medios
cubanos, en boca de periodistas, especialistas y hasta de altos
dirigentes de la nación, que las mujeres somos responsables por la baja
fecundidad del país". Hormilla señala que durante años algunos
demógrafos habían estado advirtiendo sobre la emigración de mujeres
jóvenes en edad fértil. La periodista llamó además a defender el derecho
al aborto como una conquista de las mujeres cubanas.
El fenómeno que funcionarios y periodistas oficiales prefieren omitir en
los análisis del censo es la emigración. Entre el 2000 y el 2006,
emigraron 226,078 personas, el número más grande desde 1960, según datos
recogidos por Jesús Aja Díaz, profesor del Centro de Estudios de
Migraciones Internacionales de la Universidad de La Habana. De acuerdo
con los datos de la Oficina del Censo de Estados Unidos, en el año 2010
se registraban en el país más de 1,800,000 personas de origen cubano,
cifra solo superada por la población de La Habana.
Y la tendencia es al aumento creciente de la emigración de cubanos hacia
Estados Unidos y otros países—en cifras que van desde un cuarto a medio
millón de personas en una década—si no cambia significativamente la
situación económica y política de la isla, según plantea el profesor
Jorge Duany, director del Centro de Estudios Cubanos de la Universidad
Internacional de la Florida, en su libro Blurred Borders: Transnational
Migration between the Hispanic Caribbean and the United States.
LOS PROBLEMAS DEL CENSO
Mesa Lago y otros académicos han demostrado cómo ciertas estadísticas e
indicadores económicos como el PIB se "sobreestiman" en Cuba al
manipularse el modo en que son evaluados. Pero la metodología del censo
tiene otras limitaciones.
Según Sergio Díaz-Briquets, consultor y demógrafo experto en el tema de
la vivienda en Cuba, el principal problema de los censos cubanos no es
la distorsión o tergiversación de los datos, sino su presentación. "Cada
vez varía el tipo de información y las tablas que aparecen, de modo que
es muy difícil cruzar variables o hacer apreciaciones".
Los investigadores también se quejan de las variaciones de los
indicadores y el acceso tardío a los datos finales, que se presentan
luego de dos o tres años. Quienes intentan acceder a la página web de la
ONEI también se encuentran con enlaces que, casualmente, no funcionan,
como el correspondiente a la tabla de "Tenencia de equipos domésticos".
Esto puede estar relacionado con otro de los problemas metodológicos de
los censos cubanos: el subregistro de datos. Es muy probable que el
número de electrodomésticos reportado sea inferior a la realidad. En un
país donde los ciudadanos son recelosos de las investigaciones
estatales, muchos no mencionaron u escondieron computadoras u otros
objetos adquiridos de manera ilegal o informal. Según datos del 2011,
existían 1,315,100 líneas telefónica móviles. No se puede saber, sin
embargo, cuántos teléfonos celulares se reportaron en el censo pues la
información no está disponible.
El hecho de que muchos datos dependen de las respuestas que dan los
entrevistados debe ser tomado en cuenta también a la hora de interpretar
los datos. Por ejemplo, el estudio constató la tendencia a la
disminución de los porcentajes de población blanca y negra. En el censo
anterior estas cifras se ubicaban en 65% y en 10.1%, respectivamente. El
conteo del 2012 encontró que la población blanca disminuyó a 64.1% y la
negra a un 9.3%. Al mismo tiempo, la población mestiza pasó del 24.9% al
26.6%, lo cual fue atribuido en la prensa cubana a una tendencia
creciente al mestizaje.
Aunque la hipótesis es plausible, también hay que considerar otros
factores como la mayor emigración de población blanca o incluso el
racismo todavía existente en Cuba, que puede presionar a personas de la
raza negra a declararse como mestizos.
A simple vista, el cuestionario concibe a la familia a partir del modelo
vertical y patriarcal de poder predominante en Cuba, al mantener el
indicador "jefe del hogar" para designar "a la persona que todos le
consultan las decisiones a tomar o que tiene el mayor peso en ellas". En
Estados Unidos se desechó esa terminología en 1980, por considerarla
"inapropiada", si se toman en cuenta los cambios sociales en las
dinámicas hogareñas, sobre todo en la repartición de responsabilidades.
Sin embargo, como demuestran las protestas de Gordillo y Hormilla, este
censo se realizó en un contexto donde las voces críticas se han
multiplicado dentro de la isla, incluso dentro de sectores que no se
consideran opositores. Desde su implementación, varios académicos,
activistas y blogueros no vinculados a la oposición criticaron el censo
por no desagregar estadísticas por razas. Asimismo el censo reciente fue
tachado de "homofóbico" por no considerar las uniones entre personas del
mismo sexo.
Puede seguir a Nora Gámez Torres en Twitter: @ngameztorres
Source:
http://www.elnuevoherald.com/2014/06/01/1761854/persisten-serios-problemas-de.html
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