lunes, agosto 29, 2011

Pablo Milanés se define en una carta abierta

Pablo Milanés se define en una carta abierta

El cantautor cubano Pablo Milanés, de visita en Miami, ha decidido
responder con esta carta abierta a un artículo publicado el 26 de agosto
de 2011 por el comentarista Edmundo García, en el cual cuestionaba el
comportamiento del artista y sus declaraciones a la prensa en Estados
Unidos.

Cortesía de CaféFuerte.com 29 de agosto de 2011

Edmundo,

Hace años estás intentando hacerme una entrevista sin éxito, hasta el
punto de resultar insoportablemente insistente porque además, para
colmo, en tu petición posteriormente iban tus entrevistas adjuntas, esas
entrevistas que no tuve más remedio que clasificar como "correo no
deseado", para al fin librarme de ellas.

En esa primera ocasión en que nos encontramos, ibas oportunamente mal
acompañado y no tuve más remedio que pensar para mis adentros "Dios los
cría…". No obstante te explicaré por qué nunca hubiera hecho una
entrevista contigo: vi en ti, con mi intuición natural para esas cosas,
las nueve señales del hijo de puta que son, no sé si sabes,
clasificaciones que hizo Don Camilo José Cela, en su novela "Mazurca
para dos muertos" y que ha llegado a ser, en la historia, famosa por su
visión extraordinaria de lo que es un ser execrable a primera vista. Voy
a mostrarte esas nueve señales que son:

1. Pelo ralo

2. Baja estatura y canijo

3. Cara pálida

4. Barba por parroquia

5. Manos blandas, húmedas y frías

6. Mirar huido

7. Voz atiplada

8. Pijo flácido y doméstico

9. Avaricia

Con esta referencia sobra decirte por qué nunca he confiado en ti.

Edmundo, tienes una forma de hacer periodismo que no es tal; coges a tus
víctimas (a tus entrevistados), no los indagas, los cuestionas, los
destrozas con una autoridad que no sé cuál ser poderoso te ha otorgado y
terminas triunfante ante una persona apabullada por el terror de tus
palabras que recuerdan un viejo estilo autoritario, ridículo y obsoleto.
Esa es a mi juicio la esencia de tu programa.

Cuando leí tu panfleto mi primera reacción fue ver a una niña en la
pubertad, asombrada y ruborizada ante su primera menstruación, miedosa
de cometer pecado ante una manifestación natural de su desconocido
organismo. Esa fue la primera impresión, pero la segunda, fue más
solemne y peligrosa: me di cuenta de que no solamente eras todo lo que
yo había pensado, sino más aún, estabas ingresando en ese grupo selecto
de la ultraderecha miamense que no admite reconciliaciones, críticas y
que cuyo único neolítico gesto es romper discos con aplanadoras. Tú, al
igual que ellos, no quieres amor, quieres odio, tú al igual que ellos,
no quieres reconciliación, quieres rencores y desunión, tú en suma, no
quieres al pueblo cubano, ni de allá ni de acá. Edmundo, tú no quieres a
nadie y no me hubiera extrañado verte en esa "enorme" turba gritando
"Abajo, abajo", donde sin duda alguna hubieras sido bien recibido.

Has insinuado que la prensa de Miami y España se aprovecha y utiliza mis
palabras en vez de beneficiarme de ese espacio para arremeter contra el
imperialismo. Edmundo, estás equivocado, soy yo el que me sirvo de esos
periódicos para que difundan las entrevistas que en Cuba me están
negadas y que sueño con que aparezcan en el Granma y las lea todo el
pueblo y que un sólo periodista, uno sólo de los tantos miles que hay en
la isla, tenga lo que hay que tener para dar a conocer lo que tantos
años llevo expresando; es más, como un punto de partida planteo que tu
panfleto y esta carta se publiquen en el Granma y que el pueblo las lea,
piense, sepa discernir por si mismo, y de una vez, dónde está la verdad
y vayamos por el camino de las libertades individuales que tenemos que
rescatar y que tú con tu actitud estás negando.

A mi regreso a La Habana y en concordancia con el párrafo anterior, le
digo por este medio a la intelectualidad cubana, a los artistas, a los
músicos y a los altos cargos del Estado, que no me susurren más al oído:
"estoy de acuerdo contigo pero… imagínate!". Yo no estoy arrepentido de
incinerarme sólo en mi actitud, pero es triste y vergonzoso que haya un
silencio cómplice tan funesto como tu manifestación, Edmundo. Estas dos
conductas, una en Miami y otra en La Habana, increíblemente al final
convergen en su propia contradicción.

Sobre la intelectualidad miamense que comentas que me ha apoyado en sus
artículos, te diré que no tengo absolutamente ningún miedo ni prejuicio
en recibir una frase amable y receptiva. No soy su compañero de viaje,
pero Edmundo, me gusta sumar mientras que a ti te gusta dividir porque
de eso vives, para eso estás en esta ciudad.

También te has atrevido a decir que he mal influenciado a artistas del
talento y el prestigio de Serrat, Sabina, Víctor Manuel y Ana Belén. No
hay duda de que en este terreno también eres un ignorante, debías de
saber que Juan Manuel Serrat es uno de los hombres más admirados por su
entereza, caballerosidad y su limpieza durante toda su vida, y su
posición ante el franquismo arriesgando su carrera y su vida, lo llevó
hasta la cima de la dignidad. Que Joaquín Sabina, que a los 23 años se
exilió a Inglaterra en su oposición a Franco y a su propio padre, es uno
de los artistas más sinceros y honestos que conozco (esto lo sabe bien
Fidel) independientemente de su talento. Que Víctor Manuel y Ana, antes
de nacer tú, y andar por esos rumbos inciertos, que todos conocemos,
para llegar a ser el extremista que eres hoy, pertenecían al Partido
Comunista de España, en la época de Franco, y eso, Edmundo, les pudo
costar la vida. Esas personas que tú no has respetado, tienen talento
propio, criterios propios y no se dejan influenciar por nadie, al
contrario porque son ciertamente su talento y sus principios los que han
influenciado a medio mundo.

Edmundo, mis 53 años de militancia revolucionaria me otorgan el derecho,
que muy pocos ejercen en Cuba, de manifestarme con la libertad que
requieran mis principios y esa libertad implica que no tengo ningún
compromiso a muerte con los dirigentes cubanos, a los que he admirado y
respetado, pero no son Dioses, ni yo soy fanático, y cuando siento que
puedo hacer un reproche y decir no, lo digo, sin miedo y sin reservas.
Cuando veo que unas señoras vestidas de blanco protestan en la calle y
son maltratadas por hombres y mujeres, no puedo por menos que
avergonzarme e indignarme y, de algún modo, aunque no estemos de acuerdo
absolutamente, solidarizarme con ellas en su dolor; porque lo más vil
y lo más cobarde puede ser que una horda de supuestos revolucionarios
ataque despiadadamente a estas mujeres. No hay ningún código que
defienda eso en el mundo, es más, la violencia de género se queda corta
al ver esas salvajes manifestaciones. Estos dos conceptos que te he
expresado, pero tú no has entendido – no hay duda de que estás en tu
época de infantilismo revolucionario -, no implica que esté en
desacuerdo con Fidel y tampoco implica que esté de acuerdo con las Damas
de blanco. Pero tú vas al blanco o al negro, (más al negro que al
blanco) y no tienes matices y los años irremediablemente te van a hacer
aprender lo que es un verdadero revolucionario o inexorablemente vas a
ingresar en ese mundo en el que he visto a tantos como tú, vagando,
perdido en la nada.

Edmundo, ayer creo que sufriste un revés que no te apliqué yo
precisamente, sino los varios miles de personas que asistieron a un
recital, carísimo para su bolsillo en crisis, demostrando que es posible
el amor, que si anteayer decían "No" y ayer decían "Tal vez", hoy
dijeron "Sí", un sí contundente, más fuerte que tus sucias y ofensivas
palabras.

Edmundo, te invito a que cojas tus maletas y regreses a tu país y allí
tengas el valor de denunciar todo lo malo que veas, porque Edmundo, te
advierto, esa lucha sí es dura y no te calles como esos miles
periodistas de allá, cómplices lamentables del silencio.

En muchas ocasiones he dicho que me sentaré en el portal de mi casa para
ver pasar el "cadáver" de mis enemigos, ahí te espero.

Solamente te exijo una cosa: saca mi nombre definitivamente de tu boca
irrespetuosa y falsa, son demasiados los méritos que me ha otorgado el
pueblo para que un desalmado como tú los manche con sus sucias palabras.

Pablo Milanés
Miami, 29 de agosto de 2011

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Pablo Milanés reniega de la cruz de su parroquia

Por EDMUNDO GARCIA

Viernes, Agosto 26, 2011

El pasado 13 de agosto, casualmente día del cumpleaños de Fidel, el
periódico EL NUEVO HERALD publicó una entrevista de Sarah Moreno a Pablo
Milanés con el título "Milanés critica falta de libertades y
discriminación en Cuba".

En la extensa conversación Pablo mostraba un adelanto de lo que serían
sus declaraciones para Miami. Daría un paso adelante, e inmediatamente
tres para atrás. Pablo hace tiempo que tiene reservadas todas las
críticas para la Revolución cubana y sus dirigentes; pero para Miami,
desde donde tantos actos de terror se han fraguado y dirigido contra su
patria y su pueblo, contra ese Miami, ni una crítica chiquita. No lo
toca ni con el pétalo de una rosa.

Hace algún tiempo que llegué a la conclusión de que Pablo, con este tipo
de opiniones, contribuyó (y no poco) a la confusión y al distanciamiento
de Cuba de nombres como los de Ana Belén, Víctor Manuel, Joan Manuel
Serrat, Joaquín Sabina y otros que habían estado cerca y con Cuba por
décadas. Y esto, durante la más intensa de las campañas mediáticas de
difamación que haya existido contra la isla. Y es que Pablo, el
revolucionario, siempre fue un referente para muchos en el mundo.

Sin esa Revolución a la que tantas manchas le ve y a la que tanto
critica; sin esos dirigentes que la hicieron y hoy la reforman y
perfeccionan junto al pueblo cubano; sin las dinámicas que generaron la
estética cultural en la cual el querido Pablo se insertó para beneficio
de su crecimiento como artista, no hubiera pasado (pienso yo) de ser un
bolerista con una guitarra en un bar de Bayamo, o en el mejor de los
casos de La Habana.

Pablo lleva tiempo bajándonos el eufemismo de que no cree en dirigentes
que hayan cumplido 75 años o más; ayer lo dijo al fin claramente al
canal Univisión de Miami. Pablo no cree entonces ni en Fidel ni en Raúl.
Confesó a la periodista Gloria Ordaz que había sido fidelista, pero que
ya no lo era; y que no le dedicaría un concierto a Fidel, pero que sí lo
haría para las llamadas Damas de Blanco y los llamados presos políticos
en Cuba. ¿Será por esto que Carlos Alberto Montaner ha salido a apoyar
su presencia en Miami? Quien sabe si hasta Posada Carriles esté contento
también con estas declaraciones.

Como adelanté la semana pasada, Pablo me dio la razón: se autocensurará
su repertorio, dejando claro que no incluirá en su concierto en el
American Airlines Arena del Downtown de Miami canciones como "Para
vivir", "Canción por la unidad Latinoamericana" y "Si el poeta eres tú".
Ni siquiera incluirá "Amo esta isla", que bien pudiera cantarse en el
restaurante Versailles de la Calle 8. Y todo esto, nuevamente, para no
herir a Miami. Para colmo, después de todo, tengo que escucharle su
insistencia en declararse revolucionario de izquierdas.

Le pudiera pasar como a Obama, que tratando de complacer a una derecha
que nunca lo aceptará, ha enajenado su base. Que al Presidente le dio el
poder, y a Pablo, le dio la fama.

Sinceramente le deseo una buena noche. Con gran asistencia de público y
otros dividendos. Aunque bien sé que tras el descafeinado concierto,
muchos se quedarán con ganas lamentando tanta prudencia.

Edmundo García

Periodista Independiente

Conductor del Programa "La Tarde se Mueve".

Tomado de Generación Cambio Cubano

http://www.martinoticias.com/noticias/cuba/Pablo-Milanes-se-define-en-una-carta-abierta-128611738.html

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