Empresas mixtas en Cuba: incógnitas y urgencias
Posted on 30 octubre, 2013
Por Emilio Morales*
La crisis política y económica en Venezuela, sumada a la carencia de
capital para inversiones en Cuba, ha generado en los últimos meses un
movimiento desesperado por regresar a la exitosa época del boom de las
empresas mixtas en la isla.
Las empresas mixtas jugaron un importate rol en la recuperación de la
economía en la década de los noventa, cuando ocurrió la crisis del
período especial. Muchas de ellas fueron creadas para darle soporte a
las necesidades del creciente mercado turístico -que estaba en una etapa
de expansión en aquel entonces- y a la liberación de la tenencia de
divisas que dio origen al mercado minorista dolarizado.
El objetivo principal era desarrollar la infraestructura de las
industrias que le dan soporte al sector turístico, sustituir
importaciones y recuperar la economía nacional.
Las empresas mixtas se concentraron en varios sectores de la economía,
con mayor peso en la actividad industrial, el turismo, la industria
alimenticia y el sector inmobiliario.
La toma de decisiones, por lo general, quedaba en manos de la parte
extranjera -previo acuerdo con la parte cubana-, pues eran la que
aportaban el capital financiero y la tecnología. Estas empresas jugaron
un papel de primer orden en la formación de los recursos humanos y en el
uso de las técnicas capitalistas de mercadeo. Paralelamente, surgió el
llamado "perfeccionamiento empresarial", dirigido por el aparato
económico del Ministerio de las Fuerzas Armadas.
Los directivos de esas compañías tenían entre sus miembros a oficiales
entrenados y educados en las técnicas de mercadeo, sobre todo en los
puestos más altos. Era una forma de tratar de garantizar la lealtad,
evitar la corrupción y mantener un estricto control sobre la información.
El auge de la actividad empresarial de nuevo tipo fue tan fuerte, que
-junto a las empresas operadoras de las zonas francas y otros tipos de
asociaciones- lograron acumular un capital comprometido para inversiones
que rondaba los $3,000 millones de dólares.
La sombrilla de la incertidumbre
Sin embargo, a partir del 2002, comenzaron a declinar en cantidad y
capital para invertir. En el 2004, el gobierno dio un giro de 180 grados
y volvió a la economía centralizada, dando lugar a un rápido proceso de
desaceleración de las inversiones, que congeló paulatinamente el proceso
aperturista comenzado en la década de los noventa.
El retranque gubernamental desencadenó el cierre de alrededor de 200
empresas mixtas, lo que provocó un bajón en el monto total del capital
comprometido para realizar inversiones en el país. En cambio, se optó
por dar mayor prioridad a las inversiones de socios gubernamentales como
Venezuela, China y Brasil que a los inversores privados, relegados a un
segundo plano mediante una acelerada disminución de sus contratos.
Si comparamos los años 1999 con el 2011, podemos apreciar el
decrecimiento brusco de la cantidad de empresas mixtas y de inversión
directa en la isla. Todos los mercados bajaron sus números de empresas
con negocios en la isla, exceptuando Venezuela, que fue el único socio
con el que crecieron los negocios y las inversiones.
De las 13 empresas mixtas venezolanas que existían en 1999, el salto fue
hasta 30 en el 2001. En contraste, en esos tres años las de España se
redujeron de 85 a 48, las de Canadá de 61 a 33, y las de Italia de 54 a 30.
Muchas de las entidades que sobrevivieron y permanecieron en el país,
sufrieron un corralito financiero que comenzó a finales del 2008 y llegó
hasta comienzos del 2010. La medida generó tensión entre el gobierno
cubano y la diplomacia española, al verse afectadas unas 300 firmas que
de una forma u otra tenían negocios en la isla.
Atascadero y escasez
La falta de liquidez del gobierno cubano derivó en ese atascadero
empresarial, que además de afectar el abastecimiento de materias primas
para las distintas industrias en operación, provocaron escasez en los
inventarios de las cadenas minoristas dolarizadas y en el suministro de
productos al sector turístico. Al mismo tiempo, influyó en el descenso
en las inversiones de capital extranjero por la falta de pagos.
Con la llegada de Raúl Castro al poder, el gobierno ha pasado a reformar
la economía mediante la llamada "actualización del modelo económico
cubano". El proceso raulista plantea, entre otras prioridades, la
introducción de mecanismos de economía de mercado, pero bajo el sistema
planificación socialista a todos los niveles. Una de las premisas de las
reformas es abrir la economía a las inversiones extranjeras mediante la
creación de empresas mixtas, en las que el Estado cubano siempre va a
disponer de al menos un 51% de las acciones.
Desde el comienzo de la implementación de las reformas hasta hoy, el
grueso de las acciones ejecutadas en la transformación del modelo
económico cubano han sido dirigidas a la apertura del sector privado y a
la agricultura. Por el contrario, el estímulo a las inversiones
extranjeras no ha corrido con igual suerte. Más bien, ha sido detenido
como consecuencia de la cruzada en la lucha contra la corrupción de los
inversionistas extranjeros y empresarios cubanos representantes de
empresas estatales que tienen relaciones con las compañías extranjeras
radicadas en el país.
Como resultado de esta cruzada anticorrupción fueron detenidos varios
empresarios extranjeros y cubanos de alto rango (incluidos un ministro,
varios viceministros y directivos de empresas). Los arrestados, fueron
llevados a juicio bajo cargos de corrupción, sobornos y otros delitos, y
algunos han recibido sentencia de hasta 20 años de privación de
libertad, como el chileno Max Marambio; otros han salido absueltos
después de haber estado más de un año en prisión en espera del juicio.
El caso más alarmante envuelve al empresario canadiense Cy Tokmakjian,
de 73 años, quien cumple por estos días dos años de arresto sin que le
hayan formulado cargos delictivos, y sus empresas han sido suspendidas
en Cuba.
Sin dudas, la cruzada anticorrupción ha generado un ambiente poco
atractivo para los inversionistas extranjeros, generando un ambiente de
incertidumbre e inseguridad que lejos de atraer a los inversionistas, ha
servido para detener el flujo de capitales hacia el país.
Buscando nuevos inversionistas
El gobierno cubano acaba de crear una zona especial de desarrollo en el
puerto de Mariel, al oeste de la Habana, a partir de la inversión de
$900 millones de dólares del gobierno brasileño, con el fin de tomar un
segundo aire y tratar de atraer el capital foráneo.
A todas luces, conocidas las circunstancias actuales de la economía
cubana y la crisis en Venezuela -su principal aliado y uno de los dos
soportes económicos más importantes- el gobierno se está moviendo en
dirección de promover la inversión extranjera en diversos sectores de la
economía. Este movimiento estratégico pretende superar los resultados
obtenidos en la década de los noventa.
En este contexto de urgencias el futuro incremento y desarrollo de las
empresas mixtas en Cuba se encuentra en los sectores del turismo, la
agricultura y los bienes raíces.
Sin embargo, la posibilidad de que los tradicionales socios radicados en
la isla revivan las inversiones en el mercado cubano es incierta.
La inseguridad generada por la falta de transparencia en los casos de
los empresarios extranjeros detenidos y en las empresas extranjeras
cerradas, han creado un clima de desconfianza que todavía permanece
latente en las alternativas inversionistas en la economía de la isla.
La necesidad de una nueva ley de inversiones extranjeras -anunciada por
Raúl Castro a comienzos de este año- más flexible y atractiva tiene en
compás de espera a los potenciales inversionistas, y su demora explica
el poco movimiento de capitales hacia la isla en el último año.
A la espera de la unificación monetaria
A este panorama de cautela y parálisis debe sumarse el anuncio de un
proceso de unificación monetaria; es obvio que las empresas extranjeras
con inversiones en Cuba se verán golpeadas de una manera u otra con los
ajustes cambiarios, y esperar es mucho más recomendable que proceder en
materia de dinero.
Así, los esfuerzos que realiza el gobierno por atraer una nueva ola de
inversionistas a la zona del Mariel se van a ver sensiblemente
impactados. La incertidumbre de la unificación de las dos monedas
constituye un elemento que, de inmediato, tiene un efecto retardador
para las inversiones extranjeras.
El gobierno está urgido en encontrar nuevas fuentes de inversión y
asegura que la reforma legislativa en proceso hará más atractiva las
condiciones para la llegada de capital extranjero al país. La gran
pregunta de esta nueva ley es si en el mapa inversionista que amasa el
Ministerio de Comercio Exterior y la Inversión Extranjera podrán
incluirse por primera vez en más de medio siglo los cubanos residentes
en el exterior, que según la retórica oficial, son parte indisoluble de
la nación.
Pero la ley no acaba de aparecer en el momento en que más Cuba lo
reclama. Y es muy peligroso, pues en tanto la crisis se acrecienta, el
país va perdiendo el atractivo y la confianza que necesita para
conquistar a los nuevos inversionistas del siglo XXI.
*Economista cubano. Ex jefe de planeación estratégica de mercadotecnia
en la corporación CIMEX y autor de los libros Cuba: ¿tránsito silencioso
al capitalismo? y Marketing without Advertising, Brand Preference and
Consumer Choice in Cuba. Es presidente de Havana Consulting Group, en Miami.
Source: "Empresas mixtas en Cuba: incógnitas y urgencias | Café Fuerte"
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http://cafefuerte.com/cuba/8477-empresas-mixtas-en-cuba-incognitas-y-urgencias/
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