Angélica Mora
29 de octubre de 2011
Apuntes de una Periodista
Nueva York – www.PayoLibre.com – Para el que no es nacional los
acontecimientos en Cuba se ven a través de una especie de prisma
nebuloso, difícil de entender.
Lo primero que llama la atención es la pasividad del hombre y mujer que
habita la Isla. No se entiende su estoicismo de 52 años, a menos que se
comprendan los diferentes ángulos de la vida política, conformados desde
que el Pirata del Caribe bajó de la Sierra Maestra dispuesto a adueñarse
del país.
El Barbudo, que bajó con un rosario al cuello, persiguió luego a los
religiosos y se dedicó también a tratar de cambiar la manera de pensar
del pueblo a través de promesas que nunca cumplió. Lo hizo, en parte,
implantando caprichosas medidas educacionales para "lavar" cerebralmente
a la niñez y la juventud.
La otra parte fue física, a través de la represión. Encarceló, fusiló y
obligó a ir al exilio a más de un millón de sus compatriotas.
Los que comprendieron a tiempo el rumbo hacia donde se encaminaba la
Nave Nacional la abandonaron, para nunca más volver. Otros se unieron
más tarde, motivados por problemas de opresión y falta de lo más
elemental para poder vivir.
En la Isla quedan los que esperan un milagro. Esperanzados estos días
por los acontecimientos mundiales.
Todos esperan que la libertad les caiga del Cielo como una fruta madura,
pero nadie hace nada por liberarse. No salen a las calles, no realizan
protestas. Sólo se limitan a esperar y ver lo que pasa. Salvo el grupo
de locos divinos llamados Opositores, que día a día lo arriesgan todo.
Solamente cuando el pueblo se sume a esos valientes, se habrá logrado la
libertad de Cuba.
¿Cuándo? Cuando ellos lo quieran. Por eso se entiende el terror del
Régimen de La Habana hacia cualquiera manifestación opositora. Sólo
cuando el pueblo se sume a ella podrá recuperar la Libertad y con ello,
lo perdido.
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